Ese oso y ese delfín
Es
el eco de tu mirada mil veces mirada,
es el sueño de la
palabra que se enristra y enarbola,
es el cuerpo a cuerpo
con la idea y el concepto
podrido y rancio de lo
que ha sido y será,
es
la multitud nocturna de serpientes que te patean la vida,
es el sarcasmo del vacío
al pretender iniciar la búsqueda,
es la culata y la
espuela,
la maldición de ser niño
arrojado a la peste adulta,
es la virtud dorada con
la boca sedienta,
es la lógica del verbo,
la carne del espíritu,
la
soledad a tientas buscando un rostro para ser reconocido,
es la ilusión de ser
portavoz de un mundo imposible,
y su imposibilidad
radica en la mano izquierda,
en la libertad, el
placer y el gozo.
La naturaleza es
compacta: cabe en mi mano derecha,
pero
como en cuestiones poéticas soy ambidiestro,
me estiro y cierro este
telón antes de que algún chapucero
diga que escribo versos
para la inmortalidad o para la literatura.
No escribo el poema: es
él solo el que se escribe en mi ser.
Vaya usted a saber qué
será el ser, que ningún libro gordo
de ontología lo ha
descubierto, por eso yo respondo
que no soy un ser sino
un querer:
quiero refundar a la
poesía, bautizar de nuevo al oso,
a la nutria, al tigre, a
los techos del mundo,
a los barcos que parten
del puerto y de la pubertad,
a la raíz niña, sirena,
espejo para demostrar la vida
y escudriñar en la
memoria tu soledad amplia como mi sonrisa,
quiero que se ramifique
la respuesta del árbol de la ignorancia,
quiero entrometerme en política,
quiero dar mi opinión
sobre la mosca y la bestia,
quiero gritar hacia el
silencio y quiero que el silencio
me enseñe los colores de
la flama, la roca y el agua.
Quiero saber aquí y
ahora mismo
el recorrido de la ingenuidad infantil a la crueldad corrupta.
Quiero abrir el tiempo
para salirme de él
con la parsimonia de
quien deja el mar y busca su toalla,
quiero escucharme en la
convención de los recuerdos,
quiero ser una catarsis
ladeando en carretera la montaña,
quiero ser ese ser que
ya soy queriendo más y más...
Y también a ti te
quiero, esponja, mar picado, enredadera,
concha y foca que sueña
ser delfín,
porque sin ti y sin tus
ojos yo no sería ese querer que no se cansa,
no sería el maldito
ímpetu que no sabe doblegarse:
caería
escalones abajo en el mar y literalmente sería del fin.