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miércoles, 22 de mayo de 2024

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Escribir un libro sobre “los mejores libros de a,b,ó z…” O: “Los mejores libros de la literatura mundial…” (¿?) Contiene de antemano un elemento privativo, personalísimo y excluyente: Se habla elogiosamente de un libro mientras se desechan mil o dos mil libros. Está bien. Concedido. Entonces ¿por qué proponer una lista personal de los mejores treinta libros? Cualquier respuesta, por tentativa que sea, parece condenada al fracaso. Sin embargo, también es cierto lo contrario, la tendencia en nuestro País, demuestra que existe un ancho segmento de población joven y lleno de frescura, que busca orientación sobre cuáles libros sí leer en medio de la vorágine de libros que se publican mensualmente y buscando los argumentos sobre por qué sí leerlos llevando un vuelo que desea ir más allá de las engañosas cuartas de forros, según las cuales, TODO lo que se publica es una obra maestra. Es cierto que el paso de los tiempos obligan a replantear los grandes temas literarios: el amor, la muerte, la belleza, la reflexión sobre el tiempo y un par de temas o poco más. Esa es la razón que nos dice por qué Cervantes nunca supo de novelas que hablaran sobre la vida de los científicos atómicos, pero todavía más, es esa misma razón la que nos dice por qué se venden tantas obras sobre narcotráfico, escándalos sexuales de toda índole o las críticas a los dislates y las pequeñas (por lo neurálgico) pero costosísimas (por lo monetario) ambiciones de los políticos. Ese es el motivo que ha alentado la escritura de éste libro; pretende ser una guía sobre treinta fundamentales textos escritos dentro y fuera de México que busca ser una suerte de manual sobre todo pensando en la población joven que buscan volverse lectores avezados en el apasionante mundo de la literatura y el pensamiento.

Es importante hacer notar que éste libro no busca formar escritores por principio de cuentas: por principio de cuentas, éste libro quiere demostrar por qué otros treinta libros deben estar introducidos en el lector principiante; el comentario sobre el por qué misteriosa forma éstos libros deben acompañar de por vida a las nuevas generaciones de lectores y por qué éste hecho es deseable buscar en el presente momento histórico.

Viene a mi memoria el año 1991 y 1992; los años en que decidí, nebulosamente, más con soberbia que con humildad (aunque es necesario ambas), en los pasillos del INEGI en Aguascalientes mientras trabajaba como auxiliar administrativo, convertirme en escritor y creador literario: muchísima gente  me recomendaba una gran cantidad de libros y, sobretodo, costosísimos y algunas semanas después, a contra-ejemplo ó a favor de lo que me decían, en conversaciones de sobremesa con mis amigos, o al calor de unas frías, (como decía Augusto Monterroso), mis amigos y yo nos íbamos adentrando en ese mundo fascinante de la lectura y la creación y, finalmente, sigue siendo el mundo al cual más le debo; el mundo que me hace habitar todos los demás, claro que con sus muchos aciertos, sus desventajas, y sus demasiados batacazos… En la actualidad esto me parece a veces una penosa obviedad, algo que me saca de muchos procesos sociales pero que decididamente me introduce, (para bien y para mal) en esa franja rara llamada la república de las letras nacionales. Pero no pretendo hablar de mis inicios en el mundo de la literatura, muchos de esos eventos ya los he convertido en relatos con menor o mayor puntería (hacia lo mejor de mi talento, esperaría yo). La razón también para un libro de esta categoría, es que al igual que yo en ese entonces de mis 19 años, los jóvenes de hoy, como en otros tantos rubros, están desamparados… Entonces, con la pretensión de echarles una mano a éstos futuros lectores y basados en la idea de que el internet fundamentalmente con todas sus segundas y terceras creaciones como you tube, spotify, blogger incluso, Facebook o twitter definitivamente NO alientan ni fomentan el recogimiento necesario para la vida de la diosa lectura, deben ser leídas como guiños hacia ellos las páginas siguientes.

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