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Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



miércoles, 20 de noviembre de 2024

A MÍ TAMBIÉN ME GUSTA VER LAS ESTRELLAS, CUENTO DE UN GRAN AMIGO ESCRITOR Y COMPOSITOR JULIO MORALES,

  Me gustaba observar las estrellas

Me gustaba observar las estrellas, acostarme en el pasto con la mirada arriba, inventar formas en el firmamento. Líneas infinitas dibujaban sus conjuntos. Bestias marinas y terrestres compuestas por puntos de luz. Siluetas de guerreros desconocidos, rostros extraños, signos indescifrables escritos en una página negra auguraban el fin del mundo, pero nadie sabía aun lo que decían.

Armaba grupos con las más próximas entre sí. A veces tenía que pensar durante un rato para desdibujar los conjuntos que ya había organizado. Me costaba trabajo la formación de constelaciones nuevas, pero no volver a formar las que en otros días había ya imaginado. Las cejas de Mónica, un perro echado sobre el pasto, un águila con las alas cerradas, una llave de tuercas, un murciélago abriendo el hocico o una pipa. No sabía casi nada de la ubicación de las formas generalmente conocidas, había creado las mías impunemente sin que nadie lo supiera. En la escuela no me habían enseñado gran cosa acerca de lo que había allá arriba; o mejor dicho, no había aprendido mucho en las clases a las que asistí, sin contar aquellas en las que falté por ir a ver a Mónica. Tal vez aprendí más de las estrellas cuando estaba con ella que cuando llegué a asistir a la clase de geografía.

La esperaba afuera de su salón o nos veíamos en su casa antes de que su madre regresara de trabajar. Retozábamos largas horas con las sábanas encima. Mirábamos el techo y me ponía a recordar las constelaciones de la noche anterior. Luego me adentraba en Mónica de nuevo y cuando salía de ella volvía a las estrellas nuevamente.

Muchos días fueron así, uno cercano al otro, como estrellas dibujando una figura en el cielo. Todo eso fue antes de que la madre de Mónica nos encontrara retozando desnudos. Antes de que la enviaran a estudiar a otro país. Antes del aborto clandestino que le practicó su tío. Antes de enterarme de su muerte.

De no ser por las estrellas no sabía que hubiera hecho. Por eso acepté la invitación a la Sierra de San Pedro Mártir. Iríamos todos los del salón acompañados por el maestro de geografía. Estuve tirado en el suelo con la fogata al lado, viendo hacia arriba. El cielo estaba como si alguien hubiera lanzado una cubeta de luz y se hubieran quedado sus gotas pegadas en el techo del mundo. Destellos eran los que se derramaban de la noche sobre mí. Aunque Bebí las gotas que traía el recuerdo de Mónica. Pero no las que venían de las estrellas.

Hacía un frío tremendo. A lo lejos se escuchaban los coyotes. Mi compañero fue por más leña para la fogata. Entré a la tienda de campaña para sacar el frasco de café, la olla, el agua y las tazas. Estuvimos platicando un buen rato con la taza de café humeando en las manos, cerca del fuego. Se levantaron chispas. Las ramas secas crujían iluminadas. Las palabras eran lo de menos, el paisaje tenía su propia narrativa. Saqué la guitarra del portaequipaje de la camioneta. Cantamos canciones de Silvio hasta las dos de la mañana. Todos se habían ido a dormir.

La luz de la fogata se iba disipando. Quedaban el manto celeste salpicado de estrellas y las dos lámparas sordas que estaban en la tienda. Hacía una hora que mi compañero se había ido a dormir. Comencé un diálogo con lo que brillaba arriba. Sentía que la noche me tocaba la piel, se apoderaba de mis nervios, tomaba cada poro de mi cuerpo. Llegó el momento en que no sabía dónde terminaba yo y dónde comenzaba la noche. Yo era la noche, pero la noche no era yo. Nunca nadie volvió a encontrarme. Me buscaron durante días. A lo mejor si me hubieran buscado en la noche me hallaban abrasado con Mónica en la Sierra de San Pedro.

 

Julio Morales

Mexicali, BC 

sábado, 16 de noviembre de 2024

De qué hablamos cuando hablamos de poesía

 

De qué hablamos cuando hablamos de poesía

 

A SAÚL IBARGOYEN

POR SERGIO VICARIO

 

Vicario, me comentaba Saúl mientras salíamos de la Biblioteca México, ¿de qué hablamos cuando hablamos de poesía; de poesía medieval, de poesía italiana, española; hablamos de poesía sánscrita, de poesía uruguaya, o de la India? ¿Hablamos de la poesía actual, contemporánea, de los modernistas, hablamos de la poesía de Netzahualcóyotl o de la de Sor Juana, durante la colonia? ¿De la poesía erótica, del cuerpo, existencial, abstracta, de la poética de la ensoñación? ¿De qué hablamos? Es tan vasto el universo poético, que sólo mirarás una parte (y se sigue expandiendo), nada más. Ni toda tu vida te permitirá conocer toda la poesía escrita, pero está bien, va con el ser humano, y si este desaparece, no habría más poesía.

Recuerdo – me dijo- un día tuve la oportunidad de ir a Egipto y navegué por las aguas milenarias del Nilo, por curiosidad metí mi mano en el río y sentí la corriente. Pensé: ¡cuánto tiempo ha transcurrido!, todo cambia y es igual.

Años más tarde, en mayo de 2012, a propósito de un libro “Crepúsculo inmediato” que le entregué para su gentil prólogo, y escribió:

El volumen que ofrece ahora Sergio Vicario hace referencia de modo central y explícitamente, a un asunto que, desde la antigüedad, los poetas han incluido en sus repertorios históricos; casi diríamos desde la primera invención de la escritura que tuvo lugar en la cultura Sumeria, asentada en lo que hoy es el destrozado Irak. O sea, son varios miles de años a lo largo de los cuales se produjo ese invento revolucionario, con el sostén de piezas de diversa hechura y luego tablillas de barro. El poema de Gilgamesh (héroe primero local, luego regional y finalmente arquetípico), se describe la batalla entre Gilgamesh y su amigo Enkidú contra Khumbaba, el monstruo que vigila el bosque de los cedros en el actual Líbano.

Gran acto bélico pleno de simbolismo; siglos más tarde se escribe el poema babilónico de la creación, en que Marduk, el de los 50 nombres, derrota a sus enemigos en una trágica pelea cósmica. Recordemos ahora al Ramayana y la lucha de los incontables monos, aliados de Rama. Por supuesto como obviar la Ilíada y la Odisea, la Araucana de Ercilla, el Martìn Fierro de Josè Hernàndez y tantos pasajes de la literatura sagrada-judeo-cristiana-islámica.

Por lo tanto, en estos tiempos de abundantes conflictos entre Estados y naciones, muchas veces en sitios alejados de las sedes de los gobiernos capitalistas que los promueven, es natural que haya surgido una respuesta metafórica (continental y extra continental), es decir poética, frente a tanta destrucción que se percibe en el mundo globalizado.

Al poeta que jugara futbol, un hombre esbelto de gran cultura y lucidez, generoso; un hombre lastimado por el o los gobiernos autoritarios; crítico del capitalismo, a él, sólo puedo decirle, Gracias Saúl. Nada más.

 

lunes, 4 de noviembre de 2024

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

DIRE STRAITS (MOMENTO DE TRIUNFO)

 

 

No importa finalmente

No importa

La diaria caída del mundo

En sus estrechos peligrosos…

En sus raros e inigualables confines.

Declaro la infinitud

Al ala del ángel más perverso del poema.

 

Decido tener un salero y la obra completa

De la literatura francesa, con ello vengo

A preguntarte si el amor entre tú y yo existe

Y dímelo rápido que los del coche me están esperando,

Porque en ti está la sonrisa

Porque en ti está la gracia,

Me chiveo ante tu belleza

Y se me ocurre

Prestar atención al milagro

De tu presencia

 

A tu sonoridad, me estoy refiriendo

A tu esencia

Eso que no es pero sí es y nunca acaba.

Por siempre perdurable entre los estrechos peligrosos…

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

DIRE STRAITS (MOMENTO DE TRIUNFO)

 

 

No importa finalmente

No importa

La diaria caída del mundo

En sus estrechos peligrosos…

En sus raros e inigualables confines.

Declaro la infinitud

Al ala del ángel más perverso del poema.

 

Decido tener un salero y la obra completa

De la literatura francesa, con ello vengo

A preguntarte si el amor entre tú y yo existe

Y dímelo rápido que los del coche me están esperando,

Porque en ti está la sonrisa

Porque en ti está la gracia,

Me chiveo ante tu belleza

Y se me ocurre

Prestar atención al milagro

De tu presencia

 

A tu sonoridad, me estoy refiriendo

A tu esencia

Eso que no es pero sí es y nunca acaba.

Por siempre perdurable entre los estrechos peligrosos…

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

MODESTO HOMENAJE A HENRY MILLER

 

 

 

Cada vez que por desgracia caigo en el ocio,

Saco la escopeta y me dedico a apuntarles a los cangrejos

de las playas que he visitado

de esta gran tierra de México.

Como los cangrejos sí se dan cuenta,

huyen a esconderse y

entonces mi cabeza se vuelve a cerrar

como si viviera en un túnel de la playa,

bonito y secreto y casi siempre

la imagen que nos ofrece dicha perspectiva

es desdichadamente cada vez más triste

y animalia, como un soldado muerto en un retrato clavado

en mi propio escritorio.

Por ejemplo tengo que aclarar ante ustedes,

que me choca el tsurimi

y esa ensalada fantástica de donde dicen

que es 100% natural.

 

Yo creo que lo 100% natural

es escapar de las ciudades

aunque sea por poco tiempo,

canciones mías caigan como

un balde de agua fría, llevando

mi desprecio por sus opresores.

Es que hay que luchar siempre contra

cualquier tipo de opresión,

más que nada contra lo vegetal de la sangre.

 

Es decir, es sumamente importante echar raíces en el bosque

y eso del árbol, pero la neta

los trenes chocan trenes contra la noche

y eso dura toda la maldita noche,

y hoy, cuatro de la mañana,

por fortuna ya renuncié a ser

un ser dotado y otro día igual.

 

Ahora soy yo y esas mañas o guijarros

que significan vida y casi puedo jurarte amiga,

que sé cuántos heterónimos albergo,

estoy en el proceso de contarlos y de decirle a cada uno

que te seduzca como vos lo mereces

y luego, ya después del pánico de masas,

abrir al día y saludarlo como se merece

igual que cada vez que paso por la Diana Cazadora.

Como creo que me entiendes

tengo ya sobre mí

el sol y noche de los aquicalidenses

pero a esa ciudad yo la verdad no vuelvo,

qué región más transparente ni qué su chingada madre.

Te veré cuando sea….

Elijo un dios que quizá no sea,

pero hasta ya te voy a caer…

 

¿Posdata? ¡Mejor pos date cuenta!

Qué tal tú y yo si nos acordáramos de Romeo y Julieta

¿Qué tal eh? (y por aquí pasa el requinto interminable…)

 

 

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

POEMA AQUICALIDENSE

 

Se pronuncia aquí la inteligencia de Stan Lee.

El mago nerd o jinete creador de la gran hueste arácnida,

mientras todo aquello sucedía tú apenas cobrabas conciencia

de la enorme pedacería que el capitalismo tradicional

te tenía preparada.

Guarda tu primera letra poética, tu primera coma,

el primer árbol que capturaste en medio

de lo que la voz del bosque iba madurándose

y quemándose y poco más roja allá en su monte

porque lo que es que acá estamos en plena sequía y desierto

y hasta con un picacho, llamado vulgarmente Cerro del Muerto,

vigilando el ancho y dilatado valle de Aguascalientes.

Date ya el tiempo necesario para reclamarle al tiempo

que no se detenga, que ya se largue como viene y se vaya y

luego regrese con su eólica fuerza centrípeta de madera cobriza

preguntándose siempre sobre su forma de pensar

un tanto inacertada: seré sí seré no, pero es así y no de otra forma

como debe ser, realmente, todo esto desembocando previamente

en un amor que revuelque la galaxia, of course, callejero

y no vaquero, eh lector de aquel Blaise Cendrars?

rembember you when you read La Prosa del transiberiano, eh?

Como te lo explico ¿pues?

Cuando te marque por teléfono baby I want some answers…

Lets come back to San Antonio ¿eh?

Come on morrita

You are so wonderful

There is no secret the world is in darkness tonight.

 

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

POEMA FAMILIAR

 

 

Les presento ante ustedes

a la familia de mis poemas:

Uno se llama Radio y salió chiquito por ser de los primeros.

Pero le fue bien, ya que hasta la revista Oráculo llegó.

Uno se llama Visita a Coatlicue y es largo, extenso, sobrio y también

le ha ido bien, ya que fue leído en un salón de clases de filosofía

de la ciudad de Aguascalientes y, a pesar de que yo su autor lo leí

nadie se dio por enterado de quién era.

Además, por supuesto, es el favorito de mi abuelo

materno y además corrió con suerte en la Primera

Feria del Libro del Zócalo de la ciudad de México.

Cuando estoy desempleado presento mi mejor poema para

esos casos: “Solicitud de trabajo”: que empieza así:

“El mundo se ha cansado tanto de esperar un nuevo Arthur Rimbaud

Que yo presento mi solicitud al puesto vacío”.

En poemas amorosos tengo uno llamado “Mi femme”

Con el cual casi me salieron chipotes de la cabeza mientras lo escribía,

ese poema está ejecutado para el nalgatorio.

Hace poco mi amigo Gustavo Enrique Orozco

presentó su primer libro de poemas.

“Vamos a conquistar el mundo”, me dijo.

No sé si lo dijo en serio o en broma

porque en mi familia hemos sido tan cogelones con la poesía

que, por lo menos, hemos dejado a otros poetas

LITERALMENTE MUERTOS DE HAMBRE.

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

EL CLAVADO

 

Aficionado permanente a la

lejana inmortalidad, desde luego.

Aficionado a lo creado por vía del espíritu y el pensamiento,

que digan lo que digan, siempre sopla por donde quiere

y aparte, siempre está más vivo

que la horrorosa materia y los objetos.

Aficionado, soy eterno aficionado a la obra poética de Eduardo Lizalde,

poeta mayor de nuestras letras.

Él obtuvo siempre sobresaliente en todo, como el tigre solar y el amante mayor.

Aficionado, soy permanente aficionado a la obra cumbre

de las letras francesas: Gargantúa y Pantagruel.

De hecho, todo escritor que se precie debería recordar su juventud

con el Capítulo Once

de “La adolescencia de Gargantúa”.

Aficionado, eterno aficionado soy de mi propia juventud.

He ahí mi falla, mi llaga querida:

Señores, poderosos fiscales, amigos entrañables

y seres de otras latitudes, regálenme ese recuerdo,

el único memorable: esa rebeldía hecha acto, amor, poesía y canto,

epopeya mayor, singladura,

recuerdo enemigo y único,

recuerdo odiado tantas veces

repetido como pasos en falso,

con alcohol o con alarde de ¿qué pasaría si yo tal cosa…?

Es así, y es un recuerdo ya insoportable que no tengo,

amiga mía, confidente y locamente deseada: ese recuerdo ya te pertenece.

 

2

Por primera y única vez tengo la edad de Cristo:

(¿Pregunto acaso: se trata de una broma tirada desde la mitología femenina?)

veo con pesar el escape del tiempo: el tic… y luego el tic tac…

el camino andado y el desandado, lo que hice y lo que no haré nunca,

lo que soy y seré con cierto polvo y diamante, hacia delante y hacia atrás,

con un hilo de nostalgia al baúl de los recuerdos

y mi primera letra bien escrita, que me dicen fue la e (es decir la e

para decirle a mi hermana ¡es que eres una estúpida!).

Cómo pasan siempre así, repetidas, una y luego otra,

generación tras generación y sin poder evitarse,

—proyecto moderno eurocentrista— las torpes confesiones y proezas escolares.

La plástica rutina, la matemática, el diez en biología y también

saber que la vida está perdida.

El amorcito querido por el único niño que fui,

el único niño que ahí me espera, en algún lugar inhóspito cuya rendija habla

con el soplo de la memoria y el tiempo.

Hoy saldré a cavar mi tumba, a plantar 90 árboles

y boicotear la poesía enemiga en una

de estas noches de partidocracia electorera y autogoles del gobierno.

Con un cúter separaré las páginas de un libro malo

y haré poesía dadaísta, como la que sale en el periódico del domingo.

Grabaré mis iniciales en tu copa y luego me beberé tu risa,

hasta el fondo, esa enorme y sabrosa pulpa

que late detrás de tus dientes hasta que venga el plato fuerte:

la enjaulada ambición de ser uno y una

con la noche hasta el último céntimo de la luna.

Veré tu rostro y luego me volcaré a pensar en tu ausencia,

por todas las veces que fue un dolor, para nunca poder olvidarte.

 

 

Mayo 2007

 

 

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

DOS SEGUNDOS DE PASADO Y DESAMOR

 

Oh belleza, oh terriblemente selvática belleza la de tu rostro perfecto, enmarcado en una de esas (según la palabra antigua) cabelleras de fuego rebelde y espasmódico. Esa belleza, te digo y te lo hablo así, vale tanto que es ese tipo de carne que uno mismo pierde al salir de una cantina, es lo que (y aquí hablo de mi propio pasado) me hizo recorrer el país por las carreteras buscándote como espejismo. A ti esa belleza te viene desde tan lejos como la sabiduría a los proverbios, ese plancton macerado en esos ojos grises tan llenos de alas, divinos, ¡oh materia! Tú que todo lo tragas, que incluso algún día hasta al más corrupto de los políticos redimirás bajo los suelos, no sabes nada de lo que hablo. La gracia de esta ninfa, de ésta criatura alegre y cruel que me concede dos miserables segundos por teléfono, ya ha caído bajo mis garras, ya sabe algo de mi sensual lujuria. Ella diría, lo apuesto: “te ves todo tierno ahí escribiendo, todo chic y todo pretencioso, todo artista”. Ella conoce mis poemas, pero por los que le dediqué, estoy seguro de que alguien me dejaría dar cátedra, me invitarían al púlpito, incluso, ¿quién carajos lo sabe? Se decidiría de nuevo el gran jurado y me darían tal vez otro premio.

 

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

SIN TÍTULO

 

 

En medio de los valles del poema,

gritaré tu nombre.

Cuando recorra

toda aquella mordedura

que el mundo me tiene preparada,

me recargaré sobre lo que siempre ha sido

mío, y lo palparé con suavidad,

esperando que alguna voz

del portento salvaje,

me traiga, al fin y al cabo,

alguna noticia de tus ojos

donde se esconde una flor,

un fuerte “¡Carámba!”

Y si estás ahí,

habitaré tu nombre.

 

Agosto 2010

 

 

 

 

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

AULA MAGNA

 

 

Con el aula de conferencias

llena de estudiantes

el generoso Alejandro Rossi

luce como el hombre orquesta

hablando de la novela negra.

Sus palabras tienen la grave

ternura, el sello intocable

de quien demuestra,

casi con un cráneo en la mano,

interrogándose e interrogando,

el aparatoso monólogo

del más inmortal de los escritores en lengua inglesa.

Más aún, sin embargo, de forma distraída…

no existen más formas misteriosas

de escribir para un escritor contemporáneo,

que custodiar sus múltiples metamorfosis

(Elías Cannetti lo dijo).

Y lo más importante de todo, lo más milagroso,

es que cada joven que escucha, toda joven,

secretamente quisieran arrancarle

un secreto íntimo, algo que los haga

creer que ellos mismos, dos décadas más tarde,

puedan decir ante semejante público,

parecidas palabras con recursos retóricos propios.

Rossi, el enorme, el ser universal

ha dado por terminada la faena.

Él –o al menos eso creen los más avezados–

piensa en un whisky con hielos…

En plena fuga.

 

Agosto 2010

 

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

POEMA SIN TÍTULO

 

Cuando emerjan las dos gargantas

de océanos diferentes,

chocando archipiélagos y tormentas

contra dos que tres palabras que sostienen

a un corazón antes de la estocada,

mientras a los pies desciende este importante

pensar que ya no soy el mismo,

este saber que probablemente seré mejor o quizá peor,

sencillamente…

la explicación es ésta: yo te amo, así de simple,

así mi cresta y mi gancho y

mis novelas inconclusas y mis viajes y mi deseo todo

de verte aunque sea un segundo en tu transparencia,

en tu ser, en tu virtud, mujer, y ahí por siempre, desfallecer.

 

POESÍA EN PROSA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO.

 

SIEMPRE

 

Siempre es el mismo poema el que se escribe, siempre es la misma pregunta, cambian los significados en los cuatro puntos cardinales, pero bajo el enigma de la existencia, surgirá por otros y por otras, la radicalidad dispersa que desde hace siglos es el árbol que escribimos entre todos. Mártires y conquistados, leprosos y gallos, orfebres y rutas paradisíacas, el enigma indestructible está ahí al alcance de la mano, sólo es menester resignificarlo. Palabra, emoción, rima, recuerdos de hace muchos años, siglos llenos de presente o ceniza en el escritorio, son, junto al amor y todos los grandes temas y subtemas, las rutas que trazan los poetas, al pie del nombre propio, al pie de la amada, al pie de los centavos del día, etcétera. Poeta, trágate tus palabras, como dijo Don Octavio, pero en distinta boca…

POESÍA POR MARCOS GARCÍA CABALLERO


POEMA LINK A EDUARDO MILÁN

 

 

Bajando años atrás por esta escalera de los recuerdos,

improvisando quizá más besos que despedidas,

quizá más razón de culpas que de victorias célebres,

decido arrojarme al tráfico de letras que zumban por este poema

escrito a mediados de diciembre de 2005.

Parece que nadie quisiera saber ya más verdades eternas,

parece que ya ni las eternas verdades lo fueron algún día,

por eso es que el irreductible árbol de la poesía crece cada vez

que alguien sube a él para arrancarte tu mandarina en gajos.

Las tropas se retiran de Irak, el cambio climático ha dejado

una estela sangrienta de fauces sacrificadas a su paso.

El mensaje del niño nunca es improvisado: un huracán es su padre,

con mil cabezas malditas para arrollar quién sabe qué ciudades;

aunque yo ayer estaba perdido en Tokio desde mi dvd

y hoy salgo a cantar espuma mientras la novia trabaja hasta Iztapalapa,

con la sola conciencia de que “Resistir”, es frase de poetas.

domingo, 3 de noviembre de 2024

NOCTURNO, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

NOCTURNO

 

De noche,

cuando la ciudad es un oasis de mariposas muertas,

de noche, cuando las moscas revolotean

sobre las cabezas de los suicidas y los banqueros,

cuando se duerme y se ha acabado la prisa

del golpeteo inexorable de la rutina.

Cuando las notas musicales

son un elixir para los amorosos sedientos de las cafeterías,

cuando el solitario se bebe su memoria,

cuando las estrellas titilan como la saliva de dios,

cuando las abuelas duermen rodeadas de cráneos de palomas y

los ladrones buscan moronga en sus bolsillos.

Es entonces que llueve,

las gotas de las nubes se descuelgan como miles de arañas,

las maderas de las casas destilan su fragancia

como un puño que se abre para mostrar canicas.

Los cuernos de la lluvia golpean sobre los toldos y los zaguanes,

la lluvia es un animal ansioso,

un dragón en brama que arroja espuma en los labios de la luna,

árbol que seduce a las ramas del insomnio,

caudillo que se precipita

por una ladera de acero anaranjado y rutilante,

sonrisa de foca que se lame los bigotes,

madera que se dilata y que vuelve a descansar,

collar de perlas que se desmadeja,

cueros de tambores y todo cesa:

la luz eléctrica vigila las aceras,

los paraguas se cierran, los comentarios se suavizan,

el colibrí vuelve a batir sus alas que desafían al ojo

y a la mano y amanece.

 

El día es un cometa que aterriza en la basura donde los

perros mordisquean sus restos.

La noche es una jaula de canarios carnívoros y la lluvia es el lomo

de un gato que se crispa.

DOS POEMAS, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO,

 

RECUERDO DE CHIAPAS

 

Te aprieto la mano oteando tu horizonte,

pronuncio desde lo alto con mi copa

tu nombre escrito en pliegues de selva tropical.

Mientras te aguardaba, aquí en la ciudad,

sabía de rumorosas costas y de enfebrecidos pensamientos

que cruzaban por tu mente años atrás,

cuando los dos dormíamos en campamentos rebeldes.

He visto ahora con vacío y saliva salada aquellas fotos,

me parecen perfectas para la juventud de entonces,

sin embargo, ahora que dejo esta casa, ya no tienen nada que decirme.

Es y era también tu blusa: ¿Lo recuerdas? Mira: acá estoy yo,

ése fui, quizá no sé qué percibiré ahora, pero tu cabellera untándose

con ese filo de ron sobre mi pecho y esta erótica mía eres tú y afortunadamente,

no puedo decir que he perdido nada junto a ti; eres ese poema buscado y nunca escrito desde hace años: tu voz me lo confirma ahora,

ese recuerdo salvaje somos dos y somos de ahora en adelante:

siempre cambiantes, siempre contentos, siempre luminosos.

 

LIRA

 

Suele abarcar la

lluvia, tierna e inmensa

la minusválida

condición humana.