MODESTO HOMENAJE A HENRY MILLER
Cada vez
que por desgracia caigo en el ocio,
Saco la
escopeta y me dedico a apuntarles a los cangrejos
de las
playas que he visitado
de esta
gran tierra de México.
Como los
cangrejos sí se dan cuenta,
huyen a
esconderse y
entonces
mi cabeza se vuelve a cerrar
como si viviera
en un túnel de la playa,
bonito y
secreto y casi siempre
la imagen
que nos ofrece dicha perspectiva
es
desdichadamente cada vez más triste
y
animalia, como un soldado muerto en un retrato clavado
en mi
propio escritorio.
Por
ejemplo tengo que aclarar ante ustedes,
que me choca
el tsurimi
y esa
ensalada fantástica de donde dicen
que es
100% natural.
Yo creo
que lo 100% natural
es
escapar de las ciudades
aunque
sea por poco tiempo,
canciones
mías caigan como
un balde
de agua fría, llevando
mi desprecio
por sus opresores.
Es que
hay que luchar siempre contra
cualquier
tipo de opresión,
más que
nada contra lo vegetal de la sangre.
Es decir,
es sumamente importante echar raíces en el bosque
y eso del
árbol, pero la neta
los
trenes chocan trenes contra la noche
y eso dura
toda la maldita noche,
y hoy,
cuatro de la mañana,
por
fortuna ya renuncié a ser
un ser dotado
y otro día igual.
Ahora soy
yo y esas mañas o guijarros
que
significan vida y casi puedo jurarte amiga,
que sé
cuántos heterónimos albergo,
estoy en
el proceso de contarlos y de decirle a cada uno
que te
seduzca como vos lo mereces
y luego,
ya después del pánico de masas,
abrir al
día y saludarlo como se merece
igual que
cada vez que paso por la Diana Cazadora.
Como creo
que me entiendes
tengo ya
sobre mí
el sol y
noche de los aquicalidenses
pero a
esa ciudad yo la verdad no vuelvo,
qué
región más transparente ni qué su chingada madre.
Te veré
cuando sea….
Elijo un
dios que quizá no sea,
pero
hasta ya te voy a caer…
¿Posdata?
¡Mejor pos date cuenta!
Qué tal tú
y yo si nos acordáramos de Romeo y Julieta
¿Qué tal
eh? (y por aquí pasa el requinto interminable…)
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