Uno
camina por ahí entre los escombros
de
su propia memoria,
uno
inventa el paraíso en el ángel negro del poema,
cuando
se entiende que la poesía
no
camina con pasos de paloma,
como
creía Nietzsche,
sino
con el tonelaje ardiente del deseo que se levanta
del
agua metálica y la nube de obsidiana
que
nos recuerda el rostro pálido
de
los niños anaranjados,
de
las señoras con rostro de cobalto,
la
soledad del hombre de la calle
que
carga en sus espaldas las garras de un cuervo
que
se llama sorpresa, cotidianidad,
trabajo
y un sueño infinito
donde
cabe toda la historia de un país hecho persona,
el
andamiaje sonoro de una lucha que es el nacer,
recobrar
la inocencia en el nocturno secreto del padre,
para
volver a ser el partícipe de una historia mítica,
un
abrevar de pequeñas y grandes galaxias,
que
contienen el todo que contienen.
Es
el estallar del logos en la intemperie de lo real,
ese
rostro transparente que refleja
el
abarcar de una pregunta que nace del dolor,
de
la pérdida, la pugna entre la palabra
y
la resistencia de la cosa física,
el
objeto que no es más que el objeto,
pero
que nos obliga volver a él para transformarlo y así,
cubrirnos
de palabras, aquél lugar donde nace el entendimiento,
la
sorpresa del amor y su fantasma,
su
posibilidad de ser o desistir.
Hay
triunfos que duran lo que dura la palabra
que
se nos dedica con cuidado o con amor,
el
reconocimiento y la confirmación de ser y estar hechos
de
algo más que un intento
y
una perseverancia: eso, es acariciar la magia,
la
presencia, la importancia que no está convencida de sí misma,
sino
la importancia que llega a su cita
y
se alza en el oleaje de una guitarra,
que
triunfa en el desafío que no es sino una nueva pregunta,
un
carruaje y caballos entre siete montañas,
una
tranquilidad que pretende indagar,
hablando
en plata, en estas pupilas que me miran
diciéndote
toda esta tontería, para comprobar
que
la construcción del hombre puede ser
la
pared de lo grotesco, o simplemente un flor
de
cristal o papiroflexia,
para
que tú sientas como corre por tu pierna,
lo
que yo entiendo por la palabra amor.
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