AULA MAGNA
Con el
aula de conferencias
llena de
estudiantes
el
generoso Alejandro Rossi
luce como
el hombre orquesta
hablando
de la novela negra.
Sus
palabras tienen la grave
ternura,
el sello intocable
de quien demuestra,
casi con
un cráneo en la mano,
interrogándose
e interrogando,
el
aparatoso monólogo
del más
inmortal de los escritores en lengua inglesa.
Más aún,
sin embargo, de forma distraída…
no
existen más formas misteriosas
de
escribir para un escritor contemporáneo,
que custodiar
sus múltiples metamorfosis
(Elías
Cannetti lo dijo).
Y lo más
importante de todo, lo más milagroso,
es que
cada joven que escucha, toda joven,
secretamente
quisieran arrancarle
un
secreto íntimo, algo que los haga
creer que
ellos mismos, dos décadas más tarde,
puedan
decir ante semejante público,
parecidas
palabras con recursos retóricos propios.
Rossi, el
enorme, el ser universal
ha dado
por terminada la faena.
Él –o al
menos eso creen los más avezados–
piensa en
un whisky con hielos…
En
plena fuga.
Agosto 2010
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