CONCEPCIÓN
DE HISTORICISMO EN KARL POPPER
MARCOS
GARCÍA CABALLERO
1.- Presentación
e Introducción
Karl Popper es una de las
figuras más importantes dentro de la Filosofía de la Ciencia en el siglo XX,
que concentró su atención en el uso y ejercicio de la razón y propuso el uso de
la crítica, para juzgar las propuestas de solución a problemas a los que
arribasen las distintas disciplinas científicas, mediante el método de la
refutación o falsabilidad. La importancia concedida al uso del razonamiento,
como arma de la crítica para el avance científico, hace que su filosofía haya
recibido el nombre de “racionalismo
crítico”. Popper mismo comenta que la esencia de este planteamiento es “la
prontitud en corregir nuestros errores y la disposición de aprender
conscientemente de ellos”.[1]
La ciencia, sostenía Popper, junto con el lenguaje y las tradiciones son
actividades humanas que sin embargo, gozan de autonomía y en la ciencia es
quizá, la única actividad donde los errores son sistemáticamente revisados y
corregidos.
El pensamiento de Popper
incluye una teoría del conocimiento, y una diversidad de conceptos subordinados
y desarrollos popperianos como la teoría de la demarcación, lo que es la
verdad, la explicación, la unidad del método científico, la primacía de las teorías científicas
sobre los hechos empíricos, así como otros temas de interés como la crítica al
marxismo, la importancia de la tolerancia, el valor de la democracia, la
sociedad abierta, crítica al historicismo, exploración de la filosofía de
Platón y otros temas.
Es
por esta amplitud de intereses y compromiso con el desarrollo del pensamiento con
lo que me identifico, y por eso es que hago de este filósofo el tema de la
presente disertación, pero enfocándome en particular a su concepto sobre lo que es el
historicismo y su crítica al mismo, ya
que se conecta con temas vistos en nuestra materia de Filosofía Social,
tratando también lo referente a sus planteamientos sobre la importancia de la
tolerancia y vivir en una sociedad abierta.
2.- Desarrollo
A) El
Historicismo
Popper denuncia en varios
libros y artículos el gran error de considerar que es propio del historicismo,
y que consiste en considerar que “hay leyes intrínsecas del desarrollo
histórico que es posible averiguar y saber qué es lo que nos depara el futuro”.
A esta idea le da el nombre de “historicismo”, derivada de un concepto erróneo,
de raíz teleológica y de ideas ampliamente aceptadas como que la historia sigue
un curso pronosticable y que hay periodos históricos repetibles en la historia
de todos los pueblos, lo que conforma supuestas “leyes de la historia”[2]
las cuales se pueden utilizar para predecir el tránsito futuro de la historia.
Señala que diversos pensadores, de distintas tendencias, han sostenido eso, como
John Stuart Mill, Auguste Comte (Leyes de sucesión en la historia), Oswald
Spengler (inevitable “decadencia de occidente”), ó Karl Marx (revolución proletaria
y arribo a la sociedad sin clases). Con base en esta convicción se llega a
afirmar que “es imposible detener el curso de la historia”, dándole una
implicación de que necesariamente se desenvolverá por la vía predicha, en
conveniente respaldo al sistema de pensamiento o teorías personales sostenidas.
A la misma raíz historicista
pertenecen diversas creencias como la “del pueblo elegido”, o del “destino
manifiesto”, o la ley del paso ineluctable por las etapas que pueden ser juventud, crecimiento, madurez y decadencia, o
bien:
“feudalismo-capitalismo-socialismo”, incluyendo la etapa final: “la sociedad
sin clases”. Al menos las afirmaciones de “pueblo elegido”, “destino
manifiesto” o “el Reich de 1000 años”, no pretenden ser científicas, sino parte
de un discurso político o religioso, pero cuando tales afirmaciones se hacen
como resultado de investigaciones, que reclaman validez científica y
metodológica, para Popper, no son sino pseudociencia, que incluso han tenido
repercusiones negativas, al impactar en las personas haciendo depender sus
acciones prácticas de esa profecía, que resultó finalmente falsa[3].
En la visión historicista
según Popper existe el error de no apreciar que el futuro se decide
constantemente por los diversos hombres que actúan, y aunque hay tendencias y
fuerzas económicas, tecnológicas y de pensamiento actuantes, no es posible
predecir un determinado curso de la historia, especialmente a largo plazo, y
suponer que esa predicción tiene carácter científico. Según Popper lo que
corresponde al historiador es ver las posibilidades
que se abren ante el futuro, en el que no hay hechos sino posibilidades
abiertas[4];
en este contexto es aceptable y preferible hablar de “tendencias” que el
historiador y científico social detectan en su estudio de las sociedades y no
afirmar la existencia de leyes para
señalar un curso determinable y predecible del futuro de las sociedades.
A las personas nos corresponde
analizar dichas posibilidades y sopesar
la conveniencia de cada una de esas tendencias y apoyar o respaldar la que
consideremos más adecuada, desde nuestro punto de vista ético o intereses,
siendo claros que no pasa de ser una “tendencia”, no un resultado inminente.
Popper ofrece pruebas de la
forma como han fallado estas predicciones y en especial se refiere al caso de
la teoría marxista que pronosticó la crisis final del capitalismo, su derrumbe
por sus contradicciones internas, y la instauración del socialismo, ya sea en forma incruenta o mediante una revolución.
Sin embargo esta teoría hizo mucho daño pues aquellos quienes adoptaron la
causa del socialismo sentían que marchaban al lado de la razón histórica e
incluso cuando posterior al triunfo de la revolución rusa empezaron las purgas
stalinistas, muchos izquierdistas se autosacrificaron en aras de su fe
inquebrantable en que así lo exigía “la causa” y que de cualquier modo al final
quedaría plenamente instaurado el socialismo, trayendo la felicidad para todos.
Las promesas del marxismo se convirtieron en artículo de “fe” y en dogma,
precisamente por su carácter pseudocientífico.
Popper no desacredita por eso
todos los planteamientos marxistas y los de las otras teorías mencionadas;
estima que constituyeron un formidable esfuerzo intelectual y que requirieron
gran valor personal en su formulación, pero sometidos a la crítica de la razón,
se demuestra que hay fallas en ellos y que no constituyeron una buena
aproximación a la verdad. Es lamentable sin embargo, que en algunos marxistas
existan fuertes resistencias a someter a crítica la teoría, y sostengan
posiciones dogmáticas[5].
Resulta interesante señalar
que la definición de Popper de “historicismo”, sin embargo no es la misma que otros
pensadores han hecho. Tanto Nietzsche como Benjamin criticaron al historicismo,
pero por motivos ligeramente distintos. Nietzsche atacó al delirio histórico de
los “hombres históricos”, como una presunción de conocimiento academicista, un
tanto muerto, ya que no toma en cuenta la acción
real que ejecutan los “hombres ahistóricos”, llegando el historicismo a la
conclusión de que no había ninguna otra alternativa a los hechos de la historia,
más que de la forma como se presentaron.
Un reproche parecido fue el
que formulado por Benjamín; para él el historicista siempre está del lado del
vencedor y ven la historia como un “algo que se cuenta”, en vez de ser un pasado potencialmente vivo que se apropia;
el historicista interpreta los acontecimientos del pasado a la luz de lo que
sucedió posteriormente, adoptando el punto de vista del vencedor, dice
Benjamin.
Nietzsche propone la acción,
para salir del entrampe historicista.
Benjamín indica que hay que hacer propios el “recuerdo de los
antepasados humillados” para que la clase que lucha realice una aprehensión de
su pasado, obteniendo así la conciencia y la fuerza necesarias para romper con
el presente, negándolo, y proyectarse hacia el futuro. Pero para ello necesita
la ayuda del intelectual marxista crítico y comprometido.
En comparación de Nietzsche,
un poco más simplista (pero directo por comprometerse a la acción), el
desarrollo de Benjamín es más complejo y refleja su desesperación y soledad
ante el brutal momento que le tocó vivir, así como su propia conciencia
problematizada.
Popper --sin necesidad de los
complejos argumentos de Benjamin, para conciliar y salvar los postulados
marxistas-- ve sencillamente al historicismo en forma analítica y realiza su
crítica para denunciarlo como pseudociencia y reclama el valor e importancia del
conocimiento científico, no como
panacea e infalible, pero como el medio para alcanzar una mejor aproximación a
la verdad, en un ambiente de tolerancia y crítica.
Aquí el pensamiento de Popper
se dirige a otros temas que le son muy caros: la tolerancia, su expresión en la
forma de sociedades democráticas y en especial el concepto de sociedad abierta.
Sólo en ese ambiente puede el ser humano desarrollarse con sus potencialidades.
B)
Importancia de la tolerancia y la Sociedad Abierta
En sus escritos Popper concede
gran importancia a la tolerancia, tal vez como el escenario necesario para la
aplicación del racionalismo crítico. Explica que “debemos esforzarnos en escuchar a los demás y en aprender de
ellos, y en concreto de nuestros oponentes, si queremos seriamente aproximarnos
más a la verdad o descubrir el mejor tipo de acción a nuestro alcance”[6]
Esboza los siguientes pasos en este proceder tolerante:
→
Puede que esté equivocado y usted, en cambio, esté en lo cierto.
→ Discutiendo las cosas
racionalmente quizás podamos enmendar algunos de nuestros errores.
→ Si discutimos las cosas
racionalmente, puede que ambos nos acerquemos más a la verdad
Popper dice que es “importante
que aprendamos unos de otros y de este modo veamos que estábamos equivocados;
aunque al final no nos pongamos de acuerdo”[7].
Sin embargo el contacto entre posiciones divergentes, con honestidad, siempre
es fecundo, y en realidad no importa mucho el acuerdo, pues es muy común que
ambas partes en realidad no tengan razón y se equivoquen, al menos en parte.
Popper considera que estos tres principios resumen la actitud crítica o
racional que a su vez es el fundamento de la ética[8].
Este clima de tolerancia es el
deseable para que pueda darse una mejor convivencia mejor y posibilite el
progreso. Es aquí donde Popper señala que en este contexto la mejor forma de
gobierno, sin que sea perfecto, son las sociedades democráticas, con
instituciones democráticas. En el curso de una entrevista se le pregunto una
vez a Popper ¿que gobierno prefiere?, a lo cual respondió: “uno en el cual si la
población desea cambiarlo, no sea motivo de que acabe en la cárcel, y puede
darse el cambio en forma pacífica”, ya que desafortunadamente existen regímenes
en los que cualquier crítica o disidencia no son aceptados y la alternativa es
la cárcel o la desaparición forzada, y un cambio de gobierno sólo puede hacerse
por la vía violenta.
En sus escritos Popper señala
que actualmente las democracias más estables del mundo occidental han alcanzado
bastante madurez y los focos de poder no son únicamente el gobierno, sino la
prensa, partidos políticos de oposición, grupos diversos, la televisión, fundaciones,
etc. Hay un clima de libertades, que si bien no es perfecto, es muy saludable,
unido a cierto bienestar económico, si bien no generalizado, se intenta combatir
la pobreza.
Su ideal como “sociedad
abierta” es formulado en su libro “La sociedad abierta y sus enemigos”
(1943), donde hace un amplio desarrollo sobre este tema,. En forma abreviada Popper
insistió posteriormente en algunos aspectos básicos o centrales de una sociedad
abierta, teniendo las siguientes características:[9]
1.- En primer lugar que debe
ser posible un libre debate acerca de la cordura o no de las decisiones que
toma el gobierno y que este debate tengan una influencia política real.
2.- En segundo lugar las
instituciones deben existir con el fin de proteger la libertad, así como a los
más pobres y débiles, del atropello de las fuerzas económicas. Es decir, el
Estado no dirige la economía pero si modera algunos de sus aspectos más extremos.
Por último señala que lo más
importante para la apertura de una sociedad son la libertad de expresión y la
existencia de una oposición influyente. Es por ello que las sociedades abiertas
no son estáticas, cambian dinámicamente, porque se hayan expuestas a la
discusión crítica. Desde luego, las dictaduras son más estables.
Popper es criticado por creer
en el poder fundamental de la razón, a lo cual responde que desde luego no es
iluso, pero plantea que siempre que tengamos la opción de escoger entre la
razón y la fuerza, debemos escoger a la razón y
que es un crimen usar la fuerza o la violencia allí donde podría
evitarse. La violencia enreda a uno cada vez más con la violencia. Concluye
diciendo que la fe en la razón, incluida la razón de otro hombre, conlleva la
idea de imparcialidad y tolerancia, e incluye el rechazo de todas las
pretensiones de detentar la autoridad”[10]
3.- Conclusión
Mediante este comentario de
las algunas de las tesis de este filósofo, esperamos quede claro porque creemos
que sus tesis representan una verdadera alternativa razonada, desde el plano de
la filosofía, a cuestiones básicas de la existencia, con impacto en las
decisiones que tomamos en lo personal. Su recomendación de que siempre que
tengamos la opción de escoger entre la razón y la fuerza, debemos escoger a la
razón y que es un crimen usar la fuerza
o la violencia allí donde podría evitarse, es un argumento con fuertes
resonancias en el marco de nuestro actual mundo violento. Igualmente queremos
destacar los tres principios de tolerancia y discusión, los cuales resumen la
actitud crítica o racional y a su vez
son, con toda razón, el fundamento de la ética. Además de expresar sus
argumentos esforzándose siempre por la mayor claridad y sencillez, Karl Popper mantiene
en sus textos un aire optimista sobre el hombre y el futuro del mundo, por
ejemplo: “Es un crimen denunciar las atrocidades del mundo, vivimos en un mundo
muy inhumano, pero también en uno muy humano”.
4.- Bibliografía.
1.- Popper, Karl R. “El estatus de la
ciencia. Una emisión radiofónica para
Rusia (1963)”. Pp. 326 a 332.
2.- Popper, Karl R. “Acerca de la razón y la sociedad abierta. Una conversación” (1972).
Pp. 345 a 360.
3.- Popper, Karl R. “La profecía histórica como obstáculo para la paz (1973). Pp. 372 a
380.
4.- Popper, Karl R. “Prefacio a la segunda edición italiana de ‘La Miseria del historicismo’
(1975)”. Pp. 383 a 387.
5.- Popper, Karl R. “De la Tolerancia (1981)”. Pp 389 a 406.
6.- Popper, Karl R. “El historicismo y la Unión Soviética” (1991). Pp. 460 a 464.
Artículos tomados del libro:
Popper, Karl R. “Después
de ‘La Sociedad Abierta’. Escritos sociales y políticos”. Editado por
Jeremy Shearmur y Piers Norris Turner. 603 pp. Ed. Paidós. Madrid, España. 2010.
[1] Popper, Karl R. “Prefacio
a la segunda edición italiana de ‘La Miseria del historicismo’ (1975)”,
pag. 386.
[2] Popper, Karl R. “La
profecía histórica como obstáculo para la paz (1973), pags. 373 y 374.
[3] Popper, Karl R. Op cit, “El
historicismo y la Unión Soviética” y “Prefacio
a la segunda edición italiana de ‘La Miseria del historicismo’(1975)”.
[4] Popper, Karl R. “El
historicismo y la Unión Soviética” (1991), pag. 461
[5] Popper, Karl R. “La
profecía histórica como obstáculo para la paz (1973).
[6] Popper, Karl R. “De la
Tolerancia (1981)” pag. 398.
[7] Op. Cit pag. 400.
[8] Op. Cit. Pag 401 y 402.
[9] Popper,
Karl R. “Acerca de la razón y la sociedad abierta.
Una conversación” (1972).pag. 349 y 350
[10] Op cit. Pag. 360.