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Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



lunes, 14 de noviembre de 2016

¡Y MIREN LA TERCERA PARTE DEL ANALISTA VICTOR GARCÍA SOBRE TRUMP!



CRUDO INVIERNO

SE EXPANDE POR TODO EL MUNDO

EL IMPERIO DE TRUMP
LEVANTA
SU ESTRATEGIA MUNDIAL


TERCERA LECTURA
El mundo sigue dominado por la estupefacción, la incredulidad, el azoro; traga los estragos de la ansiedad, de la angustia y se prepara para un crudo invierno largo que ya está azotando al mundo.

El paisaje crudo flota sobre un desierto helado, de este lado y del otro lado de la frontera donde corren ráfagas de viento frio cubriendo toda la frontera de sombras de los siglos como un presente ominoso, la memoria, una piedra hundida en el olvido en este paramo de la Historia, apenas ayer, el mundo presenciaba la paradoja del auge y ascenso de la sociedad moderna la que mostró una y otra vez que la democracia se autodestruye y es destruida. Las transiciones democráticas poseen aún todas las condiciones de ser reversibles. La democracia más perfecta de los tiempos modernos la República de Weimar (1919-1933), se autodestruyó haciendo brotar de sus entrañas al monstruo de Hitler implantando el fascismo y desencadenando la segunda guerra mundial; y lo mismo representó el ascenso de Mussolini en 1922 con la marcha sobre Roma avanzando sobre la destrucción de la democracia italiana; y la paradigmática transición democrática en España, con el fin de Franco, sostenida por dos mitos, que fue pacífica  y que siguió una hoja de ruta consensuada entre los principales actores y que Juan Carlos condujo dicho proceso; pero la realidad es que no fue pacífica, el periodo cobró más de 600 víctimas de violencia política entre 1975 y 1983 y de esa transición pactada se dio continuidad al viejo régimen en puntos clave: la conservación de la propia institución monárquica, la continuidad de los aparatos de Estado: fuerzas de seguridad, justicia y defensa; una gama de instancias e instituciones que siguen anclados en los intereses de viejo régimen franquista como lo ha documentado ampliamente el Juez Baltasar Garzón. ¿Y qué decir de la más antigua democracia de Inglaterra? ¿El Brexit fue un suicidio de la democracia que hizo retroceder a Inglaterra?

Y ahora de las entrañas de la poderosa democracia norteamericana ha brotado Trump el hombre que ha llegado al poder para cambiar al mundo, tirando al basurero de la Historia toda la arquitectura del mundo moderno sustentada en la democracia liberal y el mercado, ésta que se levantó con la posguerra y el fin de la guerra fría, el fin del Mundo Bipolar, y que fue levantando a las instituciones como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano, la OMC, la OCDE, y que en los 70 la revolución conservadora desde arriba con Thatcher y Reagan y luego el Consenso de Washington sentaron los acuerdos que conformaron los pilares del libre comercio del neoliberalismo y la Globalización económica. El derrumbe y desaparición de la URSS, ratificó la vía neoliberal de la Modernidad. Durante décadas Estados Unidos impuso al mundo este rumbo económico, la ruta para aplicar todo el paquete de la Modernidad: un modelo económico, una democracia, una sociedad, un estado neoliberal. Trump ha revelado el colapso de la Modernidad en que se ha sustentado la Globalización con su modernidad política de la oligarquía y la elite política que ha generado una polarización social en el planeta, arrojando millones a la miseria y pobreza. Muchos de los millones que votaron por Trump. El ejemplo más patético es México, aquí la oligarquía y la elite política mexicana se asumieron más papistas que el papa y liquidaron todas las bases fundacionales del Estado Mexicano, sus pilares, la soberanía, la Independencia, la Reforma, la Revolución Mexicana, la nacionalización del petróleo, la reforma agraria y durante seis sexenios, treinta y seis años, del presidente Miguel de la Madrid al presidente Enrique Peña Nieto, se ha realizado sistemáticamente el desmantelamiento de todo el aparato económico, agricultura, industria, los bancos y se ha reducido el Estado. La llamada “presidencia imperial” durante setenta años levantó ese autoritarismo represivo vertical con caciques, con organizaciones corporativas campesinas, obreras, sociales y su masa de operadores con sus sirvientes miserables humillados que creyeron tener control sobre las personas al maicear las migajas arrojadas a los otros miserables. Imágenes patéticas de los gobernantes del periodo de la guerra fría y luego empoderados neoliberales, arrastrando a sus operadores y a esos patéticos maceros encargados de mantener el corporativismo fiel al presidencialismo, seres que dan pena ajena arrastrando su ego humillado como peones del presidente en turno, que no conocieron el respeto de sí mismos. Lo que vino después acabó con ese andamiaje, la privatización global ha propiciado el despojo del país. México quedó en la larga lista de países perdedores de la modernización de la Globalización; y ahora con Trump, la oligarquía, la elite y toda la partidocracia se prepara para ser doblemente perdedores, esta clase política no puede más que aceptar las condiciones de Trump.

No hay respuesta en este crudo invierno del desierto que ha congelado a toda la frontera de los sueños. A lo lejos parece alzarse un nuevo totalitarismo, el desierto con su borrasca gélida por el polvo de la crisis de certezas impide ver con claridad lo que se levanta como nueva Historia, avanzando sobre los escombros del colapso de la Modernidad Occidental.

Se puede suicidar la democracia, y suicidarse algunos capitalistas como en el Crack de 1929, que se arrojaron desde lo alto de algunos rascacielos; pero el capitalismo no se suicida.

En el año del 2008 Estados Unidos provocó la gran recesión económica que impacto a todo el mundo, muchos países aún viven los fuertes estragos de esa crisis; estas tendencias son las que han provocado la crisis de la Globalización y el proyecto neoliberal que sigue generando un odio y rechazo a esas políticas, hasta el grado de encumbrar a un Presidente, Trump, a la principal potencia económica del mundo Estados Unidos para que radicalmente rompa con esos paradigmas de la modernidad asentada en la democracia liberal del mercado, libre comercio y la Globalización que por todos los rincones del planeta muestra signos de agotamiento, revelando su crisis, su pérdida de capacidad y que en lugar de entusiasmar genera creciente odio y hartazgo en todas las sociedades.

El capitalismo no se suicida, y hoy está de regreso pujante con la recomposición capitalista cuyas señales están por todo el planeta y en Estados Unidos, Trump encarna esa recomposición del capitalismo, aunque parece que es globalifóbico, lo cierto, el rostro del nuevo de la recomposición capitalista que se abre paso. Una masa de capital dispuesta a sentar las bases materiales de las renovadas fuerzas productivas para levantar la construcción del nuevo sueño americano.

Cae la noche sobre el desierto helado, allá a lo lejos por la frontera se escucha un ruido sordo, intenso, cuadrillas de trabajadores, quitan tuercas y tornillos a toda esta estructura que mantuvo integrado a México con Estados Unidos. Un país integrado a E.U., dependiente, subordinado con más del 90 por ciento de sus exportaciones y sus importaciones. Un flujo de inversiones norteamericanas hacia todos los campos, numerosas trasnacionales están rascando en numerosos ejidos para despojarlos de sus recursos minerales. Un flujo imparable de inmigrantes que siguen aumentando a los 36 millones que ya están desde hace décadas allá. La orden la dio Trump, cortar ese andamiaje de integración al libre comercio y que México lleva seis sexenios, 36 años, siguiendo lo marcado por la hoja de ruta neoliberal. Ese rumbo de México hacia la modernidad neoliberal de la Globalización se va al carajo a dicho Trump.

La Geopolítica que está brotando de la Unión Americana muestra las señales de lo que viene. Las intensas reuniones de la OTAN, las del Comando Norte y las del Comando Sur, resoplan incertidumbre. El más poderoso ejército del mundo asentado en centenas de bases militares dispersas por el mundo se encuentra con una inquietud y de incertidumbre.

Trump el albañil que llego a la Casa Blanca. El constructor de sí mismo como personaje que proyecta lo que las masas desean ver y escuchar. Un verdadero showman que se formó culturalmente en los barrios multiculturales y multirraciales de alto contraste, grandes paradojas y agudas contradicciones donde conviven las mafias, la prostitución, la droga, el pan de cada día con seres violentos, duros y agresivos; esta masa social de fuertes contrastes, miseria, pobreza, riqueza y opulencia marcaron su vida, esa cotidianidad de racismo, discriminación xenofobia, machismo, todos estos signos están presentes en el, un ser extravagante e imprevisible. Inmigrantes llegando todos los días como ilegales mostrando la porosidad de la justicia y los borbotones de la corrupción judicial. Este hombre, hijo de este entorno social, sin pertenecer a los millones pobres con los que se topaba y codeaba todos los días, en su infancia, en su juventud, porque el provenía de una familia millonaria anclada en esta zona de Nueva York, donde pululaban mafias, pandilleros y su familia proseguía levantando un emporio económico de casas de alquiler, de lavanderías públicas. Este hombre templo aquí su carácter, alimentó su lenguaje, su psicología dura, agresiva y violenta y ensambló toda su cultura cuando su padre lo involucró en los negocios inmobiliarios rodeado de ingenieros, arquitectos y una creciente masa de albañiles inmigrantes bajo sus órdenes. Aquí se hizo como un albañil magnate. Revelando que se mueve como pez en el agua entre estos dos mundo, el de los perdedores de la globalización y de la elite financiera; aquí están las bases rupturistas de Trump.

Hoy este albañil, tiene todo el poder de la principal potencia mundial en sus manos, no tiene ningún compromiso que lo ate, ni con su partido, ni con la elite de su partido. Es el Ejecutivo, tiene al Senado, a la Cámara de representantes y su dominio se extiende a 30 gobernadores de 50. Tiene la garantía de que todo lo que se le ocurra, será aprobado automáticamente. Trump es un hombre maduro, viejo, de la tercera edad, con sus 70 años, ha vivido ya la mayor parte de su vida y por eso posee una larga experiencia en los negocios, en el mercado inmobiliario, ha estado cerca por muchos años, con los hombres de la construcción, ingenieros, arquitectos, trabajadores inmigrantes ya legales. Este es su mundo, en este mundo se ha formado y de ahí proviene la riqueza de su lenguaje llano,  se mueve sin complejos, habla como se le da la gana, esa enjundia de un hombre que creció en cuna de oro, se educó en la riqueza y la abundancia, se le da de modo natural la altanería, habla directo y sin pelos en la lengua, lo mostró a lo largo de su campaña; y mostró su medianía intelectual, sabe hacer dinero y moverse como pez en el agua en los negocios y no tropieza al manejar sumas multimillonarias; parece un ranchero enriquecido; pero, es un animal urbano. No ha pertenecido a las elites que han gobernado al país, es simplemente un hombre de negocios, y no está atado a ninguna cámara gremial. Ha construido un conglomerado de negocios. Es un hombre práctico. No le ha faltado nada a lo largo de su vida, sabe lo que le gusta y disfruta su vida con tres matrimonios y varios hijos. Se siente orgulloso de su abuelo que heredó a la familia su riqueza la que levantó manejando un burdel. Esta no es su biografía; pero Trump trae todas las cartas de un hombre exitoso y versátil, empresario, una celebridad televisiva como presentador del reality show y político sin ser de la clase política ni de la elite. Un multimillonario. Ha encumbrado muchos cargos en el mundo de los negocios, presidente de la Trump Organización, fundador de la empresa de hotel y juegos de azar Trump Entretenimiento Resorts; paso dos años en la Universidad de Fordham y continúo sus estudios en la Escuela de Negocios Wharton en el sector inmobiliario; en donde su padre destaco como un empresario inmobiliario de Nueva York. En 1971, se instaló en Manhattan, donde participó en grandes proyectos inmobiliarios y usó una arquitectura vistosa para ganar reconocimiento entre el público. Trump posee también un equipo de fútbol en Nueva Jersey y patrocina combates de boxeo, además de una carrera ciclista denominada Tour de Trump. Su conglomerado empresarial incluye campos de golf y reputadas compañías como Trump Enterprises Incorporation, The Trump Corporation, Trump Development, Wembley Realty, Park South y Land Corp. de California.

Este es el hombre que ha llegado al poder, no con sueños, ni con ilusiones, ni con grandes ideas. Ha llegado al poder tomar decisiones, como él lo repitió, más de una docenas de veces, su palabra construir, una palabra que para su educación empresarial le resulta muy clara, construir, hacer obra, montar un rascacielos. Construir el nuevo sueño americano, poner cosas aquí, quitar todo eso, mescla, varilla, acero, cristal, poner un muro y tirar todos los muros que se interpongan en su camino para hacer obra pública sobre la que se levante el nuevo sueño americano que de trabajo a los millones que votaron por él. Él sabe construir, y sabe que eso es producir y él ha llegado al poder para producir el nuevo sueño americano. El no ve el escenario internacional, ve un paisaje de construcciones, quitar la OTAN, poner dinero aquí, reducirlo allá. El no ve al mundo como un escenario mundial. Ve al mundo solo en función de lo prioritario: el nuevo sueño americano. Y desde ahora, ya lo sabemos, son muchos años, cuatro años de esta Presidencia y cuando esta concluya,  sabemos ya que el próximo presidente será una vez más Donald Trump. La dinastía republicana ha llegado para levantar el Nuevo Imperio.



AHORA DESPUÉS DE ESTO YO MARCOS GARCÍA CABALLERO (EN LA FOTO, HUASCA, HIDALGO, 2013), LES TENGO UNA PREGUNTA: ANTE ESTA REALIDAD, QUÉ CAMINOS PARA LA FILOSOFÍA MEXICANA, LA LITERATURA, LAS HUMANIDADES EN SU CONJUNTO?

domingo, 13 de noviembre de 2016

SEGUNDO ANÁLISIS DEL ASESOR VÍCTOR GARCÍA --TIERRA QUEMADA--- (segunda de tres partes)



¿UNA NUEVA GEOPOLITICA?
¿HACIA UN LIDERATO DEL “NUEVO IMPERIO”?

El mundo está despertando y está dando paso a UN INTENSO DEBATE ¿Cómo pasó esto? ¿Qué vamos hacer ahora? ¿Ya no hay rumbo? ¿Se acabó la Globalización? ¿Se levanta una oposición radical contra Trump?

SEGUNDA LECTURA
Lo que hizo posible el triunfo de Trump fue la Política. No fue la Economía, no fue el estado deplorable de grandes mayorías sociales, colectivas, depauperadas clase media y la pobreza de miles de familias de población blanca. Fue la Política, el odio acumulado por varias décadas en estos núcleos de población contra el sistema, las elites financieras y políticas que han conformado el establishment estadounidense ese uno por ciento de la población que se ha enriquecido y sigue acumulando riqueza. Esa población expresó el odio y el rechazó a esa clase política que no tiene ninguna credibilidad para esos millones de estadounidenses que conforman esa gran parte de la sociedad, excluidos y que nadie los tomaba en cuenta. Lo que movilizó a millones de estadounidenses fue que encontraron la voz. Donald Trump expresó lo que estas masas sociales tenían años de estar sintiendo eso que el pronunció.

Donald Trump multimillonario, magnate de origen alemán, inmigrante y cuya riqueza de su familia tiene su origen de un burdel que fue una “mina de oro” de su abuelo
Friedrich Trump. De este pasado proviene este personaje Donald Trump que es ahora el Presidente de Estados Unidos y que contra todos los pronósticos, con posiciones cercanas al fascismo, cuyas posibilidades de triunfar se creía lejanas en los últimos días de la campaña, la idea de que Donald Trump era sólo un payaso, inflado artificialmente por los medios, empoderado por el miedo y los prejuicios con pocas posibilidades de ganar, considerado el más incendiario, irreverente y tan poco políticamente correcto, un hombre que se mostró iracundo, imprevisible, impreparado y colérico, catalogado como un peligro para el mundo por su intolerancia y sus planteamientos, racistas, misóginos, inescrupulosos, belicosos, populista acusado de ser un demagogo, depredador sexual, xenófobo y quien descarta la ciencia del cambio climático y considerado una de las personas más descalificadas para ser presidente en la historia del país. El triunfo de Trump expresa el tamaño del descontento social en Estados Unidos, en la medida en que el sufragio para el republicano es una expresión de rechazo al sistema político, a los partidos tradicionales y a las instituciones que sostenía a la oligarquía financiera, a la elite política a todo establishment estadounidense. Hoy Trump enfrenta al mundo ante un panorama incierto porque están vivas las tendencias autoritarias, regresivas y fóbicas que ya están contagiando a los escenarios mundiales. Esta es la lección política que brota del escenario norteamericano para el mundo. Nadie que pretenda hacer política podrá ignorar este hecho histórico inédito que ha cambiado al mundo. Estamos ante una dimensión desconocida.

La elección de Donald Trump como el 45 presidente de EE UU es una anomalía en la tradición política de este país desde su fundación. A lo largo de la campaña, el candidato republicano no solo desafió la corrección política haciendo aceptables todos sus insultos a las mujeres, los negros, los mexicanos y los musulmanes, sino que llegó a desafiar la base misma de la democracia al anunciar que solo aceptaría el resultado si ganaba. La victoria de Trump pone en peligro una Constitución que incluso resistió cuatro años de Guerra Civil y que fue concebida por los Padres Fundadores hace más de dos siglos para evitar que la joven república pudiese ser secuestrada alguna vez por un autócrata o un demagogo. Lo imposible hace apenas unos meses se hizo probable en cuestión de semanas y anoche una realidad. Los millones de americanos votantes de Trump no solo han elegido un futuro de incertidumbre. Han dado la espalda a la mejor América. Es por eso que aquí recordamos a:
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Abraham Lincoln
(1809-1865)
Este hombre, Donald Trump, ahora, un político diferente tiene en sus manos todo el superpoder de la principal potencia económica y militar Estados Unidos  el segundo país más poblado del mundo con una población de 321.601.000 personas, después de China cuya población es de 1.373.490.000. Estados Unidos es el más rico, poderoso e influyente de la Tierra. Su PIB nominal, estimado en más de 18.124.731 billones de dólares en marzo del 2016 (18.2 trillones en el sistema de medición anglosajón) representa aproximadamente una cuarta parte del PIB nominal mundial. Le sigue muy abajo China con un PIB 11.211.928. Luego vine la lista en agudo descenso.

El Presidente Norteamericano Donald Trump para dirigir la principal potencia económica del mundo, aun no da a conocer lo que podría llamarse Programa de Gobierno, Política Interna y Política Exterior. Agenda de Gobierno para la visualizar la estrategia de prioridades; lo único que tenemos es la nueva narrativa y su deriva se está abriendo paso y porque es mucho tiempo de aquí al próximo viernes 20 de enero de 2017 para el protocolo del relevo presidencial en la Casa Blanca, un “interregno” o el espacio de tiempo, llamado del pato rengo (lame duck) para la realización de la toma de posesión de Trump. Trump no está para formalidades. No sabemos cuáles serán los asuntos fundamentales. Lo que hasta ahora ha expresado, que lo prioritario será reconstruir “el nuevo sueño norteamericano”.

Lo cierto es que la era del libre comercio, neoliberal y de la globalización ha concluido; esos  los pilares que durante décadas impulsó Estados Unidos basado en los acuerdos de Thatcher y Reagan en los 70, y luego en el Consenso de Washington para guiar al mundo con la hoja de ruta para que realizaran los ajustes económicos dando paso al modelo neoliberal y que el propio Estados Unidos se aplicó para para crecer económicamente. Hoy esta Agenda está muerta. EU no ratificará el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (conocido en inglés como Trans Pacific Partnership o TPP). Hoy los defensores del libre comercio han sido derrotados, porque “la causa de todos los problemas de los estadounidenses es la globalización” que esta clase política y su sistema impusieron.

En esta línea hay que recuperar su “programa de gobierno” esa narrativa que fue improvisando con sus dichos y que son su plataforma del “nuevo sueño norteamericano”: prometió durante su campaña reformar las políticas de migración, impuestos y comercio, así como su relación con México y Rusia; prometió que sacudiría Washington.

Aquí los principales planes de la política del magnate Donald Trump: En su campaña argumentó que los acuerdos comerciales internacionales han afectado a los trabajadores estadounidenses y a la competitividad del país.

Prometió ‘mano dura’ con China, retirarse del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que todavía no está finalizado, y renegociar o desechar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte que Estados Unidos tiene desde 1994 con México y Canadá.

Prometió aumentar los aranceles a países como China. Los efectos de esta decisión negativos para la economía tales movimientos dañarán la economía al forzar a los consumidores a pagar precios dramáticamente más altos por todo, desde refrigeradores a camisetas; y las exportaciones estadounidenses, como aviones y soya, probablemente también sufrirían el impacto.

Como estrategia para llegar a la Casa Blanca, Donald Trump prometió construir un muro a lo largo de la frontera mexicana, deportar a millones de inmigrantes indocumentados y prohibir la inmigración desde países que han estado "comprometidos con el terrorismo". Obama que no quería deportar, deportó un millón y medio de latinos, principalmente mexicanos. Obama y los presidentes anteriores han venido construyendo el Muro, Trump, puede ampliar esa construcción que no ha dejado de crecer y esta en condiciones de realizar una deportación, con serios efectos a la economía norteamericana. Esas políticas no serían baratas. Trump ha estimado que el muro costaría entre 8 mil y 12 mil millones de dólares. Otras estimaciones han sido mucho más altas. Trump ha dicho que obligará a México pagar por el muro, incluso incautando remesas, pero no tiene poder para forzar a otro país a gastar dinero en algo que no quiere.

Trump ha prometido derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible del Presidente Barack Obama, popularmente conocida como "Obamacare", y reemplazarla por un sistema que daría a los estados más control sobre el plan de salud para los pobres conocido como Medicaid; para esto necesitaría la acción del Congreso y los republicanos. Aunque es probable que disfrute de una ‘luna de miel’ con los republicanos tras su triunfo, no tiene garantizado un ‘romance’ duradero con su partido, debido a la turbulenta relación que ha tenido como los líderes parlamentarios, así como diferencias ideológicas. Los republicanos podrían enfrentar una reacción pública si derogan una ley que ha proporcionado atención médica a millones de estadounidenses. La derecha ha dado la señal desmantelar todo ese Estado asociado a Obama en todo sus aspectos (tratados comerciales, ambientales, de género, derechos humanos, de minorías sociales, etc.,) el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, indicó que la cámara alta que controla procederá rápidamente para anular la reforma de salud conocida como Obamacare –piedra angular del legado del presidente–, al considerar que esto fue un compromiso con el pueblo estadunidense.

Trump ha prometido hacer profundos recortes de impuestos, aunque ha anunciado que protegerá los populares programas de salud y jubilación, que representan más de un tercio del gasto del Gobierno de Estados Unidos. Esa combinación de políticas aumentaría masivamente la deuda nacional, según el Centro para un Presupuesto Responsable, un organismo no partidario. En impuestos, obtendría mucha ayuda de los republicanos en el Congreso, donde han estado sentando las bases para una reforma al código tributario que reduciría las tasas y cerraría las lagunas impositivas. No obstante, enfrentará la feroz resistencia de los propietarios de viviendas, empresas y otros grupos de interés que se benefician de las actuales exenciones fiscales.

Trump ha prometido un ‘desmantelamiento’ de la ley de reforma financiera de 2010 Dodd-Frank, promulgada tras la crisis económica global, pero ha dado pocos detalles sobre cómo hacerlo.

La plataforma del Partido Republicano pide el restablecimiento de la ley Glass-Steagall, una iniciativa que en la década de 1930 obligó la separación de los bancos de inversión de las instituciones de captación de depósitos. El exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, dijo en julio que apoyaba ese cambio; sin embargo los legisladores republicanos han sido hasta ahora incapaces de deshacer muchas de las más criticadas partes de la ley Dodd-Frank y muchos se oponen a un regreso a la Glass-Steagall.

En su narrativa y deriva de “su política exterior”: Trump ha ofrecido pocos detalles sobre sus planes para luchar contra ISIS, pero ha dicho que "golpeará el infierno" del grupo militante. Ha asegurado que mantiene en secreto los detalles de su estrategia para no divulgarlos al enemigo.

El presidente electo dijo que oponerse a aceptar a los refugiados que huyen de la violencia en Siria y aseguró que creará "zonas seguras" que a su juicio serán financiadas por los estados del Golfo Pérsico.

El presidente Barack Obama dijo que una zona segura en Siria requeriría un gran compromiso militar estadounidense, algo que podría resultar impopular si se considera que los estadounidenses están cansados de las largas guerras en Irak y Afganistán. Trump no se manifestó por este señalamiento. El hoy presidente electo ha dicho que construirá una “muy buena” relación con Rusia y que podría trabajar con Moscú para combatir a ISIS. Sin profundizar lo que esto implicaría. También sostuvo que intentará reconocer a Crimea, anexada desde Ucrania en 2014, como territorio ruso y que levantará las sanciones impuestas a Rusia por las naciones occidentales por lo que calificaron como una apropiación ilegal de territorio.

Trump criticó a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, diciendo que algunos aliados de Estados Unidos no han cumplido sus compromisos de defensa.

Con una vacante en la Corte Suprema y probablemente varias más en los próximos cuatro años, Trump tendrá la oportunidad de poner un sello conservador en los tribunales nacionales durante las próximas décadas.

Su lista de potenciales nominados ha sido elogiada por activistas conservadores y republicanos en el Senado, que seguramente estarán ansiosos de ayudarlo en esa área.

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