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Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



miércoles, 18 de octubre de 2023

OBSERVACIONES MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

 

 

OBSERVACIONES

 MARCOS GARCÍA CABALLERO

1

El suicidio de Luis González de Alba es un golpe a la inteligencia mexicana. Recuerdo que sólo una vez lo conocí, una vez que fui a México en 1992 y mi padre me lo presentó en un bar que Luis había inaugurado a mitad de insurgentes. Estaba toda la generación del 68 esa ocasión (los vivos entonces). Nunca leí Los días y los años, publicado por ediciones Era, su libro clásico sobre el 68, pero siempre sentí respeto a su persona (ni siquiera me burlé nunca de su condición de homosexual), entiendo que este factor lo tenía de bajada mentalmente. Mucha gente me decía que había perdido respeto POR SUS OPINIONES, y otros me dicen que les gustaba, en fin, que descanse en paz, y que en este país haya respeto a los homosexuales y muy por otro lado, que haya respeto a los escritores y a los periodistas, que desgraciadamente, mueren asesinados por todos lados.

2

Cuando Peña Nieto deje la presidencia de México, de refilón y para orgullo de todos los mexicanos, seguramente va a dar clases de literatura comparada en Oxford, enseñará a los jóvenes ingleses como crear novelas de largo aliento, donde la temática principal sea la política, por supuesto, toda la política y los conflictos fuertes que sólo fueron avizorados por ese tal Shaskespeare, Peña Nieto los volverá luz tremenda sobre los alumnos. Les enseñará, por ejemplo, qué se debe de hacer en un país cuando los maestros protesten, qué hacer cuando uno es sorprendido por periodistas con una multimillonaria Casa Blanca y se genera un escándalo terrible contra la figura Presidencial; también, cómo negociar con los susodichos padres de los 43 jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa, que tanto andan moleste y moleste al gobierno, también, qué hacer en caso de que Donald Trump visite Inglaterra, ya que en México salimos airosos de esa terrible experiencia, en fin, si en Oxford saben de Literatura Comparada, entenderán de qué es lo que les trata este mensaje…

 

3

Después de leer varios libros de literatura mexicana reciente, me doy cuenta de algo muy simple: el exceso de creencia en la fatalidad, es decir: somos miserables, ignorantes, rateros, estúpidos, merecemos todos los infiernos y bla bla bla… Lo que sucede, creo, es que para los autores mexicanos también es muy difícil hacer un ejercicio de purificación personal y hacer el difícil desprendimiento, el desprendimiento de lo otro-obsceno de la realidad y crear obras que apuntaran hacia otras visiones. No necesito decir que sigue siendo muy rescatable la gente y nuestro País en su conjunto. No creo en escapismos ni en best-sellers tradicionales (ni tampoco, en La Invención de Morel parte II, o parte III), pero los autores jóvenes treintañeros deberían empezar a pensar, que es probable que ya haya pasado el juicio final.

 

4

Ahora que hace pocos días fue noticia la muerte del maestro Hugo Gutiérrez Vega, (escribo en 2015) recuerdo claramente el año 2000, cuando en la Escuela de Escritores de la SOGEM él era uno de nuestros maestros más respetados, pero, al mismo tiempo que yo escuchaba su sobrada sabiduría, no sabía de modo real a quién tenía enfrente. Recuerdo que daba la clase de Poesía II, pero disertaba y discurría con elegancia de la poesía inglesa de los años 40’s, 50’s y 60’s (él fue diplomático en Inglaterra) y lo mismo nos contaba de su infancia y nos decía que de niño había conocido a Rafael Alberti, fue agradable escucharlo decir: “¿Así que usted es poeta señor Alberti?” y Alberti que le contestó: “Sí joven, pero le prometo que no lo vuelvo a hacer.” También discurría y se extendía sobre la poesía de Chipre de mediados de siglo XX, sus incursiones en el teatro, así como de su amistad con Julieta Egurrola, ¡Cómo nos divertíamos y prácticamente nos arrullábamos con su palabra! Después, en el año 2006 volví a verlo en Aguascalientes, en la ceremonia de entrega del Premio de Poesía Aguascalientes a Dana Gelinas por su obra Dylan y las ballenas, ya que él fue uno de los jurados. Recuerdo haberme sentado al lado de José Vicente Anaya y de Eduardo Langagne, ahí también estaba José Ángel Leyva y Dana leyó un poema dedicado a los calzones de un futbolista de moda en el céntrico Teatro Morelos. Carcajada general. Pero el maestro nunca me olvidó: muchas veces, cuando en silencio me encontraba estudiando filosofía virtual, yo sabía que Hugo estaba conmigo, y me hacía señas de aprobación de mis esfuerzos filosóficos. Adiós Hugo, toda la SOGEM, todo un Fernando del Paso, como dijo hoy La Jornada, toda la vida cultural mexicana, el mismo periódico, te recordamos ahora como un verdadero grande, un fulgurante, y del mero Jalisco.

 

5

Cuando fuimos compañeros de trabajo, Lucía y yo fuimos muy unidos. Desde el tiempo de la capacitación para el conteo de Población 2005, que se llevó a cabo en noviembre, Lucía me había despertado cierta simpatía, pero no fue sino hasta los momentos de las horas extra con los cuestionarios, cuando realmente nos conocimos. Lo cual fue curioso ya que el trabajo lo llevábamos a cabo en una escuela primaria dentro de un salón desocupado que utilizamos como oficina; pero el personal del INEGI es bien recibido en casi cualquier lado, gracias a la gigantesca difusión que se le tiene qué dar a todo el proceso del levantamiento. Lucía y yo nos pasábamos las ocho horas del trabajo en ese salón de clases; a veces llegaban los entrevistadores a dejarnos su tambache de cuestionarios o se quedaban por un momento a rellenar sus propios formularios, pero en general se podía decir que el salón de la primaria era nuestra oficina exclusiva incluso cuando ya se iban los niños de la primaria a sus casas. Lucía y yo nos encontramos empatía: nos gustaban las mismas canciones, los mismos cantantes y a ella le interesó mi libro de poemas, así que se lo regalé. Conforme nos tuvimos más confianza, empezamos a llevar cosas al viejo salón para no morirnos de frío: algunas rebanadas de pastel, una cafetera eléctrica, y empecé a ver que ella me dejaba recados, como por ejemplo el siguiente: “¿Cómo te levantaste hoy Marcos? Espero que no llegues tarde… besos… te quiere: Lucía”. De que el trabajo era pesado seguro que lo era; había momentos en que entrábamos en momentos estresantes, dolores de cabeza, frío, etcétera. Supongo que por eso quieren al personal del INEGI: porque nos obligan a ser workahólicos. Un día Lucía dejó su escritorio y se sentó en mis piernas cuando ya nuestro coqueteo era evidente, pero concluyó que yo era uno de esos que, sólo dijo: “ya conozco a los de tu clase”. Eso me aguijoneó el ego, supongo que ella creía que yo era un pobre diablo, pero no dejé que la cosa pasara ahí y ahí muriera. Un día, cuando el stress estaba en su cenit, le dije: “vamos a desestresarnos a mi casa”. Acto seguido hicimos el acto y de ahí en adelante el stress se nos fue bajando poco a poco. Lástima que nuestro superior, echó a perder todos los formularios así que, puestos en, o más bien, montando caballos de hacienda, tuvimos que empacharnos con varios días extra. Así que a la hora de la comida, que era cuando nos íbamos a, aparte de comer, a desestresarnos, el último día le dije: “lástima que no volveremos a estar estresados, el asunto comienza a estresarme”.

6

A ti te nombro Ernesto Sábato. Ya que cuando volví a esta tierra desértica no había, en mi edad de Cristo, a nada a que aferrarse y entonces te busqué, y volví a leer La resistencia y una bellísima edición de Sobre héroes y tumbas. Libros que no dan tregua los tuyos, libros que inician ciudades y provocan hecatombes personales. Y no sé por qué pero tú me escuchaste, tú comenzaste a prestarme atención, mientras los y las jóvenes de mi edad pasaban por mi casa pregonando que sí, que eran presumiblemente pudientes y ricos, pero que ya los dados estaban cargados y yo no tenía oportunidad y menos con el jodido vecino que me había tocado. Fue entonces que comprendí que tenía que serte fiel a como diera lugar. No me resigné, no me acostumbré a vivir, pedí una beca estatal para redactar una novela corta y tuve suerte ya que conseguí el favor de los jurados. Era diciembre de 2008 y tendría todo el año siguiente para trabajar en ese proyecto. Trabajé intensamente en esa novela, amor, desamor, mitomanía autobiográfica: una novela que funcionaba porque exageraba la gloria de ser joven y estar en la aventura del amor y los inicios de la vida intelectual. Y tú estabas ahí conmigo Ernesto Sabato, tú, cuando yo regresaba de un viaje a la playa al que nunca hubiera podido ir si no fuera por la beca, me recomendaste leer a Marx, y mi padre discutía contigo en mi conciencia y la mujer de la playa volvió a hacerme ver mi suerte, como la de la historia de la novela. Una suerte de bagaje cultural increíble en mi ser, pero no había oportunidades, no había trabajo, no había más que Ernesto Sábato y su mundo que estaba por terminar. Fue entonces que me cambié de casa, y en el imponente librero donde irían tus obras, cuando comencé a instalarme, poco a poco los libros volvieron a sus estantes, y tú volteaste a verme, y quise hacerte fuerte, yo sabía que estabas muriendo, quise retenerte, pero ya no aguantaste ubicarme en otro sitio y al momento de colocar tu obra yo vi primero como tu rostro se empequeñecía hasta parecer una pincelada de óleo y te fuiste y así supe que habías muerto, tal como al día siguiente La jornada me lo constató y supe de que la primavera entera estaba contigo, falleciste rodeado de pájaros y flores. Pájaros de todo el continente que iban a verte y darte ánimos. ¿no es obvio que los jóvenes de toda América Latina te querían?

7

LA TELEVISIÓN ES EL MAYOR DE LOS PODERES FÁCTICOS PORQUE CONTROLA TODO LO QUE HAY, CUANDO NO HAY TELEVISIÓN...

8

CADA VEZ QUE EL DIABLO LOS QUIERA CHINGAR Y QUE SE PONGA A ALEGAR, USTEDES SOLAMENTE LE DEBEN RESPONDER: "¡PUES PORQUE ASÍ ERES TÚ!"

9

La gente inteligente empieza comprando libros. La gente inteligente lee los libros que compra, al principio de su trayecto de lectura, la gente inteligente se siente de hecho ultra inteligente, y de hecho así es. Pero también pasan los años sobre la gente inteligente, la gente inteligente empieza a sentirse rara, y lo que pasa es que en realidad demasiada inteligencia es peligrosa, es inquietante, no cabe en ningún lado. Luego, poco a poco, la gente inteligente deja de comprar tantos libros, es entonces que la gente inteligente siente que por culpa de tanta inteligencia, puede ser que haya perdido amores, que quizá en un arrebato le dijo imbécil al jefe o superior de la empresa, de la oficina, cualquier cosa, cualquier acto o conducta que salió y costó carísimo. Es entonces cuando la gente inteligente siente que le debe al mundo su cuota de estupidez, nada pasa, pero la gente inteligente empieza a ver más televisión, empieza a olvidarse de los libros… esos libros, carajo, ¡Esas malditas historias! ¡Esos malditos autores que pusieron las bases de la civilización! Entonces, la gente inteligente se empieza a confundirse con la gente común y corriente… hasta que un buen día, esa gente, que fue tan inteligente comienza a preguntarse de dónde salió esa panza, de dónde salió toda esa basura mental que antes no creía, y envejece, toda la jodida gente común y corriente… ¿Qué que pasó? ¡Fernando del Paso se ganó el premio Cervantes, el máximo galardón a las letras en nuestra lengua! No tiene importancia, dice la gente común y corriente…

10

El otro día tuve un diálogo con un hijo de un vecino que no veía hace mucho tiempo y me dijo: “Hola, yo también estoy muy feliz de que Peter Higgs le hayan dado el premio Nobel de Física 2013 por haber elaborado en los años sesenta la teoría de lo que actualmente se conoce popularmente como “la partícula de Dios”, es decir, el Bossón de Higgs, supe además que alrededor de demostrar esta teoría trabajaron físicos de más de 10 países y me imagino que con esto, tú que estudias filosofía, le darás eminentemente la razón al realismo científico y no al idealismo que dice que los leptones o los quarqs son simplemente ficciones convenientes con las cuales trabajan los científicos ¿verdad? Sí, porque, sino, ¿de qué otra forma se explica el gasto millonario de haber construido el acelerador de partículas en la frontera entre Suiza y Francia? Bueno, te dejo, debes sentirte triste de que ya haya muerto Higgs, voy a comprar una Coca-cola, las tortillas, las donas bimbo y unos chicles clorets para lograr sonrisas fuertes”. Después de escuchar aquello, yo sólo pedí unos chicles para demostrar mis sonrisas fuertes: es una pena la muerte de Peter.

 

 

martes, 17 de octubre de 2023

RELATO PARA USTEDES LECTORES, GRACIAS POR SU ATENCIÓN!!

 

LA SALA DE BILLAR DE PUERTO VALLARTA

 MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Ahora verás… ¿tenemos una nueva historia? Claro que sí: solamente es cuestión de investigar viejas ensaladas peligrosas con los aderezos de las memorias que se remontan a la sutileza de los prístinos detalles: Alguna ocasión, a mitad de la batalla de los 30 y tantos años, tuve dinero suficiente en el año 2009 para invitar a mi novia lejana al hermoso sitio de Puerto Vallarta. Nos pusimos de acuerdo vía teléfono y ella se sintió más que halagada con la invitación. Le envié por fax a una agencia de viajes su correspondiente boleto Guanajuato-Vallarta. Me preguntó o no recuerdo bien, en esas llamadas, creo que le preguntó a mi madre si yo me sentía seguro de realizar el viaje y estar con ella. No lo dudé, le dije que teníamos qué hacer este viaje porque los dos éramos y somos escritores amantes y además amantes de la vida aventurera; si tenía el dinero para invitarla, ¿Por qué carajos no íbamos a gozarla de rechupete en Puerto Vallarta tres noches y tres días y medio según alcanzaba el dinero?  Tomé a los pocos días el autobús desde la zona centro del país y después de un áspero viaje donde no olvidaba que me molestarían esos ex vecinos míos haciéndome boicots por la televisión gritándole a la gente que yo me encuero cuando me voy a bañar (por decirlo suavecito para el lector), llegué por fin a la medianoche a Puerto Vallarta y la miré a ella muy jovial y muy hermosa sentada en la extensa sala de camiones esperándome… “ella, esperándome…” Esta frase significa amor y esperanza, y si tu mujer te espera en otra ciudad a que tú llegues, te tiene mucho amor y esperanza… es muy importante entender esto para todos aquellos guerreros impacientes. Sueñen que caminan por el drenaje de sus propias ciudades arrasadas, si gustan, cuando parezca que no hay salida; pero si su amor los espera, ya tienen un punto con aquél el de la iglesia, o sea: todas las iglesias, todas esas puertas que tocaron y no abrieron es posible que con esa mujer se abran. Y hay que recordar que Don Octavio Paz en Piedra de Sol dice: “el amor es abrir puertas, es dejar de ser un fantasma condenado por un amo sin rostro.” Etcétera, ustedes se lo saben… Lo que quiero decir es que al verla sentí una oleada de insuperable libertad incluso más grande que las del propio mar cristalino del Puerto. Y ojo: ese tipo de oleadas también son el amor con el cual descubres de qué calibre es la mujer con la que te andas acercando… Como buena hermosa, ella ya pronosticaba sobresaltos, y eso, queridos, es la mera reata y la mera retahíla he hilo de éste asunto que deseo expresarles en clave de pasado disperso y futuro compartido. Había inclusive ahí mismo en la terminal un sitio para hacer reservaciones de los hoteles y si eso me sorprendió es simplemente porque soy en general un escritor y estudiante de filosofía más bien pobre. Hablamos pues, con los encargados y nos recibieron muy bien, nos dieron un taxi y fuimos a la zona centro de la ciudad al hotel. Como era de medianoche, le dije que ya no saliéramos a ningún lugar y que nos fuéramos solo a cenar y luego a dormir. Me sentía un tanto golpeado por el viaje pero cenamos bien, nada precisamente caro, pero al regresar al cuarto del hotel le dije que se desnudara, y me dijo, ¿de plano? Le respondí: ¿pues  qué creías que veníamos a hacer aquí?

Hicimos el amor, esa noche, recién llegados a la ciudad, luego ella me pidió prender la tv. Le conté un poco cómo eran esos ladillas de mis ex vecinos y no me entendía. Le expliqué que ellos tienen y usan otra lógica, la lógica de la destrucción y el odio y más o menos me entendió ese nebuloso asunto que siempre parece quedar en término medio: un punto su odio y su estupidez, un punto mi vida y mi libertad. Bueno, dijo, trato de entender qué quieres decir: te hacen una guerra sucia tremenda y debes de mantenerte fuerte y no caer en sus provocaciones. Exactamente, por ahí va la cosa. Qué fuerte, dijo, y nos dormimos abrazados, era obviamente una situación peligrosa. Los inútiles aquellos ya nos perseguían, supongo yo que realmente era en lo único que pensaban: en chingar la madre.

A la mañana siguiente, salimos del cuarto con ropa de playa, nos asomamos al balcón y como ella traía una pequeña cítara, me la tocó para que me pusiera feliz, yo saqué mi armónica y le di un pequeño concierto matutino: ¡Comme on madame, que te recojas el pelo, quiero verte hermosa y chula! Y así lo hizo. Abajo, la ciudad de Vallarta parecía abrirnos los brazos en señal de hospitalidad: un parque teníamos en frente, a la derecha se caminaba a la playa a la cual teníamos acceso, había muchas tiendas de productos llamativos, los OXXOS estaban retacados de botellas de buen vino tinto y cerveza, de todos los patios parecían salir historias, y como siempre, tú te crees el más cabrón pero ellos solamente te cuentan el cuento de que eres el más cabrón, no se necesita más, dicho sea de paso. Nos fuimos a desayunar a un costado del hotel, en un restaurante muy llamativo que guardaba una decoración interna sensacional. Nosotros conversábamos de nuestras vidas y todo lo que habíamos hecho desde que dejamos de vernos cuando los dos vivíamos en la capital allá por el año del 2005.

Habíamos ido a un restaurante del mercado allá por el metro Balderas, creo, no lo recuerdo bien, pero fuimos desde entonces muy amigos, ella me encontraba inteligente en los rollos literarios y yo la veía bastante buena onda, alivianada, por decir lo menos. Ella tenía una teoría rara respecto al lector, yo le decía: Olvídate de Julio Cortázar, no porque no sea bueno, pero no podemos ya seguir pensando en el lector, al lector habrá que compartirle la historia, para él es el platillo literario, pero no somos ni podemos aspirar a ser Lauras Restrepos ni Fernandos del Paso, ¿si me entiendes? ¡No somos ni siquiera de la tradición del boom latinoamericano! Okey, okey… me dijo aquella vez y nos fuimos del mercado, esa vez ella tenía una fiesta súper alcohólica y drogadicta y yo dije internamente ¡A la chingada! ¡Me voy a escribir! La vida no retoña, dejó claro Efraín Huerta, pero la escritura literaria es una clara apuesta donde va de por medio tu tiempo vital, ya habrá, como siempre ha habido, tiempo para chupar, fue lo que pensé viéndole el trasero mientras se iba por los túneles del metro y yo me regresaba a mi barrio a darle al teclado.

Pues así las cosas, ya medio nos sentíamos los reyes de Vallarta, porque los verdaderos reyes, los que merecen irse unos días a Puerto Vallarta, los taxistas que trabajan doce horas, los albañiles, los trabajadores mal pagados, esos, esos no acostumbran irse a Vallarta ¿si me explico? Ella y yo fuimos héroes por tres días, más o menos como alguna vez nos lo prometió David Bowie. Luego caminamos por el malecón, nos metimos de lleno en el avión del turista, nos asombraba la gente, los jóvenes europeos y canadienses, un aire místico que hace sentir: “cierto, estás aquí, pero no olvides quién eres”. Regresamos al cuarto a leer y escuchar música, ella pasó a ponerse traje de baño y nunca lo dudé: supe que antiguos demonios estaban ahí, y si estaban ahí era porque mis ex vecinos ya habían dejado caer la trampa: partidazo de fútbol mientras ellos gritaban desde sus casotas: “¡ese es un maricón!” “¡Ese le va al américa!” (por cierto, le voy a los pumas por mi espíritu universitario) “¡ese es un naco!” “¡ese se dice escritor y no escribe nada!” ¿si me doy a entender? ¿no creen ustedes lectores que todo eso ya está muy claro y leído por la sociedad esa situación? ¿Quieren historia o chocolate? Yo les doy de los dos: entonces empezó el partido, a media tarde, quién sabe quién jugó, sólo sé que esos odiosos querían (justo como en este momento que escribo) hacerme sufrir, pasé un mal rato, pero bueno, había qué disfrutar, esa sería mi gran venganza, pedimos pizzas al cuarto y una botella de vino tinto, nada mal, mientras Vallarta veía más o menos cómo estaba la situación y Bob Dylan y the Who y the cure ó Peter Gabriel nos tocaban las canciones de su repertorio, las canciones amorosas estaban, obviamente reservadas para la noche…

Muy pronto entendimos que de aquél pueblo que fue Vallarta en los años setenta, acogedor, rústico, apacible y todavía no excesivamente turístico donde hasta Jane Fonda tenía una casa para vacacionar, ya casi no quedaba de eso más que reminiscencias… pero ella estaba encantada, mi novia, camine y camine o recostados en la arena o nadando en la alberca del hotel…

Después me dejó, quiso irse a caminar ella sola por otro rumbo y yo me quedé escuchando música y leyendo el periódico de Puerto Vallarta, salí al balcón, hice chistes con las recamareras, me puse mi sombrero por las dudas y compré una chela, pus claro, a eso veníamos; a descansar yo de tanto sayonara, ella de su trabajo. Pasó un rato prolongado, me quedé dormido, ella llegó como hasta las siete pasadas y me despertó, empecé a sentirme ya un tanto incómodo, no me refiero a ella por supuesto sino a esa maldita partecita de inercia que todos, simplemente por ser humanos ya la cargamos, a veces la siento más tarde, eso es lo bueno, pero como que empecé a extrañar mi casa y dije, después de un rato: “¡Ya estuvo bueno, carajo, si estamos en Vallarta vámonos a una discoteca, un antro, vámonos a bailar!” Se quedó impactada, se arregló con sus mejores vestidos (ella viste siempre muy bien) y tomamos un camión hacia los hoteles de a deveras, donde está el Sheraton, ese tipo de lugares y ciertamente veíamos mucha parranda en las calles pero no dábamos con un sitio que nos gustara totalmente, bueno pues, pues el chiste es que viajamos por la ciudad de noche y la vimos, así que por fin llegamos a un bar donde había una pista de baile, una mesa de billar, muchas sillas, luces de colores en el techo y todo eso aunado a los días anteriores, me empezó a dar vértigo, ya la dejé que por ahora ella pagara los tragos y nos fuimos a sentar por donde jugaban los del billar. Sentados ahí, empezamos a dialogar, los diálogos significativos con mis parejas me fascinan, así que ella tomó el mando porque yo, además de ebrio, me sentía vulnerable simplemente porque me empecé a dejar llevar por su belleza, decía una cosa, movía la boca, sonreía y yo hasta el chingado arcoíris en Montecarlo veía. Me dijo: “sabes qué? Tú dices algo así como que te parece raro éste lugar, pero en realidad para todos aquí nosotros somos los raros de éste lugar”. Creo que le dije te amo, o tal vez lo pensé… acabamos tres rondas de cervezas y volvimos a la zona de no tan alto precio que era la nuestra, llegamos como a las dos de la mañana, hicimos furiosamente el amor con las canciones románticas y quedamos dormidos. Al día siguiente había que irse de nuevo cada quien pa su santo, su espacio. Ella me dijo: “no sé tú, pero yo voy a agradecerle al lugar como me trató, me voy a poner en paz y armonía con el Puerto…” Me quedé un rato frente al mar, regresamos a la central camionera, pero ese no es el fin de la historia sino que resulta que los chocolates de mis ex vecinos, como me buscan problemas, andan preguntando a la tv que qué pecados cometí en Vallarta, se creen algo así como los dueños no de la verdad, sino de mi moral!! En otras palabras: rematados idiotas. Y es la hora que es el año 2016 y gritan ante la televisión: “¡Cuál fue su pecado de este maricón en Vallarta!” Y Vallarta respondió: “pues vino, estuvo y se fue”. Y hasta tuve qué aclarar ante la soledad del territorio nacional que nos une, que ella era mi novia, que ahora da clases, que le va muy bien en su trabajo, que somos buenos amigos, que tiene un hijo y una hija y un marido y sigue escribiendo y que yo hago filosofía… ¿será tan difícil entender cuáles cabezas son las que no funcionan? ¿o de plano quieren que les diga que un tal cocainómano en Tijuana y salió corrido de un orfelinato sin padre biológico? Seguiremos informando… Por cierto Mexicali es cancha segura de la mujer de la ventana. Y Manimal ya es éxito puro total y absoluto.

 

 

 

 

 

lunes, 16 de octubre de 2023

PROSA, DE INFINITOS DISPERSOS POR MARCOS GARCÍA CABALLERO..


Castillos

 

El sol despedazaba sus galeras en el horizonte. A lo lejos, otros barcos arrastraban las cadenas de sus propios fantasmas, más fugitivos y danzantes. Una orca moría de desengaño y el ángel de la selva corría presto  a descubrir su festín acorazado;  otro espejo de su arco iris sumergido en el fluir de sus ramajes. Ella, corazón diluido, esquivando la porcelana acuática de sus delirios, llenando su vientre de granujas, recogiendo un león marino de las cenizas, desafiando flautas de tulipanes encendidos y abiertos, llegando hasta el más allá de sus fluidos sin vergüenza, operando en carriles despóticos de su tristeza y  su rutina. Él, navío en el desdén olvidado de su locura, atacando la sonda profunda de sus páginas, carcomiendo el pan de sus azulados recuerdos, levantándole banderas al enemigo, construyendo la última esfera de su madera y de sus musgos, atrayendo un sin fín de centinelas para su aquelarre. Ella, arma bendita, suspendiendo su naufragio entre girasoles de aserrín y proponiendo espejos para la danza, ritualizando la efímera causa del olvido, arrullando senderos de espumas en sus dedos, pestañeando al olimpo del arte y de sus cactus abiertos, mamando savia de imposibles cuervos derrotados. Él, molusco incendiado por las avispas del insomnio, conduciendo sus manos por el surco para buscar su propio encuentro, su aullido y despertar. Sintiendo el atardecer rendido entre sus párpados, buscando su por qué, su discurrir, su raíz y su niñez en otras guitarras. La madrugada  llegó como ola rompiendo la noche, extirpándosela, llenando sus fuselajes de aluminio y oro de sol molido. A lo lejos, del clamor de la batalla la marea mecía los últimos restos. Ella, una barca salpicando de blancura el horizonte. Él, un oasis de peces muertos donde gaviotas y pelícanos recogían los últimos restos.

 

 

ENSAYO SOBRE EL ZAPATISMO POR MARCOS GARCÍA CABALLERO, PARA TODO AQUÉL TODA ELLA..

 

 

 

LOS GRIEGOS VALIENTES DE CHIAPAS

POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

El zapatismo moderno de Chiapas, como hasta en Italia se sabe, como lo sabe Saramago, Oliver Stone y, supongo, todos nuestros actores políticos, se ha complejizado entre muchas otras razones, para no ser lo que se dice, “una causa perdida”. A favor del zapatismo están todos los valores occidentales provenientes  de la modernidad, iniciada en la Revolución Francesa,  y si nos vamos más atrás, la verdadera modernidad está en Grecia, con el origen del  arte teatral, el invento democrático de la política  y el amor al conocimiento con la filosofía. El concepto neozapatista “mandar obedeciendo” no entra en contradicción con el invento político griego, luego entonces paradójicamente, quien tiene un retraso verdadero en el discurso, es el gobierno mexicano que se empeña en no entender que la solución del problema debe ser tomada con todos los referentes del panorama internacional, claro, pero si el problema es nativo, no es de los nativos, sino de los que olvidan el significado y el fervor humanista de la modernidad, sustituyéndolo con mentiras muy humanas, pero que también producen miseria, hambre y desolación a un sector muy importante de la población, que insiste en que la paz no debe ser sólo un referente diplomático que termina como semi-servidumbre al exterior, sino al interior como una necesidad, ananké, en griego, es decir, lo que está ahí, porque tiene que estar ahí y ser así. ¿A dónde irían los tojolabales, los tzotziles o los tseltales si se instauran las super carreteras del Plan Puebla-Panamá, los Mac’ Donalds o los JC-Penney? ¿Tendrían Mercedes o Tsurus, calzarían Niké o comerían una Brontodoble? ¿No más bien la globalización antihumana de las potencias económicas mundiales tendría que reconocer que dichos indígenas tienen un modo de vida, cultura y visión con historia propia, historia que no es prestada de ayer ni de hace sólo 500 años, historia que como la de cualquier pueblo o región, debe ser respetada? Los gringos se ofuscan si el mundo no se les parece, los británicos les siguen, luego el gobierno español, como si fuera la época de Cristóbal Colón mandando todavía tropas a Irak, ¿eso es progreso? La luz de ese progreso alumbra tan alto o más, como actualmente es alto el edificio de Oklahoma o las torres gemelas de Nueva York, ¿Qué  les pasó a esos edificios tan altos? Se fueron a la chingada del planeta.

Un conmovedor artículo de Carlos Lenkersdorf aparecido en el suplemento mensual ojarasca del periódico  La jornada (junio 2003), “Las casas tojolabales nos interpelan”, regresa a los tojolabales la metáfora de la casa como expresión de la voluntad y el alma de los que la habitan, lo que en términos literarios el filósofo francés Gaston Bachelard utilizó para referirse a la casa primigenia como portal y pedestal de la ensoñación del ser humano: “las habitaciones internas” que descubre el adulto escritor, que  va recogiendo y reconociendo en la creación del texto, tienen como  remanente o correlación la casa o las casas donde hemos vivido, en ellas se guarda todo aquello que nuestro ser reclama como auténticamente propio, principalmente la ensoñación y los recuerdos, la infancia, pues, el primer gesto, los primeros aprendizajes, no están en la calle, la escuela o la intemperie, sino en la casa, lugar en el que fuimos depositados antes que en el mundo. La poética del espacio tiene esta frase brillante: “ciertamente la infancia tiene mayor tamaño que la realidad”. Cuyo aire de paradoja significa, volviendo a Lenkersdorf, que los tojolabales no quieren vivir en la casa grande o la casa del cacique o patrón porque en ella hay una hostilidad que viene de 500 años para acá: primero tuvo rostro español y católico, luego priísta y ahora francamente neoliberal. Por eso los tojolabales, decididamente griegos, decididamente universales, cumplen su propia ley “mandar obedeciendo” tomando las decisiones que atañen a la comunidad en la casa grande, la cual es, obvio, un edificio público.

            Cuando participé en la Caravana Mexicana Para Todos Todo, de diciembre a enero del 2002, en el municipio autónomo Moisés y Gandhi, los zapatistas nos recibieron y nos prestaron para pasar las noches en esa comunidad una casa al lado de “la casa grande”, lugar que posteriormente utilizaron los líderes de la comunidad para definir las respuestas a las preguntas que les planteamos: que opinaban sobre el PPP, la presencia de los militares, los priístas, etc. Debatieron toda la noche, mientras al lado nosotros dormíamos; yo me quedé dormido después de amenizarme el rato con un walkman y las ideas musicales de La Maldita Vecindad. Al día siguiente regresaron, bajaron de sus propias casas y nos dieron respuesta.

Para terminar, un comentario de orden estético, las casas de los tzeltales que yo conocí, eran ciertamente pequeñas, modestas, con suelo de tierra, un fogón, otros elementos de madera y las paredes eran de tablas alzadas unas junto a otras, pero que dejaban entrever rendijas por donde se colaba el viento, pero no lo suficiente para que se colara el viento neoliberal y tuviéramos que declarar que la vida era una penuria: todo era festín para nuestros anfitriones, una taza de café o un par de tacos. Yo me decía: “indudablemente esta gente vive en condiciones de pobreza y marginación, pero si esas tablas están separadas lo suficiente para ver fuera, no es porque no les hayan alcanzado, sino porque forma parte de una cosmovisión: aquí está el hombre y su familia, su casa, sus animales, pero también comparten como compañero al viento, al sol, al arroyo, a la milpa… esto es mantener la dignidad a cualquier precio, o mejor dicho, a lo que no debe tener precio, porque ellos saben, sin tener que leer a Bachelard, que la casa es el origen, lo primigenio, la razón de una lucha que lleva 500 años.” La pintura que vi en un Aguascalientes decía: “podrán cortar todas las flores, pero nunca acabarán con la primavera”. Pero mejor ya me callo la boca porque luego me dicen que hago turismo revolucionario o uno que, más allá, me dijo: “te fuiste de vacaciones revolucionarias”.

 

 

miércoles, 11 de octubre de 2023

AUTOCOMENTARIO QUE ME HICE Y ME LEÍ JUNTO ROLLOS DE OCTAVIO PAZ

 

31 de marzo lunes 2014 a 100 años de Octavio Paz

Hoy se cumplen 100 años del natalicio de Octavio Paz, y mírate cómo estás tú en lo general y cómo está el mundo:

 

Tengo actualmente un libro en concurso de poesía, ya no vivo en el DF como en 1994, cuando fue la única vez que vi personalmente en una lectura a Octavio Paz en el centro cultural San Ángel. Fue en una mesa de lectura llamada “de vuelta a la poesía”. Fui con Sergio Vicario y Victor, y había expectativa en el ambiente por ver a Paz y los poetas que lo acompañaban: Antonio Deltoro, Aurelio Asiaín entre otros. Ahora en 2014 vivo en Aguascalientes en un departamento, recuerdo que la plaquette conmemorativa de ese día se la quedó mi novia Nora Crespo. Tomamos vino de honor y se vivían los momentos candentes del levantamiento del EZLN en Chiapas. Ahora estudio filosofía a mitad de la carrera en Metafísica en internet por la Universidad Autónoma de Chihuahua, sobre esto se puede comentar, que por cierto, acaba de morir recientemente el gran filósofo Luis Villoro. He estado leyendo un pdf de Jean Groudin, filósofo canadiense que me ha parecido encantadoramente iluminador, sobre todo una parte en la que habla de lo que, no sin renuencia, Platón comentaba de la metafísica y del ser. Al respecto, habría que anotar que “la idea de un dios creador del universo”, a los griegos les habría de haber parecido sumamente extraño. Platón deja entrever la idea de un “demiurgo” que habría creado al mundo solamente. Pues el grano de la cuestión es que desde esa idea platónica y otro conjunto de ideas, ha llegado hasta nosotros nada menos que el Cristianismo y el catolicismo, lo cual, estaba pensando yo en los momentos en que moría Don Luis, tuve que vomitar dos veces por el enorme peso ontológico que me significó esta revelación, no quiero dejar de comentar esto y que quede registrado. Pero volviendo a don  Octavio Paz, aunque hace tiempo no lo leo, recuerdo que en su momento me pareció fantástico El arco y la lira, que lo leí y lo repasé varias veces, pero recuerdo una vez en especial, en 1998, leyendo ese libro y tomando café en un Samborns de Tlalpan y esperando a mi novia Paula, mi chava. Pero ese libro lo leí junto con La Poética del Espacio de Gastón Bachelard, el filósofo francés y noté correspondencias entre uno y otro libro, así que los dos me parecieron geniales. La idea que yo creía tener en ese momento era un ensayo de largo aliento para la escuela de escritores de la SOGEM. Hay algunas frases muy bien dichas en el Laberinto de la Soledad como: “Las redes de pescar palabras están hechas de palabras”. Pero una idea más amplia de esa frase ya la había dicho Karl R. Popper en La Lógica de la Investigación Científica, libro escrito cerca de 10 años antes cuando Popper dice: “Las teorías científicas son redes que lanzamos para apresar eso que llamamos mundo para comprenderlo, dominarlo, etcétera” Dicho libro abre con un epígrafe de Novalis que dice: “el que lance la red más lejos pescará más”, o algo parecido, y es bien sabido que a Octavio Paz le gustaba Novalis. Otro libro que leí antes de eso de Octavio Paz fue El laberinto de la soledad, que era un libro de Raquel Trejo y que se lo volé a Gaby o ella me lo prestó, no recuerdo. Pero recuerdo que esa lectura la sentí indigesta, me parecía un libro muy inteligente, claro, pero a la vez demasiado mágico en sus resoluciones y afirmaciones sobre México. Creo que el libro, como está visto al paso del tiempo, alrededor de él hubo mucha polémica pero es un libro que parece que ya nadie le cree que tenga en la actualidad un reflejo de lo que es la sociedad mexicana. Esa lectura me hizo daño porque por un tiempo, en mis veintitantos años, la tomé a pie juntillas. También leí de Octavio Paz su Pasión crítica, que está superado por ser coyuntural, pero Libertad bajo Palabra me sigue pareciendo un libro extraordinario, todo el libro debe permanecer dentro de la lógica del canon literario de México eh Hispanoamérica, Piedra de Sol, mi vida con la ola, Los Trabajos del Poeta, ¿no hay salida? Etcétera. Otro libro que leí un poco después, creo que en el año 2000, fue Salamandra, el libro de poesía más surrealista de Paz, según creo. Me encantó, y no solamente uno sino varios poemas, en especial es muy fuerte el poema “repeticiones”. Fue un libro que amé y agradecí, así como se tiene que agradecer todo de Octavio Paz, pero críticamente, incluso discrepar, pero como todo mundo habla de Octavio Paz para atribuirle cosas, yo me quedo con mis propias lecturas. El Paz intelectual no lo conozco tanto, gracias a mi padre he sabido de algunos textos, tengo la obra Los Hijos del Limo, pero no lo he leído. Hoy fui al ISSSTE, al GYMNASIO con ese mediocre y desde Aguascalientes escuché a Carmen Aristegui y ahora mi amigo Joaquín ha vuelto, después de 20 años de residir en España, a Aguas, como siempre el Mundo sorprende porque sigue siendo el Mundo.

Llevas ocho años por éstas fechas de residir en Aguascalientes, ha sido duro en varios aspectos por esa idiotez de juan de las pitayas, yo creo que nunca más volveré a esa casa de trapiche al lado de esos subnormales, cerdos fascistas y lambiscones lamedores de botas, viví pocos meses con Salazar, luego en trapiche estuve escribiendo mucho y leyendo mucho, leí muy buenos libros ahí, dos largos de Cabrera Infante el clásico Tres tristes tigres y me gustó mucho más La Habana para un Infante difunto, ese gran Cabrera Infante voy a elaborar un ensayo largo de él con mi proyecto FONCA, si lo gano claro, leí el grandioso libro de El Torturador de Saúl Ibargoyen, y escribí una nota de él,  más bien un ensayo para la Academia Uruguaya de Letras  y para Dos Filos de Zacatecas, además  sigo leyendo su poemario El Poeta y yo, huy, ese libro de Saúl lo he gozado en muchos viajes en camión entre el DF y Aguascalientes. “Ganarás tu vino con el chocar de tu copa”. Luego leí Los Rojos de Ultramar, leí La Voluntad y La Fortuna de Carlos Fuentes, leí los cuentos de Edgar Omar Avilés, leí Las Puertas de la Oscuridad de mi amigo Ernesto Murguía, eran cuentos. Releí En Esto Creo de Carlos Fuentes, sigo, como desde entonces, leyendo varias veces a la semana los poemas de Blaise Cendrars, La Prosa del Transiberiano, he leído y descubierto a Robert Walser, el libro Sueños es una pieza maestra, he descubierto, poco antes de su muerte a Bolívar Echeverría a través de Stefan Gandler, sigo leyendo a veces los poemas de Arturo Valdéz Castro, mi viejo cuate, leí de Arturo Pérez Reverte, La Reina del Sur. Metí el año pasado un proyecto al FONCA sobre una idea borrador de una novela sobre un Barman que leía a Dylan Thomas en Aguascalientes, no me dieron el proyecto, pero para éste año quiero meter un proyecto mejor: se trata de un libro de ensayos de 180 cuartillas más o menos, con ése proyecto sí tengo tela de donde cortar, ya veremos. Por otro lado gracias a la Universidad virtual he leído muchísimo, sobre Platón, La Escuela Milesia, La Escuela Jónica, mucho sobre lógica simbólica, mucho sobre teoría del conocimiento, sobre filosofía de la ciencia, he leído a mi amigo el Doctor en filosofía Caleb Olvera su libro Estética y disolución, gané en Zacatecas el Rosetón de Plata gracias a mi destacada trayectoria artística, me lo mandó el obsequio la gobernadora Amalia García en 2009. He releído los ensayos compilados de Filosofía y sexualidad por Fernando Savater, he descubierto a Geney Beltrán Félix como amigo distante y sus ensayos El sueño no es un refugio sino un arma, que son realmente buenos, bastante altos. Leí y lo malo es que lo regalé La Posibilidad de una Isla de Michel Houellebeq, me arrepentí de regalar el libro a un amigo de mi hermana pero también leí El mapa y el territorio y me pareció totalmente bueno, ¡ha! ¿Cómo lo podía olvidar? Compré en Aguascalientes un libro usado pero es uno de mis grandes maestros: ERNESTO SABATO, de él leí Sobre héroes y tumbas, una obra maestra y dentro de la lógica del máximo canon Latinoamericano, además el gran libro de Julián Meza, El Purgatorio Liberal, curiosamente, lo estaba leyendo cuando él estaba falleciendo por un cáncer mal tratado. Julián Meza era amigo de Vic y de José Vicente Anaya, Sergio Zermeño, etcétera, otros libros también.

Además en el segundo semestre de 2013 le di cinco clases gratis de taller literario al joven Esteban, leímos mucho y discutimos mucho en el ciela fraguas, dejé de darle clases porque me parece ridículo dar un taller literario a un solo alumno, aun así, el joven quedó muy contento, ni siquiera cobré nada, comenzamos con el libro De escritura, un manual de apoyo a talleres literarios hecho por mi viejo maestro Bernardo Ruiz.

OTRO ENSAYO VIEJITO SOBRE BORGES CREO QUE DEL AÑO 2000

 

Nunca nos falta Borges, otro ensayo viejito de cuando aprendía a confeccionar ensayos. POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Debemos al argentino Jorge Luis Borges una de las mayores maestrías narrativas del siglo XX y no hay nadie que yo sepa, que pueda refutar este lugar común. En Oxford, en los años 70s Borges recitó cuando se estaba quedando ciego, algo de poesía gauchesca, lo cual es normal; podría decirse: “el tipo es argentino, es obvio que conoce de poesía gauchesca”, pero Borges siguió recitando partes del Bewolf, de Orlando Furioso y otros poemas épicos europeos, “tal ves el tipo sabe algo más, quizá sea un genio”, podría pensarse y para ser honestos, no se estaría lejos de la verdad.  Una vez me preguntaron unos amigos como éste autor maneja el concepto del espacio en el cuento El tema del traidor y el héroe  y yo escribí que en este cuento tendríamos que responder que el mismo Borges lo plantea como argumento, es decir, como un asunto en el cual el espacio está sumamente acotado para dejar que el asunto fluya mejor. El espacio, en tanto lugar físico, aparece sólo de modo enunciativo en el segundo párrafo del relato:

 

                   "La acción transcurre en un país oprimido y tenaz: Polonia, Irlanda, La república de Venecia, algún Estado

sudamericano o balcánico... Ha transcurrido, mejor dicho..."

 

         Podríamos decir también que a Borges no le preocupa la narración tradicional que ocurre en un tiempo y un espacio porque precisamente el tiempo es casi totalmente un personaje de su relato: Ryan, el narrador, (de una historia que se plantea en el texto pero que no aparece) sirve a Borges para narrar, como es antepasado "del joven, del heroico, del bello, del asesinado Fergus Kilpatrick."

 

         El tiempo del relato tiene un tratamiento más complejo y, diríamos que triple: comienza en el presente, es decir, 1944, (año en que supuestamente a Borges se le ocurre contarlo), pero en realidad la acción del cuento comienza en 1824, año en que Ryan descubre la verdad sobre el asesinato de su bisabuelo Fergus Kilpatrick, quien fue un capitán de conspiradores (obviamente mucho antes de 1824, de hecho, Borges señala que esa fecha es cercana al centenario de su muerte, sería entonces 1724), para una rebelión en Irlanda. Las circunstancias del asesinato rebasan lo puramente policial. "James Nolan, el más antiguo de los compañeros del héroe, había traducido al gaélico los principales dramas de Shakespeare; entre ellos, Julio César." Como el mismo Borges dice, esto nos da una idea de laberintos circulares puesto que el héroe Kilpatrick, igual que Julio César, traía una carta cerrada que fue encontrada en su cadáver donde se le advertía del riesgo de concurrir al teatro (lugar del asesinato) ese mismo día, cosa muy parecida que le ocurrió a Julio César. De esta manera, "Esos paralelismos (y otros) de la historia de César y de la historia de un conspirador irlandés inducen a Ryan a suponer una forma secreta del tiempo, un dibujo de líneas que se repiten".

         El tiempo va cobrando forma como personaje a medida que el relato se resuelve, puesto que Ryan, al descubrir la verdad del asesinato, descubre que tal vez esto también estaba previsto por Nolan, quien fue el artífice de las circunstancias teatrales de la muerte de Kilpatrick. Es decir que, en la maraña de tiempos manejados por Borges, la suerte está del lado de Nolan pues es éste personaje el que había previsto las posibles implicaciones futuras del crimen y así nos llega el cuento en el presente.

 

 

Así, sobre este cuento borgeano, podríamos decir que la premisa es: "A pesar de que al paso de la historia se llega con la verdad, muchas veces se encubre para explicar mejor la época histórica en la que sucedieron los hechos." Sostengo esta premisa ya que Ryan, al descubrir la verdad del asesinato de su bisabuelo Kilpatrick, no decide mostrarla tal cual es por ser demasiado compleja y decide elaborar su biografía mostrándolo como un personaje singular y digno de aprecio, aunque de hecho, Nolan había previsto que en el futuro esto podría suceder y de acuerdo con los verdaderos hechos, esto sólo es una verdad parcializada.

 

 

 

martes, 10 de octubre de 2023

UN ENSAYO VIEJITO, DE CUANDO APRENDÍA HACER ENSAYOS, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO Los escritores y la derrota. Por Marcos García Caballero


“¡Pónganse alrededor del fuego, que nos vamos a montar una juerga! ¡Lo vamos a pasar bien!” [Astérix en Hispanie citado por Clément Rosset en El principio de crueldad]

Alguna vez, con la voz grave, cierto maestro me dijo: “lo que escribas estará en tu futuro, eso es lo cabrón de la escritura que nadie te va a decir”. Y ahora, como ya varios  poetas de ambos sexos (más jóvenes que yo) hablan seriamente de la sublimidad de la derrota; que la derrota para allá  y que la derrota para acá, pienso que debería agarrar y  darles de garrotazos para que se olvidaran del agarrotamiento que te puede dar de un momento a otro por un catorrazo o tal vez por agarrar camorra con tal de derrotar a la mala a otro escritor, pero caray, sentimiento que  por supuesto, no debe ser permanente. Sí, porque, si se nos vuelve sublime la derrota, tendremos que volver a sentirnos tristes, deprimidos o pasivos y toda esa andanada de patrañas y de parasitismo que se le adjudica a los escritores…, tendremos que darnos cuenta de que lo único que necesitamos es o era amor y no libros ni escribirlos, como decían los Beatles y entonces… ¿De qué sirvió, digo yo? ¿De qué sirvió tanta tinta y comentarios críticos y tanto martirologio y tanto corazón sangrante? Esta actitud de asumir pronto la derrota pareciera más triste escucharla que sentirla; finalmente, desde los 7 años de edad yo sabía ya que me deparaba el destino, pero ¿derrota? Así, así… ¿derrota ante qué? ¿Escritores derrotados? ¿Qué o quién los derrotó? En opinión del español Fernando Millán un teórico queda sepultado debajo de su propia teoría, su propio peso lo vence, lo mutila vitalmente: podemos imaginar un Rimbaud de 19 años y genio y aventurero, pero nunca un Borges erudito haciéndola de mercader a las afueras de Buenos Aires a los 60 años de edad.

Me parece que lo primero que derrota a un escritor es la falta de visión: uno puede morir anónimo y haber sido feliz, pero uno no puede escribir diez buenas novelas y que la fama consecuente (como el mismo Borges sostenía) se transforme en un malentendido mediante el cual todos queden satisfechos, tanto críticos, lectores y creador, eso no ocurre. Independientemente de la relación que el autor mantenga con su obra (que será quizá su último secreto vitalmente hablando), es evidente que no convive ningún lector con el mismo tipo de libros durante toda su vida. La lectura misma en abstracto es un ejercicio que envejece, pero por lo mismo escribir y leer adquieren sentido con la vuelta de los años.

Aunque uno no recuerde totalmente el primer libro leído tal como se recuerda una imagen televisiva, uno recuerda mucho más el significado que se tejió entre uno mismo y su lectura personal que entre uno mismo y una imagen televisiva.

Ayer a los niños nos daban a Poe traducido por Cortázar y un poco de atari y de pacman para recordarnos que del cuento no se vive, ¿Los niños del nintendo y de Harry Potter nos leerán mañana? La pregunta es más un reto que un destino irrecusable o de relación lector/escritor, puesto que si algo ha perdido la literatura ante todas las demás diversiones es excitación y adrenalina respecto inclusive hasta el game boy o el mario boss, pero siempre ha sido así: el mensaje de la letra impresa está, como siempre, en desventaja y degustando a ciertas elites (la famosa “inmensa minoría” de Juan Ramón Jiménez), sin embargo, esto no justifica una literatura difícil en ningún sentido; no podemos ser excluyentes: el pie de página que dura dos páginas, la nota, el op. cit., el epígrafe, incluso la dedicatoria deberían desaparecer para desnudar más el mensaje y el contenido (que no prostituirlo, como dicen los que no piensan que escribir también es un trabajo y que, incluso cuando deja de representar trabajo, así, sola, la vieja perra de la literatura nos abandona: he ahí otro tipo de derrota).  Es obvio que escribir no sirve para nada, pero… ¿de verdad es tan obvio? La frase sólo suena bien en la boca de alguien que con anterioridad ha leído La Guerra y la paz de Tolstoi o, por lo menos, la poesía completa del propio Rimbaud.

No se trata de decirlo todo en un escrito porque el absoluto no existe; ni siquiera el absoluto irracional o diarréico de la poesía puesto que en cuanto termine vendrá la siguiente generación y dirá que las cosas son distintas. Sin embargo, la realidad en su conjunto, tal cual está puesta y vista, no es literatura. La realidad está ahí y ya, punto. Es preciso acercar las palabras y los conceptos al lugar al que pertenecen, porque en estricto sentido, o mejor dicho en sentido apasionado, la literatura debe de parecerse más al término vida que al término realidad. La diferencia de empezar desde estas dos palabras cualquier tipo de trabajo intelectual, habla de los compromisos del autor, y es indudable que cualquier autor se compromete por algo.

El asunto del compromiso es como rentar una buhardilla metafísica en la casa de uno donde viva su tipo de preocupación sobre el mundo, pero eso nos recuerda que de otra forma nunca sería un asunto serio la escritura y su aprendizaje y la sabiduría que proviene de los libros. Georges Bataille escribió alguna vez una frase que personalmente tomé como bandera respecto a la escritura: “La literatura será todo o no será nada” (Introducción a La literatura y el mal). La diferencia en la dualidad compromiso y realidad o vida estriba en que vida está ligada siempre a la historia personal, al creciente individualismo con el que ha iniciado el siglo XXI, a la abolición de viejas doctrinas para reemplazarlas por nuevas, en medio de políticas que finalmente todo lo tragan (incluso el trabajo intelectual) y, precisamente por ello, el primer compromiso del escritor es con la vida, no con la realidad, sea lo que cada quien crea que es eso. Vida es y se parece más a las sensaciones por las que atravesamos este mundo; vida tiene qué ver más con experiencia personal, con lo que de inmediato reconocemos en el otro, su condición humana: en el distante soldado irakí que vemos morir junto a su par norteamericano en las fotos de los periódicos, en las muestras de fotografía, etcétera. Vida siempre estará ligada a lo irrepetible, a lo irreductible, a los derechos humanos, al primer valor a que tiene derecho todo ser humano en cualquier condición y en cualquier país: el derecho a la vida. En cambio, partir del término “realidad” es un verdadero problema. En primer lugar, porque eso es ya filosofar y toda filosofía es una teoría de lo real, conforme con la etimología griega de la palabra teoría y necesariamente con un componente creativo (o poético) ya que las imágenes que proporciona de la realidad no son fotografías sino recomposiciones, así como lo son una pintura de un paisaje o una biografía respecto a una vida de algún célebre personaje. Hace ya setenta y tantos años, cuando el francés Denis de Rougemont escribió Amor y occidente, había quedado claro, aún más, que: “ninguna teoría, por más fuerte que sea, será nunca tan compleja como la realidad”. Citando de memoria, recuerdo ese pasaje de la introducción del libro en el que el propio autor se quejaba de esta, digamos, insuficiencia, por decirlo en  jerga de otro pensador  francés  pero contemporáneo: Clément Rosset, que  en su libro El principio de crueldad (1994) plantea: “Lo más notable de esta resistencia ancestral de la filosofía a tomar en consideración la sola realidad es que no proviene en absoluto, contrariamente a lo que se podría suponer, de un legítimo desasosiego ante la inmensidad y, por consiguiente, ante la imposibilidad de una tarea semejante, sino más bien de un sentimiento exactamente contrario: de la idea de que la realidad, incluso suponiéndola conocida y explorada por completo, jamás revelará las claves de su propia comprensión, por no contener en ella misma las reglas de descodificación que permitirían descifrar su naturaleza y su sentido. Considerar la sola realidad equivaldría, por lo tanto, a examinar en vano un reverso del que siempre se ignorará el derecho, o un doble del que siempre se ignorará el original del que es copia. De modo que la filosofía tropieza normalmente con lo real no en razón de su inagotable riqueza, sino más bien de su pobreza en razones de ser, que hace de la realidad una materia a la vez demasiado amplia y demasiado delgada: demasiado amplia para ser recorrida, demasiado delgada para ser comprendida.” Una realidad lógicamente estudiable, pero una realidad nunca lógicamente comprensible… El título del libro de Rosset no pretende manifestar  alguna crueldad supra humana ni mucho menos cae en toda esa charlatanería sobre lo malvado para pontificarnos como un cura ni mucho menos, sino de un sentimiento de ser eco y testimonio que brota más bien del ser humano al descubrir, dicho en mi propia paráfrasis, que, ya que la realidad por sí misma carece de inteligibilidad para el ser humano, Rosset, en la obra citada, propone la causalidad precisamente de insuficiencia de la misma realidad para ser interpretada. Y es que no es para menos: después de una aproximación cruda con lo real en el mundo contemporáneo incluso la Biblia se quedará corta y seguiremos siendo lo que realmente somos: seres psicosexuales y esto desgraciadamente  no me parece una blasfemia sino una afirmación real entre otras muchas realidades, se supone que esto es ya parte de la posmodernidad y Rosset pertenece a ella, pero a mi juicio es el mejor filósofo francés vivo y no ese famoso Quentin Tarantino de la filosofía que es  Baudrillard; o en otras palabras y para salir de opiniones de competencia, el escritor como tal, así puesto en abstracto,  debe mantener esa postura de la que habló el poeta negro beatnick  Langsthon Huges: El de ser un habitante de una torre de vigilancia de la sociedad, no habitante de una torre de marfil. Es decir, debe tener más conciencia de lo que pasa en la realidad, ya que así se fomenta la imaginación (nunca habrá imaginación fecunda partiendo de la nada absoluta),  y no ser supuestamente el famoso fotógrafo de la realidad, como se comenta siempre en todas las solapas de la última novela publicada en Estados Unidos o España. Recuérdese que hablo de posturas frente al acto creativo y posturas conjuntamente frente a equis circunstancia, porque el término realidad nos remite a pensar en lo que pasa en la calle, pero la realidad es el concepto filosófico por excelencia y se debate desde antes que existieran calles, dicho sea de paso.

Nuestro querido y mexicanísimo Ricardo Garibay fue increpado en entrevista por la Jornada Semanal hasta Cuernavaca cuando dicho suplemento era dirigido por Roger Bartra, y   a la pregunta: “¿Cómo ve el escritor a sus semejantes?” Garibay respondió: “Los veo con una mezcla de odio, asco y generosidad”. Esto me devuelve al tema de la derrota y los jóvenes poetas. “Amó, quiso vivir, se vio morir, eso basta para hacer todo un hombre” dice Sartre en Las palabras. ¿Entonces…, cuál es la derrota, jóvenes poetas? Ante la idea total de la derrota, opongo una entrevista a Bachelard en los sesentas del XX en la que el maestro contestó así al periodista que le preguntaba su opinión sobre la delincuencia en Francia: “Pues mire usted, para mí, todas las cimas humanas son eso, cimas.”  Por otro lado el psicodrama es una forma de derrota: simplemente hay que leer la famosa Carta al padre de Kafka para entender el drama humano de Franz Kafka, no del famoso mundialmente célebre autor Kafka. Pero vuelvo a la entrevista a Ricardo Garibay: En ella, Garibay arriesgaba, a la pregunta: “¿Qué imaginaba que llegaría a ser usted a los 17 años?” La siguiente respuesta: “El joven que a los 17 años no sueña con ser algo en verdad grande nunca llegará a nada.” Bien por Garibay. Bien por los que leímos la entrevista rondando edades parecidas a los 17. Pues si no, ¿De qué otro modo? Es que la derrota suena bien en la adolescencia, en la edad en que lo dado parece que nos lo merecemos, en la edad que se mira hacia atrás por la nostalgia que significa crecer; la edad que parece que todo merece nuestra participación. Baudelaire lo resume así en uno de los textos de los Diarios íntimos:

“El gusto por la ganancia productiva debe de reemplazar, en el hombre maduro, el gusto por la pérdida”.

La vertiente del sentirse derrotado el escritor, me parece que tiene  que ver, indiscutiblemente en el escritor, extremadamente a algo ligado  a su proyecto de vida. Y para proyecto de vida Lawrence Durrell dijo así: “Con una mujer puedes sufrir su amor, gozarlo o hacer literatura.” En mi caso personal, me inclino más por la última opción.

Otra vertiente del sentir de la derrota de un escritor y quizá la más real es ésta: terminar repitiendo y repitiendo y dándole vueltas a los mismos temas y no evolucionar ni ideológicamente ni hacia algún puerto o ruta estética. El escritor que opta por sólo  callarse la boca no está derrotado ni ha triunfado, ha tomado una decisión… pero tal parece que la idea del escritor derrotado es la idea del escritor que se autodestruye o reniega de lo ya escrito o leído; el auto sabotaje; siempre ha habido y ha desaparecido ese tipo de escritores, pero es un hecho que el artista que triunfa, el escritor que triunfa es aquél que logra transmitir al lector  el irrecusable e irrepetible  aguijonazo  de simplemente querer escribir de vuelta lo ya leído; en mi caso personal, con  un solo lector que sienta o haya sentido el deseo de superarme, es decir, de re escribirme con sus propias palabras, sentiré que la faena de éste oficio ingrato se ha realizado.

 

 

Agosto 2005

 

 

lunes, 9 de octubre de 2023

MICRO-ENSAYO, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

 

 

 

 

 

EL ALCOHOL Y LA LITERATURA

 MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Antes de que una encuesta hecha por ahí de 1998 a José Antonio Alcaraz que denominó al dramaturgo como “el hombre más culto de México”, la prensa de la Ciudad de México le preguntó el por qué la literatura, más que cualquier otra disciplina artística, estaba tan mezclada con el alcoholismo. Alcaraz respondió que todo eso no era más que un pancho, solamente un mito, porque si así se produjera siempre buena literatura —abusando del alcohol— él no sería un Director de una Escuela de Escritores, sino que cerraría la Escuela y pondría rápidamente una buena y pintoresca cantinucha.

Mi opinión no dista del ahora fallecido dramaturgo, al que siempre recordaré como mi maestro, pero sí puedo afirmar que la mitología del escritor bohemio y decadente, desubicado o tristón, etcétera, ha existido siempre. Por ejemplo en el siglo dos XX hubo dos grandes borrachos y lujuriosos que parecían ser sólo unos pobres diablos como Henry Miller y Charles Bukowski que si están o no están incluidos en el canon de tal o cual Universidad o estudio de la historia de la Literatura Universal  finalmente no importa: sus escritos simplemente rebasan cualquier expectativa en términos de fuerza expresiva y de riqueza vital y verbal, o para decirlo de otra manera, gracias a sus escritos se han desbordado enormes cantidades de cerveza de quienes los admiramos o de quienes quisieron ser sus epígonos en cualquier parte y en muchos espacios (de éste y del otro lado del Atlántico); de estos dos norteamericanos basta citar los famosos Trópicos de Miller (uno de ellos estuvo prohibido durante 30 años o más, supuestamente acusado de “pornografía” y “obscenidad”) y del segundo autor sus extensos poemas malditos o sus novelas como Mujeres o los cuentos de Música de cañerías. Pero claro que inmediatamente hay que aclarar que no hay un Per se: literatura de buena factura no necesariamente proviene de experiencias alcohólicas ni mucho menos. Antes que cualquier otra cosa, escribir diez buenos poemas, cinco buenos cuentos o un par de novelas excelentes es un trabajo mezclado con algo que busca perseguir la inteligencia del autor, es trabajo y es chamba, pues.

Éste mito tiene su origen desde muy lejos; pero en los albores de la época moderna podemos identificar a varios borrachos geniales en Francia en el siglo XIX: Charles Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Lautréamont, etcétera. Ellos experimentaron con el opio (Baudelaire tiene un extenso texto que se titula: acercamientos al opio y hachís), todo tipo de alcoholes incluido el ajenjo y ellos pasaron a la historia de la Literatura Mundial como los santos patrones del desmadre, la encarnación de personajes grotescos y diabólicos, excesivos en todo, incluido el sexo y el espíritu contestatario de la juventud, desde ese momento (1845 más o menos) hasta toda la juventud rebelde en todos los tiempos y todos los espacios; aún a pesar de que Rimbaud murió en pleno apego al cristianismo y a los demás de ellos… podemos imaginar cómo les fue un poco más adelante. Todo esto también es o ya pasó a formar parte  de la inspiración actual de nuevas generaciones de escritores y músicos en épocas más recientes como 1950 con las poéticas de la generación beatnick o los artistas  del jazz hasta el rock and roll: desde Charlie Parker, pasando por The Rolling Stones (quienes fueron amigos del beatnick más drogo de todos: William Bourruhgs  y lo fueron a visitar a  Tánger, donde él vivía día y noche escribiendo e inyectándose de tocho morocho), hasta los actuales The Black Eyes Peas.

Pero quedarse con las anécdotas es algo baladí, es algo snob: pose de poses. Todo lo que este tipo de obras proclaman y pregonan, como diría Ciryl Connolly en La Tumba sin sosiego, es: “¡Lee, leéme pero ya tú maldito lector!” Gritan desde sus tumbas estos personajes. Por ejemplo, Las flores del mal de Baudelaire, aparecidas por ahí de 1855 contienen una fuerte relación con los mitos fundantes  de la gloriosa época micénica; los poemas de Baudelaire en una buena y cuidada edición mantienen notas a pie de página para el lector de  habla hispana, es decir, este tipo de literatura nunca fue sólo habladuría, como diríamos hoy; se trata de autores serios al momento de enfrentarse con el acto creativo, el decir o como gustes y sí, eran también autores de desmanes y desmadres pero nos legaron una nueva visión para entender el contexto y el adentro del hombre a partir de esos momentos para lo que iba a seguir después. Igualmente pasa con otros autores; incluso de la antigua Roma, el filósofo Séneca recomendaba una buena borrachera de vez en cuando: “no para ahogarnos en el vino sino para encontrar en él algo de reposo”.

Puede decirse en pocas palabras y ahorrarse tantas explicaciones a las mentes que se quedaron viviendo en el siglo XIX con esto: todos los grandes escritores, bebedores o no bebedores desde el inicio de la modernidad han asumido la dimensión trágica de la existencia y el habitar del hombre en la Tierra, porque asumir esto es un intento de abstraer toda la substancia de la vida y la literatura para verter esos venenos en la obra. ¿Entonces? Pues nunca estará mal unas cucharadas para quitarse el bajón y salirse a las festividades de la noche y en pleno fragor interrogar y platicar con Dios en la parranda para ver cómo le va en sus cosas… etc. Como digo, es un mito exagerado, porque desde entonces también existían las almas calmaditas que fueron, corrieron y le dijeron a mami y papi: “¡Esos se drogan y hacen lo que quieren!” Y entonces por eso se cree que casi por ley todo escritor es bebedor y ¡carajo! Los escritores seguiremos bebiendo…

 

 

 

 

 

 

viernes, 6 de octubre de 2023

POEMA SOPORTE MATERIAL DEL LIBRO INFINITOS DISPERSOS, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO


 

Soporte Material

 

                   El soporte material del poema

                        es la frente que lo acompaña en su carrera,

                        la palabra en fuga que deja en los ojos

                        la estela que lo cobija o lo desnuda;

                        frialdad de huesos rojos arrojados a la hoguera

                        o capucha sombría que respira

                        antes de develar su rostro de piedra.

                        Una ranura de su estanque de vértebras

                        se dobla para dejar salir una gota

                        después de la tormenta.

                        En efecto, hay una gotera,

                        las vértebras lanzan coletazos de iguana

                        contentas de suavizarse un poco

                        la antigüedad de su urticaria.

                        Las uñas del lobo paralizan el sonido

                        y el poema recorre su hilera de butacas

                        y sus naipes de cuellos verdes hacia la esquina,

                        al doliente sopor que pregona

                        en pancartas el temblor de cosas irrebatibles.

                        El poema no se percibe sin su estómago macizo,

                        necesita flechas para tronchar el cordón umbilical

                        que le bombea una cordillera por estos dedos.

                        ¿Cómo arrojar al poema sin revolución

                        aunque con revolución nace el poema?

                        Quítame de encima esta tierra blanda,

                        quítame del fuego que no respira,

                        quítame tu infamia de cartógrafo sin mundo,

                        que brote de tu espalda una bala de mercurio

                        para saciar mi sed, pues lo que busco es una trinchera

                        para apoltronarme como una herida eterna,

                        pedalear con mi bicicleta los caminos de la niebla,

                        hacer de ti mi hamaca entre palmeras,

                        dormitar clandestinamente en tu fotografía,

                        llevar el curare a donde no hay cómo curar,

                        desafiar tus pantanos,

                        tus costras, tu costumbre,

                        tu eterno sueño de tigre que come tijeras

                        para moldear su sombra del engaño.

                        No hay espanto en esta noche de otoño triste,

                        no habrá invierno para felicitarse a secas,

                        no habrá cuchillos donde hay hachas

                        y no habrá hachas donde hay tormentas.

                        Sólo yo decidiré cual será mi escarcha,

                        mi cacique y mi fuego,

                        así que si me has oído retírate al olvido,

                        pues de allá es de donde vengo

                        y allá es donde seguiré volviendo,

                        como pipa junto al fuego

                        seré un volcán en tus recuerdos,

                        y como soy irrebatible me llevaré

                        tus ojos internos,

                        en ellos me refocilaré

                        metiéndoles búhos para aullar

                        lo que yo ya no puedo aullar,

                        pues es imposible morder sin perder

                        un trozo de oscuridad cuando la luz

                        marcha como un ejército en el rostro

                        que desea morir de nuevo con un solo respirar.