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Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



miércoles, 28 de mayo de 2008

5

Tus pies iban al malecón,
en tus manos un cántaro,
en tu boca una canción.
Por mi ventana te miré,
como el sol por la tuya
al despertar.
Y así te fuiste:
sin prisa, sin retorno.
En tu cántaro se fue mi alma,
y en mi ventana tu rostro
se quedó a cantar
la canción de las olas;
y yo la escucho con eco entre tus brazos,
mientras vamos juntos rumbo al malecón.

6

Eres como las olas que al llegar
se despiden.
Apareces radiante y redentora,
rutilante.
Eres génesis de mar en reposo,
alegría,
pero también anuncio de tormenta,
agonía.
Tus manos son consuelo y condena,
doble réquiem,
epifanía.

7

Montado en un avión me cruzo el golfo
para verte al otro lado: hermosa,
sincera, marina. Y yo me asombro
de tus ojos de agua, de tu boca
de agua, tu cintura y tu omóplato,
tus piernas, tus manos, también tu espalda.
Me sorprendo pues parece que el golfo,
azul no acaba en ti sino comienza.
Y entonces me doy cuenta que te vi
salir de la otra playa, reventada
de otras olas, mojada de otra brisa.
Te dejé muy atrás en la otra costa
buscando tu quimera, tu reflejo.
Ora sólo me queda reinventarte
al revés: para que al decir adiós
a tu boca de agua,
en vez de despedida sea retorno.

lunes, 26 de mayo de 2008

Por la ventana

Sergio Loo

Niño volando un

niño disparado por la ventana por sus padres un

dìa soleado para salir a revolotear

Jabalina sonriente niño disparado va Mira apunta y

Niño volando quebrado un

en el suelo

Publicado en Oràculo. Revista de poesìa 21

jueves, 22 de mayo de 2008

1

Siempre soñé tus labios en los míos,
encontrándose trémulos y calurosos,
inciertos del sabor de la otra piel.
También soñé tus manos en las mías,
desnudándose ávidas y presurosas,
buscando el calor de nuestros cuerpos.
Después oí ese leve jadeo,
ése que imagino haces
en las pausas de tus besos.
Y desperté en la mar:
aferrado a la corriente de un madero
como a tu cintura,
yendo tras la muerte que me has dado.


*Este poema lo había publicado en Hápax poético con anterioridad, sin embargo lo publico de nuevo por motivo de secuencia.
Mérida 02/08

2

Volví tu noche oceánica un refugio
a prueba de ti.
Tu imagen la puse por todos lados,
como vacuna.
Y pronto de ti sólo quedó
el recuerdo de un naufragio.

3

Tus ojos de mar,
no por azules sino por profundos,
se fueron al horizonte.
Tu mirada,
entre rabiosa y nostálgica,
escupió un adiós que se perdió en las olas.
Y el mar,
en su eterna cinergia,
inmutable vio nacer la noche.

miércoles, 21 de mayo de 2008

4

Te quiero un montón aunque suene a letanía.
Te quiero de día y te quiero de noche,
en la selva, en el monte;
te quiero pelea, odio, rencilla,
y te quiero también algarabía.
Te quiero y no te hablo,
te quiero siempre mía.
Te quiero a dueto,
borracho,
maltrecho.
Te quiero querernos querer y quería.
Que si no quiero mar, será poesía;
y si no te quiero, ¿qué más querría?

lunes, 19 de mayo de 2008

Divagación amable sobre el ensayo

Si bien los poemas deben ser enviados para detener el holocausto de la guerra, a la manera en que la célebre fotografía de los años 60’s mostraba a una joven colocando una flor en el fusil de un soldado norteamericano, o bien, para ser declamados en voz baja entre dos enamorados, en el sentido en el que es la otredad, en lo otro del otro, donde debemos reconocernos hablando de los territorios amorosos y poéticos, en el ensayo, ya sea en su vertiente más filosófica o analítica o estrictamente literaria, siempre se debe cumplir una función específica: el ensayista debe fundamentar su opinión sobre determinada obra o también descubrirnos la trama de la realidad, es decir, mostrarnos su verdad sin caer en solipsismos y también —por qué no— lo que debería ser la verdad, lo que el género humano merece que sea su verdad recopilada, en tanto que somos contemporáneos del sida, de internet, de las tarjetas de crédito, del imperio de los medios de comunicación y los escándalos políticos.
El ensayo, o más precisamente, el ensayista, reconoce como auténticos camaradas a las obras, los personajes y los autores sobre los cuales versará su trabajo. Es cierto que en ésta época queremos saber qué significa la tonelada de información con la que somos bombardeados a diario, (este hecho explica la alta venta de libros de superación personal) pero también es cierto que por otro lado las cosas siguen siendo bien simples o en palabras del poeta chileno Pablo Neruda: “Sin duda todo está muy bien, sin duda todo está muy mal, sin duda”. Pero como que ésta opinión poética de los años setentas del sigloXX ya no nos parece suficiente. El escritor francés Michel de Montainge, el primer ensayista como tal, dedicó un ensayo a su dedo meñique al igual que a las más altas preocupaciones filosóficas y diversas formas de ser feliz, lo cual encierra la paradoja de que la labor literaria o más exactamente la escritura, aspira a convertirse en palabra de autoridad, ajá, sí y solo si pero empezando por uno mismo, es decir, la literatura es de una autoridad humana, cualquiera puede acceder a ella o incluso menospreciarla, pero ojo: ya sabemos lo que pasa cuando en las culturas las letras son menospreciadas, el holocausto nazi o los fundamentalismos religiosos y la falta de tolerancia son buen ejemplo de ello.
También es cierto que cada ensayo está escrito desde la punta del saber de su autor; no escribimos ensayos sobre lo que dominamos a la perfección (o por lo menos no ocurre así con los ensayos de éste tipo de conocimiento, el ensayo de divulgación científica es otra cosa) sino de lo que creemos tener un matiz de diferencia, desde donde se dibuje la diferencia de nuestra propia individualidad, por eso el ensayista crítico, siempre se nos presenta como incómodo, porque allí donde se muestra la inteligencia de modo singular no sabemos qué hacer con ella; luego vendrán los exegetas o los comentadores, ciertamente, pero cuando la obra artística irrumpe, se asienta en el mundo del arte y con lo que entra en interlocución es con las demás obras, no con los críticos. Precisamente por estas razones uno de nuestros mejores ensayistas mexicanos, Gabriel Zaid, dice y mantiene la postura de que un nuevo libro es siempre una nueva parte de la conversación en la sociedad. Y como el mismo Zaid lo diría, cito de memoria, “el mejor pensador es el que empieza pensando para sí mismo y no para los demás, por eso mismo, el pensador que quiere pensar por los demás nos resulta siempre demasiado serio, mientras que el primero es antisolemne”.

sábado, 17 de mayo de 2008

A la chica sin pantalones:*

sacrificando presto se volvió
que ya tenía que así lo harían
dejemos de hablar en estoy
hay oficiales de tejer seda
Después de conquistado México
después de quitadas las idolatrías
sabé e agora soy fiel y executor

*Poema dadaísta, extractado de La historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

lunes, 12 de mayo de 2008

Romeo y Julieta

Romeo

Se resiste a tomarlo. La última ilusión mantiene en vida a la amada. De nuevo la razón le muestra su verdad en el alma. Su mano, a aquél frasco, de mortal impulso lo lleva a sus labios. Estertores, quejidos, espasmos. La boca musita apenas tenores quejas que las manos intentan ahogar en gritos ahítos de silencio.
Su cuerpo se contrae y sus ojos nublan el cielo raso, y entre estertores y espasmos, comienza una lágrima a rodar: al imaginar que la amada mueve un dedo y lo quiere tocar.
Piensa; una sonrisa.

¡MUERE!

Julieta

¡DESPIERTA! Con prisa, se

mueve...

Un dedo primero. El hermoso busto ya erguido, se tambalea por la droga que aún escande su marea. Con doble esmero logra enfocar su vista, un poco más para doblar su rodilla y el amor le posa en el suelo su pie breve.
Una fugaz saeta le cruza la idea, levanta un labio y relumbra la perla. Ve a la ventana: es de día. Una chispa triunfal aparece en sus ojos y su boca recita un nombre con magistral alegría. Camina hacia el sol y una pizca de terror ilumina sus versos.
Triste Venus que enardecida tomas el facón cual laurel, dudas y miras a tu amado yacer. Ahora ya está alfombrado de tinto el frío mármol.
Antes de cerrar sus ojos vio su vida fluir de su cuerpo y unirse en éter cuerpo, a la de Romeo.

---0---
*Pos ahí juzguen. Eso era lo que andaba escribiendo por ahí del 2001

jueves, 8 de mayo de 2008

Fortaleza

resbala en mi ventana
una sombra rajada de nostalgia

se diluye el recuerdo
cortando risas y fundiendo avernos

marchito mi jardín
convirtiéndolo en tundra de silencio

camina en mi mirada
fortaleza de sal amurallada

el tiempo me consumeel desierto va creciendo...

Utopía

manada de elefantes alados
sigue en estampida mis pasos

gaviotas azules revolotean
torbellinando mi cabeza

piso hormigas serpenteantes
que crujen en las paredes

luz selénica endulza el caos
diviniza la real utopía

cierro los ojos
los elefantes comienzan el vuelo