En uno
de los últimos libros que publicó en vida Bolívar Echeverría, “Vuelta de Siglo”
hace una muy buena reflexión sobre la problemática de la enseñanza de la
filosofía. El problema de la subdesarrollada mentalidad que debe emanciparse.
Sobre el hecho que tenemos enfrente ó inculcado por 450 años de catolicismo. Es
el Pedro Páramo. Es el problema del origen y el destino de la tradición
intelectual. Nuestras escuelas de filosofía balbucean filosofía. Nuestro empeño
y nuestros intentos van en contra de eso pero se tropieza siempre con ese
hecho. Salvo unos cuantos, más bien por el hecho de sus propios privilegios de
su condición humana dentro del sistema como un Volpi o los del Crack pueden. Pero la inquietante
realidad es que se nos insinúa lo que debe uno de entender: saber matar la
filosofía, SABER recuperarla y saber vivir con esos hechos de conciencia y
memoria. Estudiantes mexicanos pobres no pueden generar mucho más de lo que
pudo hacer la generación que estudió a Eduardo Nicol o que aprendió de ahí a fabular
los relatos nuevos. El punto no es explicar esto. El punto central es que es
indignante he inaceptable expuesta así la enseñanza.
Ciertamente
no podemos ir ni pensar en un más allá filosófico. En una farsa de la octava
tesis de Walter Benjamín, pero ¿qué curso tendría un mundo donde todo es
antireligioso obviamente religioso con base en los dioses enanos he idiotas
tipo feurbach o foyerbar y sin remedio este asfalto para proyectar luz sobre
nuestro sentimiento de eternidad a salvo cada día y a fin de cuentas
negociando?