© ®

Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



martes, 24 de noviembre de 2020

OTRA COLABORACIÓN... POR CALEB OLVERA ROMERO.

 

EL CANTO DE LAS COSAS

caleb olvera romero

 

A las cosas mismas. 

Husserl 

 

Me gusta oír el canto de las cosas. 

Rilke 

 

El lenguaje de lo mental o del sujeto gira como un águila en torno al problema de la libertad y el determinismo. Todo el lenguaje mental está construido sobre la idea de libertad, negando rotundamente la determinación físico-químico de las reacciones eléctricas del cerebro; de ahí que se proponga como una realidad diferente a la regida por leyes naturales. Por ello el “sujeto” se vive como des-sujetado, como libre, independientemente de su determinación cultural o lingüística. Kant pensaba que la idea de determinación causal es deudora de la idea de espacio y tiempo. Sin espacio y tiempo no habría determinación causal y, por lo tanto, cabría la posibilidad de la libertad. Sin embargo, para el mundo del sujeto como representación que acompaña al resto de las representaciones, aplicaría la determinación y la libertad, lo que Kant llama una “idea regulatoria”; a mí me gusta nombrarla como “un cuento de hadas”, con perdón para las hadas. La libertad del sujeto espacio temporal, no es más que un cuento chino, con perdón de los chinos. Sin embargo, el sujeto como resultado del lenguaje tiene esa cualidad suicida y puede usar el lenguaje en contra de sí mismo.  

Recordemos que el lenguaje es el más peligroso de los bienes, según Hölderlin, por tanto el poeta es el más peligroso de los hombres. Con el lenguaje hemos construido las más hermosas metafísicas, metafísicas poéticas, diría Borges, o poemas metafísicos, dirían las hadas o los chinos, según sea el caso. Empero, la mejor de todas las metafísicas, o cuentos de hadas, radica en el suicidio lingüístico del sujeto. Radica en ir más allá de las metáforas espaciales que no se aplican al lenguaje, ir más allá del lenguaje. El sujeto es un residuo del lenguaje, una extraña enfermedad de cierta gramática. La idea es extirpar el lenguaje para así terminar con el sujeto y dejar que la libertad, ese mundo sin yo y extra-lingüístico, cante. Porque el lenguaje es el núcleo del ser, es los ladrillos con los que se ha construido al mundo y el yo. No por nada Heidegger dirá que el ser habita en el lenguaje. El problema de la metafísica temprana, del primer Wittgenstein, es suponer que el lenguaje es los tentáculos con los que acariciamos al ser; dado que el lenguaje no es distinto del ser, ni del yo. Wittgenstein había sospechado ya el camino del silencio y fantaseaba constantemente con el suicidio, sin advertir que lo que busca en la mística era el descaso que el silencio le proporciona al yo al diluirlo; busca la santidad como el suicidio del ego atormentado. Busca la libertad de las cosas y el eterno resplandor que sustituye al sujeto, aunque habita en el único lado que es nombrable, en el lado del lenguaje, en el lado del sujeto que desea y trata, sin poder escapar a lo que le constituye, el lenguaje; así que advierte que el otro lado del lenguaje es el vedado, lado que es negado por su condición misma de sujeto sufriente: entonces advierte que los límites del mundo, son los límites del lenguaje, por ello es un ser prisionero. No ha advertido que la prisión misma es su yo, él es el sujeto determinado causalmente por las leyes químico-eléctricas que operan a nivel subatómico, generando la ilusión de la existencia, una existencia tan irreal como las palabras mismas o la prisión que habita. El verdadero problema de la comprensión del sujeto, radica en ser lenguaje que quiere entenderse con lenguaje. Conócete a ti mismo, expresa la incómoda paradoja del bisturí que debe operarse a sí mismo. Fuera de la prisión de la palabra, está el mundo extra-lingüístico y canta, entona una melodía jamás pronunciada, un brillo sutil que nos seduce como la palabra de la amada.  

No quisiera ocuparme del problema del yo desde el lado del lenguaje, antes bien, como diría Nietzsche, si este yo no ha caído, es nuestro deber hacerlo caer, démosle una arma y que realice la única acción que podría detonar la libertad: liberarse de las rejas de sí mismo, de la explicación causal que ha generado como contraposición la idea de libertad que le constituye.  

¿Qué hay pues de lo extra-lingüístico, de lo extra-humano, y por ello quizá de los que es libre? ¿Qué hay de las cosas mismas? ¿De lo numinoso? ¿Qué hay de la metáfora que niega la causalidad y que propone la auto-creación de las rosas, puesto que las rosas florecen como florecen? 

Cuando E. Cassirer dice: En nuestra condición de ser en el mundo, habitamos ya, al mismo tiempo, en el mundo del lenguaje, no ha advertido lo verdaderamente interesante, y esto es que hace del mundo la posesión del lenguaje. El lenguaje no sólo determina al mundo sino que lo posee, según la frase “El mundo es del lenguaje y en esa medida, el lenguaje se vuelve a erigir en dueño y rector del mundo y, tristemente no salimos de lo mismo”, pero hay un principio ya sin principio, sin espacio y sin tiempo. La nada, el vacío, lo hondo del alma, el silencio absoluto, el silencio que clausura no solamente a la palabra sino al yo, y a sí mismo.  

Si bien es cierto que el lenguaje es el horizonte donde emerge el yo, y nos vive como entes lingüísticos, también es cierto que habita en nosotros como un germen divino, la fórmula para desestructurar al lenguaje es el silencio. En el lenguaje emerge el yo, emerge como un ser contradictorio ya que está limitado por el lenguaje y, sin embargo, la metáfora fundante es la libertad. Decido, escojo, delibero, etcétera, todas palabras que constituyen al yo y que son metáforas de lo indeterminado, del supuesto origen de la acción. Sólo para lastimar más la herida diremos que el sujeto sucede como sucede, no por nada la religión siempre ha sido una forma vedada de decir que el hombre es Dios, esto es origen de la acción, auto-creación, y no está muy lejos de ser verdad esa metáfora, aunque para ello sea necesario explicar en qué medida la verdad es ya una metáfora. Continuaré con mi alegato, si las hadas y los chinos me lo permiten, que a decir verdad no es mío, ha estado ahí desde que el sujeto es sujeto de la metáfora del suicidio, del silencio. Se dirá un poco más, ni siquiera soy yo el que escribe. Platón, en el diálogo de Ion, dice que los poetas deben dejarse decir por las musas: pero no soy ni poeta, ni musa, de hecho no soy. Que hablen pues las hadas y quizá también los chinos, pero sólo si saben español. No, mejor aún, que se hable en chino y en esa medida se extirpe de una buena vez, del entendimiento, a quien ahora cree que entiende. Pura vanidad late detrás de la idea de que están entendiendo, Ni siquiera saben quiénes son y lo que estas palabras le hacen a quien las lee. 

Hablo para mí ya sin mí, con una voz hipostasiada, hecha de silencio. Hablo para mí desde lo profundo del abismo, desde un yo ya sin yo. Le hablo al abismo que no está ahí y que me mira. Pura estupidez, presunción de erudición mística, pura estulticia. Estilo tratando de legitimarse, mejor sería callarnos de una vez.  

Emergemos en el lenguaje y por ello el lenguaje nos delimita, pero sospechamos que hay un más allá del lenguaje y que la puerta de salida es el silencio, por ello vivimos la determinación de lo indeterminado, el límite de la gramática que da de frente con lo que nombra, con un mundo extrahumano; por ello el lenguaje es peligroso, pues puede volcarse en sí mismo, autodestruirse como metáfora de amor. Jalemos pues de nuestra lengua, hasta que nos volteemos como un calcetín que deje ver el silencioso cimiento del ser. 

Antes de ser arrojados al mundo, como diría Heidegger, hay un sin fin de experiencias extra-lingüísticas, de hecho no se podrían llamar experiencias pues esa palabra ya está permeada por la semántica de la comprensión. Algo experimenta. Sin que “Algo” signifique lo que creemos que significa, y sin que “experimenta” signifique lo que significa, pura contradicción. Y sólo por eso sabemos que estamos en el límite de lo decible. El lenguaje es, pues, la jaula de lo que se puede decir pero no de lo que “Algo” experimenta, lo que sea que eso signifique. 

Cuando se advierte la imposibilidad lingüística, la imposibilidad vital del yo, sucede lo que sucede. La incongruencia da paso al evento, al cántico de las cosas, a la numiniscencia que sustituye al significado y al significante, según Saussure. Es la libertad del lenguaje frente a la lengua. La libertad de decir cualquier cosa, sin la idea de la causalidad o la gramática. Sucede la poesía como metáfora de la libertad, lo que Platón estaba buscando en el poeta, el conducto por el cual hablan a los hombres las superpotencias: dejemos que el abismo hable al abismo, que la nada se regocije en sus metáforas contrapuestas. Octavio Paz se equivoca en su libertad bajo palabra, pues la libertad es sin palabras, sin conceptos, incluso sin metáforas; cuando la palabra se ha suicidado, ha clausurado la posibilidad de significar, se ha entregado enteramente al silencio, y así, sucede el segundo movimiento, no el del sujeto que va a la disolución de sí mismo, sino el que va de la cosa al vacío del sujeto. Una caricia muda. 

Ahora viene la fe, y debes responder a las cuestiones fundamentales del ser, esto es, a las cuestiones lingüísticas que se interrogan ya sin ti, por la posibilidad de una experiencia extra-lingüística; si contestas que es imposible la experiencia extra-lingüística entonces todo queda en el terreno del lenguaje que genera a un yo sufriente, un yo virtual que cree sosamente que es libre de pagar la renta o de mover un lápiz, un yo que cree que existe; si contestas que sí es posible, entonces y sólo entonces, sucede lo que sucede: la contradicción de la imposibilidad de la experiencia como sujeto. Eso que nos vive, que nos habla, se trasforma en metáfora creativa, en fe, en locura significativa, en borrachera divina. En este tercer movimiento que Hegel denominó Razón, y que no es más que: la certeza de que se ha devenido verdaderamente autoconciencia y, se es para sí, toda realidad existente. Hermosa metáfora que equivoca al sujeto cognoscente y que debería de ser enunciada de la siguiente manera: “La razón es la certeza de que el sujeto se ha diluido en la autoconciencia, y que es para sí, toda realidad existente”, un juego que se juega sin nosotros. Merleau Ponty intenta decir lo mismo con la trasformación de la palabra hablada en la palabra hablante, para ello es necesario regresar al mundo pre-lingüístico, a esa experiencia que tememos del mundo antes de que aparezca la palabra y nos arranque del seno materno, antes que la palabra nos haga surgir como un síntoma del cuerpo hablante; si eso es posible entonces aparece la verdad en el mundo, como dice Efraín Huerta:  

 

Entonces y sólo entonces 

un dolor desnudo y terso aparece en el mundo  

y los hombres son pedazos de alba 

son tigres en guardia  

son pájaros entre hebras de plata.  

 

Y esa misma idea de la simultaneidad del ser esta en Borges en el “Aleph” -quizá lo cite o quizás él me está citando-, esa vivencia, ese venir al mundo lingüístico de lo extra lingüístico, no sólo clausura al mundo y a la palabra sino que clausura al yo, por ello es tierra fértil donde nacerá de nuevo un yo consciente de su virtualidad, de su vaciedad, de su inexistencia. Bonita tontería. Entonces el sujeto ya no cree que hace cosas, se deja hacer, se deja vivir, se deja decir, se deja escribir, presta las manos que no son de él para ser experiencia de lo otro, para que eso experimente, se experimente, se nombre, se viva; así quien acepta la posibilidad de la experiencia extralingüística, es quien acepta que la experiencia sucede sin sujeto, sin nosotros. 

Así la trasformación del yo como sujeto al yo como inexistente, sucede exactamente igual que como sucede la trasformación de la sinapsis en el entendimiento. Esto quiere decir que no tenemos ni la más mínima idea, riámonos un poco de D. Denett o quizá dejemos que “eso” se ría de nosotros ya sin nosotros, que la risa se ría de sí misma. Dejemos que la rosa florezca como florece. 

Este acontecer que cambia al sujeto buscará en la poesía, o en el arte en general, como forma primordial de expresión, la manera de hacerse un guiño, de decirse algo. “Algo” quiere decirse algo y para ello ha generado la historia: la historia del universo. Este “Algo” puede ser el trino de un pájaro que se trasforma en charla, o un brillo de las cosas que son incontinentes y que cantan, o por el contrario, enmudece al sujeto, que extasiado contempla el límite del tiempo: se hace uno con el templo, ya no contempla, ya no es uno. Pizarnick se pregunta:  

 

Qué es lo que sucede en la verde alameda  

sucede que no es verde, y que no hay una alameda.  

 

A lo que Rilke agrega:  

 

¡Oh! Rosa, pura contradicción.  

El yo ha muerto y ha resucitado como Dios, pero sin yo, y sin Dios.  

 

Ocaranza repite:  

 

Soy como un perro sin Dios, pero sin perro. 

 

 

A MÍ TAMBIÉN ME GUSTA VER LAS ESTRELLAS (CUENTO) POR JULIO MORALES

Me gustaba observar las estrellas

Me gustaba observar las estrellas, acostarme en el pasto con la mirada arriba, inventar formas en el firmamento. Líneas infinitas dibujaban sus conjuntos. Bestias marinas y terrestres compuestas por puntos de luz. Siluetas de guerreros desconocidos, rostros extraños, signos indescifrables escritos en una página negra auguraban el fin del mundo, pero nadie sabía aun lo que decían.

Armaba grupos con las más próximas entre sí. A veces tenía que pensar durante un rato para desdibujar los conjuntos que ya había organizado. Me costaba trabajo la formación de constelaciones nuevas, pero no volver a formar las que en otros días había ya imaginado. Las cejas de Mónica, un perro echado sobre el pasto, un águila con las alas cerradas, una llave de tuercas, un murciélago abriendo el hocico o una pipa. No sabía casi nada de la ubicación de las formas generalmente conocidas, había creado las mías impunemente sin que nadie lo supiera. En la escuela no me habían enseñado gran cosa acerca de lo que había allá arriba; o mejor dicho, no había aprendido mucho en las clases a las que asistí, sin contar aquellas en las que falté por ir a ver a Mónica. Tal vez aprendí más de las estrellas cuando estaba con ella que cuando llegué a asistir a la clase de geografía.

La esperaba afuera de su salón o nos veíamos en su casa antes de que su madre regresara de trabajar. Retozábamos largas horas con las sábanas encima. Mirábamos el techo y me ponía a recordar las constelaciones de la noche anterior. Luego me adentraba en Mónica de nuevo y cuando salía de ella volvía a las estrellas nuevamente.

Muchos días fueron así, uno cercano al otro, como estrellas dibujando una figura en el cielo. Todo eso fue antes de que la madre de Mónica nos encontrara retozando desnudos. Antes de que la enviaran a estudiar a otro país. Antes del aborto clandestino que le practicó su tío. Antes de enterarme de su muerte.

De no ser por las estrellas no sabía que hubiera hecho. Por eso acepté la invitación a la Sierra de San Pedro Mártir. Iríamos todos los del salón acompañados por el maestro de geografía. Estuve tirado en el suelo con la fogata al lado, viendo hacia arriba. El cielo estaba como si alguien hubiera lanzado una cubeta de luz y se hubieran quedado sus gotas pegadas en el techo del mundo. Destellos eran los que se derramaban de la noche sobre mí. Aunque Bebí las gotas que traía el recuerdo de Mónica. Pero no las que venían de las estrellas.

Hacía un frío tremendo. A lo lejos se escuchaban los coyotes. Mi compañero fue por más leña para la fogata. Entré a la tienda de campaña para sacar el frasco de café, la olla, el agua y las tazas. Estuvimos platicando un buen rato con la taza de café humeando en las manos, cerca del fuego. Se levantaron chispas. Las ramas secas crujían iluminadas. Las palabras eran lo de menos, el paisaje tenía su propia narrativa. Saqué la guitarra del portaequipaje de la camioneta. Cantamos canciones de Silvio hasta las dos de la mañana. Todos se habían ido a dormir.

La luz de la fogata se iba disipando. Quedaban el manto celeste salpicado de estrellas y las dos lámparas sordas que estaban en la tienda. Hacía una hora que mi compañero se había ido a dormir. Comencé un diálogo con lo que brillaba arriba. Sentía que la noche me tocaba la piel, se apoderaba de mis nervios, tomaba cada poro de mi cuerpo. Llegó el momento en que no sabía dónde terminaba yo y dónde comenzaba la noche. Yo era la noche, pero la noche no era yo. Nunca nadie volvió a encontrarme. Me buscaron durante días. A lo mejor si me hubieran buscado en la noche me hallaban abrasado con Mónica en la Sierra de San Pedro.

 

Julio Morales

Mexicali, BC 

sábado, 21 de noviembre de 2020

Muerte de dios, nacimiento del hombre

 "QUE NO DESPLAZCA A LOS METAFÍSICOS Y A LOS IDEALISTAS RELIGIOSOS, FILÓSOFOS, POLÍTICOS O POETAS: LA IDEA DE DIOS IMPLICA LA ABDICACIÓN DE LA RAZÓN HUMANA Y DE LA JUSTICIA HUMANA; ES LA NEGACIÓN MÁS DECISIVA DE LA LIBERTAD HUMANA Y LLEVA NECESARIAMENTE A LA ESCLAVITUD DE LOS HOMBRES, TANTO EN TEORÍA COMO EN LA PRÁCTICA.

A MENOS DE QUERER LA ESCLAVITUD Y EL ENVILECIMIENTO DE LOS HOMBRES, COMO LO QUIEREN LOS JESUITAS,  COMO LO QUIEREN LOS MONJES, LOS PIETISTAS O LOS METODISTAS PROTESTANTES; NO PODEMOS, NO DEBEMOS HACER LA MENOR CONCESIÓN NI AL DIOS DE LA TEOLOGÍA NI AL DE LA METAFÍSICA. PORQUE EN ESE ALFABETO MÍSTICO, EL QUE COMIENZA POR DECIR A DEBERÁ  FATALMENTE ACABAR DICIENDO Z, Y EL QUE QUIERE ADORAR A DIOS DEBE; SIN HACERSE ILUSIONES PUERILES, RENUNCIAR BRAVAMENTE A SU LIBERTAD Y A SU HUMANIDAD.

SI DIOS EXISTE, EL HOMBRE ES ESCLAVO; AHORA BIEN, EL HOMBRE PUEDE Y DEBE SER LIBRE: POR CONSIGUIENTE, DIOS NO EXISTE. 

DESAFÍO A CUALQUIERA QUE SEA A SALIR DE ESE CÍRCULO; Y AHORA, QUE SE ELIJA."


MIJAÍL BAKUNIN (ruso, 1814-1876) OGRO EN TODO: EN LA MESA Y FRENTE A LA HISTORIA. REVOLUCIONARIO PROFESIONAL, ACTIVISTA; ENEMIGO DE MARX; AL CUAL OPONE UN SOCIALISMO LIBERTARIO; PRISIONERO, DEPORTADO A SIBERIA. TEÓRICO DEL ANARQUISMO QUE PRACTICA EN LAS BARRICADAS EUROPEAS.

"LA PASIÓN DEL PODER CORROMPE"

 "DECIR QUE EL DESENCANTO DEL MUNDO NOS ABRUMA ES DECIR AÚN DEMASIADO POCO. EN MATERIA DE "COSA POLÍTICA", LO ENTENDAMOS COMO LO ENTENDAMOS, LAS REALIDADES HAN SIDO A MENUDO ESCABROSAS Y HACE MUCHO TIEMPO QUE NOS LAMENTAMOS, QUE NOS INDIGNAMOS, QUE PROTESTAMOS, QUE CONDENAMOS Y RESISTIMOS. QUE LA POLÍTICA ES MALÉFICA, QUE ARRASTRA CON ELLA TODO UN DESFILE DE PRÁCTICAS DAÑINAS, IMPLACABLES Y PERVERSAS, ES UNA QUEJA TAN VIEJA COMO LA POLÍTICA MISMA, UNA QUEJA TAN VIEJA COMO EL MUNDO. LA POLÍTICA ES EL CAMPO DE LAS RELACIONES DE FUERZA. LA PASIÓN DEL PODER CORROMPE. EL ARTE DE GOBERNAR ES EL DE ENGAÑAR A LOS HOMBRES. EL ARTE DE SER GOBERNADO EL DE APRENDER LA SUMISIÓN, QUE VA DE LA OBEDIENCIA FORZADA AL ENCANTAMIENTO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA. NADIE IGNORA ESTAS BANALIDADES, Y NO POR   ELLO EXISTEN  EN MENOR MEDIDA."


MYRIAM REVAULT D'ALLONNES ES TRADUCTORA DE HANNA ARENDT Y COMENTARISTA DEL PENSAMIENTO DE MONTESQUIEU. ANALIZA LA CUESTIÓN DEL MAL EN POLÍTICA ANTE LAS CATÁSTROFES DEL SIGLO XX: FASCISMO, NAZISMO, TOTALITARISMOS, HOLOCAUSTO, GUERRAS, ESTALINISMO.

FRAGMENTO DE LO QUE EL HOMBRE LE HACE AL HOMBRE. ENSAYO SOBRE  EL MAL POLÍTICO (1995)

miércoles, 4 de noviembre de 2020

NUEVA NOVELA (FRAGMENTO)

 

Todos los días, desde hace ya tiempo, en la soledad de mi casa, se aparecen cuatro compadres: el egote, el pitaya, su hermano y la lesbiana cocainómana de Tijuana, se aparecen en forma de fantasmas, platican entre ellos sobre mí en mi refrigerador, y sobre todo, me tienen miedo, tienen miedo de que marque el celular privado del subcomandante marcos y que en el estado de Chiapas, México, comience seriamente y con alto impacto, la esperada emancipación del hombre a nivel y escala planetaria, ellos creen que en mi pequeña casa y con los empeños de mis estudios y lecturas, voy, por el solo hecho de mantenerme pensante, hacer saltar el mundo en pedazos, pero la verdad, no parece que a ellos les preocupe mucho el mundo, si por ellos fuera, sería el ser humano polvo y moscas cogiendo en la inmensidad del espacio, lo que parece que realmente les importa es la preservación del orden, de un estado de cosas, eso es lo que realmente les preocupa, y, cada vez que me visitan estos compinches, me amenazan, me perturban, quieren que me convierta en una mosca que coge con otra, así como egote coge con pitaya, mientras su hermano coge con la lesbiana cocainómana de Tijuana, y mientras tanto, el mundo avanza en su vuelo interminable y el teléfono del subcomandante marcos espera que se comunique con el que yo sepa, no tengo ni idea. Mientras tanto, también es tiempo de elecciones en los estados unidos y todo parece indicar, que la sociedad norteamericana está polarizada. Mientras tanto, la hija de Tere Hita, Alejandra, está fumando mariguana en esta tierra cercana al centro del país. Y yo, como veo el panorama, parece que tengo que volver a la filosofía en línea y presentar un libro de poesía; se trata de once años de lo más selecto y lo más alto que me ha salido del intelecto en materia lírica. Hacer esta tarea, se escribe fácil, pero ha sido una frontal batalla contra todo aquello que quisiera que yo solo fuera del ombligo de un bebé, la borrita. La que se dice y se presenta como soila, la pitaya, me dice de mil formas que es la muerte hecha persona. Y mientras tanto, en México city blues, la ciudad que se traga hasta las lágrimas de los que corazón en mano enarbolan una oración por su futuro mientras en roma el papa francisco se le olvida qué fue de los pederastas, el locutor Sergio sarmiento y lupita Juárez dan las noticias del modo más amable posible y entonces, como no hay ni existe nada ni nadie lo suficiente amable, por otro lado del mundo alguien agarra una caña de pescar y se acuerda de que en México país hay muchos burros como los que de su ranchería quisiera, el famoso pitaya. Y así ocurre un día común en mi casa, claro, si acaso no me habla Mayra, la luz de mis entrañas, la felicidad de mi vida, como así también, mi amigo Toño García. Esos pocos días que sirven de respiro, quiero olvidarme de que entre egote, la lesbiana cocainómana de Tijuana, el hermano y el pitaya, hackearon la página entera del colectivo nuestro que es hápax poético. De ahí, 202,200 visitas teníamos desde el 2007 al 2015. Y porque cayó en par, el 2016 será el año bisiesto que además de los olímpicos, yo pude presentar mi convocatoria, al sistema FONCA. Además, así celebro que desde 2010 solicito esa beca convocatoria al sistema de la creatura, parva natura, creativa. Tal parece que así voy por ahora, como la factura, la temperatura, la reserva, lo que subyace, lo que espera por ahora, hacerla gacha hasta con Camila…

Y en mis noches, tengo que aceptar que estoy solo, como decía el tío Oblongo, que claro, es más largo que ancho. Pero no solo eso, sino que llegan estos hijos de las moscas que cogieron con moscas, y se posan como vaqueritas de dallas frente a mi pantalla y empiezan a espiar en qué se convertirá este texto, no son ni pobres pero si son bien pobres diablos, la noche comienza con la cena, la ceremonia intelectual con mi madre, hasta que ella, como ve que funciona, me despida y me dé un beso a la salida. Luego entonces llegan las tandas de música, esas inolvidables sesiones de concierto en que recuerdo mis recuerdos, como diría Octavio, esto es para poner el pasado en claro. Me acuesto, sobre mi pobre lecho (la colonia entera grita a veces que soy un súper maestro), del lado que me acueste no hay nada hecho, nunca llega ni un solo sueño, porque la lesbiana cocainómana de Tijuana, a toda costa quiere imponer el estado de cosas de las cositas que se venden en bolsita, como escapes para ese fumado, que vive todo su hastío, con su hermana la coca, mientras a mí sólo me regresa, la risa que nos recomendó al mundo entero hace más de cuarenta años, ese enorme checo, de nombre Milan Kundera. La poesía penetra en el ser, es cierto, démosle la razón a Octavio Paz y su lectura de Heidegger, pero cuando interviene ese algo raro y desdoblado en dos llamado identidad, el lenguaje fracasa aunque sea autónomo. El hombre no es autónomo en su totalidad. Y como decía, en mi sueño, río, pienso un poco, y no tengo más remedio que entrar en las tinieblas que producen, este hecho, llamado recuerdo de Buscoso Busquiento, cuento infantil, constante pesadilla para mí aquí y ahora. ¿SOGEM? Esa era el aula de la cual todo después se gestaría, incluidos nuestros encuentros, en la televisión y la música que viene de estados unidos, no quiero, nunca quiero ir allá, lo que yo más quisiera, sería besar a Camila y abrazarla fuerte y amorosamente, en el malecón de la Habana…

Pero volviendo al tema que nos ocupa en esta noveleta, te digo y te repito que mencioné esos hooligans meteoros visitantes, pero por otra parte ahí sí la cosa cambia, porque a pesar de la brutal vigilia y la constante pesadilla causada como bien se dijo en La Jornada, gracias a eso que te odia, sabemos bien, que a pesar de todo hay amigos, que es felicidad saber que eso existe, aunque aquí nadie haya leído a Fitche, y sí tal vez demasiado a Friedrich Nietzsche… Esos amigos, son, palabras más, palabras menos, buenos meteoros porque a pesar de todo son mis eminencias y en este instante, gracias a Lizalde, todos ellos saben quienes son, ellos, los amigos, los buenos meteoros, tienen una generosidad y un corazón enorme mucho más allá que cualquier porquería que diga la estadística o la geografía, y la razón es obvia, si México es mágico, si en México como decía don Carlos Fuentes hay que creer simplemente, entonces no me enredo más y por una bendición que me dio Francisco hace rato, declaro que ellos son mis paraísos, declaro asimismo también, que estoy orgulloso de la fuerza y del pensamiento de todos mis amigos, esos meteoros buenos, qué tonto he sido, no les he dicho lo suficiente que los amo y que pierdo mi sentido si ellos no dan fe de mi existencia, recuerden amigos, ese verso de los arrabales de la India… O en otras palabras, como dijo Luis Gerardo Salas, sin retirada, sin rendición, expresión en la nostalgia de los que construyen la sociedad, en la experiencia viva, de una década de canto al suburbio, y cantó: “Bruce Springsteen, and the E Street Band”. Esto ya sabe a chocolate Turín o por lo menos, como se dice por ahí, dulce de calabaza, a tragar en recuerdo simultáneamente hecho olvido del pitaya, y ni se crean que ya lo he probado, y a fe mía, que esa chingadera no sabe a nada, no tiene chiste, puede volverse un fetiche, pero por el grito del pitaya, vale la pena darle una probada, cada quien, con cuidado, salut desde Latinoamérica por ese francés enorme, vivo y muy creativo, que siempre dá de qué hablar, y se conoce en estos lares como el director de cine Luc Besson. ¿Diríamos punto final al primer capítulo? ¿O mejor diríamos: te lo quiero leer en ciudad de México? Algo hay de todo eso, lo mejor será cavilar un poco en esa foto, haber si raspándole se sabe, la foto invisible, que nos señala, el trapiche 105, y que por un sucio pacto mágico, esa escoria quiere que lo llamemos fortaleza del vicio, yo los llamo seriamente, en tu nombre, Juan, de apellido pitaya, las familias de ladillas, esas mentes diferentes, o si no, ¿qué dirías Jack Custeau?

Esto es, un poco así, la vida cotidiana, pero al salir a la calle, eso sí es prepararse.