Por si no te vuelvo a ver,
y hoy fuese mi último día,
quiero que sepas:
En tus olas mi balsa anduvo serena
en las horas aciagas del mediodía
y en las horas nocturnas.
Llegaste a mí muy tarde ya,
¿mas a quién le importan las horas en la mar?
La tuya fue una senda sin huellas en el agua,
sin nortes conocidos,
sin vidas despeñadas,
un amor en potencia, canas en calma;
y una ruta que a ciegas
de nueva cuenta navegaría mi alma.
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