El diablo que está fumando
El vago silencio del desierto y el aire son cortados
por un objeto pesado que cae, luego otro, y otro más.
Caen y son acompañados de silbidos y chiflones
cual lluvia de serpientes y pájaros agónicos que caen.
Con tremenda y sórdida fuerza se escuchan cuando golpean al llegar,
con un fuego tórrido, un gong maldecido y múltiples piedras
que desgarran el cielo al estallar;
luego es la aparición de una flor,
una anémona de polvo que despierta, asciende y se ondula,
otra, y una más como bocanadas de humo
que brotan expelidas por debajo de una tierra humillada;
acaso es un ángel maldito que arrogante expele humo,
fuma mientras las bombas caen junto de él.
para Esteban R. González, the vamp
La BLU- 82
Muéstrales a esos hijos de perra lo que sabes hacer,
acarícialos querida mía, la reina de este lugar.
Anda, déjate llevar así, con cuidado mi dulce
cortadora de margaritas, my sweet daisy-cutter;
mi nena gris.
Esta noche con tus besos van a soñar.
Esta noche tu luz será la verdad,
diles que contigo sabrán lo que es hacer el amor,
y devóralos hasta el límite de tu ser.
Al fin, nadie te dirá que tu destino era cruel.
a Rosario Castellanos
Mientras el corazón de los hombres tiembla
y la mirada se proyecta
desorbitándose los ojos de sus cuencas,
aparecen los infinitos ay que negarán al mundo.
Tanta es la pena que hace ríos por la memoria,
nunca como ahora se perfeccionó la guerra;
la horda puede sentirse satisfecha,
detrás de un escritorio y una copa.
SERGIO VICARIO
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