OBSERVACIÓN TRES
A José de Jesús Sampedro, por su doble filo
Hay
un problema que es muy común en los talleres de creación literaria. Después de
que fulanito o sutanita se dan a conocer por vez primera con un texto al que le
han puesto todo su empeño e ilusión, en muchos casos, el coordinador del taller
u otro farragoso responden: “Bien... pero, ¿qué quisiste decir en este párrafo
o este verso?” Cuando a López Velarde le preguntaban qué había querido decir en
alguno de sus textos, con parquedad, respondía: “pues lo que dije”. De ese modo
sorteaba esta pregunta que la mayoría de las veces, si no lo es por ingenuidad,
es solamente un golpe bajo disimulado y machacante. Yo propongo que cuando nos
pregunten qué quisimos decir en un texto, respondamos de inmediato: “¿A qué te
refieres exactamente, a las implicaciones históricas, filosóficas, sociológicas
de mi escrito, de su significación semántica y lingüística, quizá su vena
antropológica, poética, o simplemente a lo que significa la literatura tal
cual?” Estoy seguro que ahí sí que la hacemos buena.
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