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martes, 21 de octubre de 2014

Mijalis Pierís, por primera vez en México: ve a la poesía como un camino solitario


CIUDAD DE MÉXICO, 20 de octubre.- La ciudad está en los versos del poeta Mijalis Pierís (1952), quien nació en Chipre y ahora recorre la Ciudad de México por primera vez. Con esa primera impresión, se detiene en sus espacios históricos y literarios y hurga en el pasado prehispánico y la historia revolucionaria, al amparo de la poesía de Octavio Paz y las imágenes captadas por Malcolm Lowry en Bajo el volcán.
 
Su recorrido lo hace en silencio con la memoria puesta en su propia “Ítaca”, dice a Excélsior el también dramaturgo que en 2015 presentará una antología con su poesía traducida al español y a unas horas de que se presente en el Museo de la Ciudad de México, con una charla sobre la poesía y lo que rodea su trabajo literario.
 
“La poesía es un camino solitario y lo es porque el camino del arte es el de la soledad. Y, aunque algunos adquieren cierta fama y celebridad, el poeta siempre vive una especie de soledad artística”, dice el autor de De la ciudad furtiva, quien se considera un lector casual de Octavio Paz por su atenta mirada transversal.
 
De inmediato, el escritor chipriota recuerda cómo en la Grecia clásica la poesía y el gran teatro griego eran un mismo género, que tuvo su apogeo cuando las personas acudían a Epidauro con una canasta llena de comida. En esa época, los griegos llegaban al amanecer, asistían a seis obras de teatro y se retiraban cuando el sol se ocultaba.
 
“Aunque es cierto que la comida no sólo era para alimentarse, sino para arrojarla a los actores cuando no les gustaba la obra”, reconoce entre risas. Pero eso fue durante una época en que la sociedad de Atenas alcanzó un nivel intelectual tan elevado que la poesía y el teatro eran parte de su vida cotidiana, porque entonces la poesía le pertenecía al pueblo… a la ciudad.
 
Pero cuando alcanzamos la época moderna y el diálogo interno del poeta, señala, todo cambió, “al grado que hoy la obra de arte más popular es el cine, el cual se ha arruinado con la televisión, la computadora y los dispositivos electrónicos, porque nos ha convertido en unidades aisladas”, añade.
 
Pese a todo, Mijalis Pierís asegura que mantiene intacto su compromiso con los problemas cotidianos, pues “no existe ningún poeta que sea digno de nombrarse así y escriba en un vacío de historia”.
 
Esto significa que el poeta siempre estará dentro de un momento histórico, aunque no sea claramente un poeta político. “Es más, pienso que el poeta amoroso se ocupa de la realidad política y social. Al menos, para mí, los poemas que están fuera de la ciudad y de la política… no me interesan porque sería como ver a un hombre masturbándose.”
 
Un tema que no le agrada a Pierís –quien ha sido traducido por Selma Ancira Berny, Natalia Moreleón y Francisco Segovia– es el de la tecnología. Sin embargo, intenta abordarlo sin prejuicios.
 
“Podría decir que siento de sesperación con la tecnología, pero luego pienso en las veces que la historia de las letras y las artes enfrentó distintas revoluciones tecnológicas, por lo que prefiero imaginar que la literatura y las artes encontrarán la forma de no desaparecer.”
 
Lo cierto es que se necesita mucho cuidado para decidir lo que se conservará de antaño, lo que se adoptará de lo nuevo y cómo amalgamar ambas experiencias, agrega.
 
Por último, aborda uno de sus temas más estudiados: la obra de Kavafis, sobre la cual lamenta que hoy se lea como a un poeta gay. “Voy a tomar el toro por los cuernos. Hoy Kavafis se ha vuelto famoso en todo el mundo por un pequeño error: los norteamericanos descubrieron su homosexualidad y desde entonces lo limitaron a eso”, asegura.
 
Eso es una pena, acepta, porque aunque era homosexual su literatura interesa más por sus poemas filosóficos, su ideología humanística y su espíritu revolucionario, incluso fue el primero que habló sobre igualdad social, explica.
 
Ahora el poeta vuelve a su caminata por las colonias Roma, Condesa y Coyoacán, donde encuentra una ciudad cargada de recuerdos y evocaciones literarias e históricas. “Me dejaré llevar por la magia de México, de los aztecas, de Zapata y de historias como Bajo el volcán. Todo está aquí dentro”, concluye.

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