¿UNA
NUEVA GEOPOLITICA?
¿HACIA
UN LIDERATO DEL “NUEVO IMPERIO”?
El mundo está despertando
y está dando paso a UN INTENSO DEBATE ¿Cómo pasó esto? ¿Qué vamos hacer ahora?
¿Ya no hay rumbo? ¿Se acabó la Globalización? ¿Se levanta una oposición radical
contra Trump?
SEGUNDA LECTURA
Lo que hizo
posible el triunfo de Trump fue la Política. No fue la Economía, no fue el
estado deplorable de grandes mayorías sociales, colectivas, depauperadas clase
media y la pobreza de miles de familias de población blanca. Fue la Política,
el odio acumulado por varias décadas en estos núcleos de población contra el
sistema, las elites financieras y políticas que han conformado el establishment
estadounidense ese uno por ciento de la población que se ha enriquecido
y sigue acumulando riqueza. Esa población expresó el odio y el rechazó a esa
clase política que no tiene ninguna credibilidad para esos millones de
estadounidenses que conforman esa gran parte de la sociedad, excluidos y que
nadie los tomaba en cuenta. Lo que movilizó a millones de estadounidenses fue
que encontraron la voz. Donald Trump expresó lo que estas masas sociales tenían
años de estar sintiendo eso que el pronunció.
Donald Trump multimillonario,
magnate de origen alemán, inmigrante y cuya riqueza de su familia tiene su
origen de un burdel que fue una “mina de oro” de su abuelo
Friedrich
Trump. De este pasado proviene este personaje Donald Trump que es ahora el Presidente de Estados Unidos y que
contra todos los pronósticos, con posiciones cercanas al fascismo, cuyas
posibilidades de triunfar se creía lejanas en los últimos días de la campaña,
la idea de que Donald Trump era sólo un payaso, inflado artificialmente por los
medios, empoderado por el miedo y los prejuicios con pocas posibilidades de
ganar, considerado el más incendiario, irreverente y tan poco políticamente
correcto, un hombre que se mostró iracundo, imprevisible, impreparado y
colérico, catalogado como un peligro para el mundo por su intolerancia y sus
planteamientos, racistas, misóginos, inescrupulosos, belicosos, populista
acusado de ser un demagogo, depredador sexual, xenófobo y quien descarta la
ciencia del cambio climático y considerado una de las personas más
descalificadas para ser presidente en la historia del país. El triunfo de Trump
expresa el tamaño del descontento social en Estados Unidos, en la medida en que
el sufragio para el republicano es una expresión de rechazo al sistema
político, a los partidos tradicionales y a las instituciones que sostenía a la
oligarquía financiera, a la elite política a todo establishment estadounidense.
Hoy Trump enfrenta al mundo ante un panorama incierto porque están vivas las
tendencias autoritarias, regresivas y fóbicas que ya están contagiando a los
escenarios mundiales. Esta es la lección política que brota del escenario
norteamericano para el mundo. Nadie que pretenda hacer política podrá ignorar
este hecho histórico inédito que ha cambiado al mundo. Estamos ante una dimensión desconocida.
La elección de
Donald Trump como el 45 presidente de EE UU es una anomalía en la tradición
política de este país desde su fundación. A lo largo de la campaña, el
candidato republicano no solo desafió la corrección política haciendo
aceptables todos sus insultos a las mujeres, los negros, los mexicanos y los
musulmanes, sino que llegó a desafiar la base misma de la democracia al
anunciar que solo aceptaría el resultado si ganaba. La victoria de Trump pone
en peligro una Constitución que incluso resistió cuatro años de Guerra Civil y
que fue concebida por los Padres Fundadores hace más de dos siglos para evitar
que la joven república pudiese ser secuestrada alguna vez por un autócrata o un
demagogo. Lo imposible hace apenas unos meses se hizo probable en cuestión de
semanas y anoche una realidad. Los millones de americanos votantes de Trump no
solo han elegido un futuro de incertidumbre. Han dado la espalda a la mejor
América. Es por eso que aquí recordamos a:
“Puedes engañar a todo
el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a
algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar
a todo el mundo todo el tiempo”.
Abraham
Lincoln
(1809-1865)
Este hombre,
Donald Trump, ahora, un político diferente tiene en sus manos todo el
superpoder de la principal potencia económica y militar Estados Unidos el segundo país más poblado del mundo con una
población de 321.601.000 personas, después de China cuya población es de
1.373.490.000. Estados Unidos es el más rico, poderoso e influyente de la
Tierra. Su PIB nominal, estimado en más de 18.124.731 billones de dólares en
marzo del 2016 (18.2 trillones en el sistema de medición anglosajón) representa
aproximadamente una cuarta parte del PIB nominal mundial. Le sigue muy abajo China
con un PIB 11.211.928. Luego vine la lista en agudo descenso.
El Presidente Norteamericano
Donald Trump para dirigir la principal potencia económica del mundo, aun no da a conocer lo que podría llamarse
Programa de Gobierno, Política Interna y Política Exterior. Agenda de
Gobierno para la visualizar la estrategia de prioridades; lo único que tenemos
es la nueva narrativa y su deriva se está abriendo paso y porque es mucho
tiempo de aquí al próximo viernes 20 de enero de 2017 para el protocolo del
relevo presidencial en la Casa Blanca, un “interregno” o el espacio de tiempo,
llamado del pato rengo (lame duck) para la realización de la toma de posesión
de Trump. Trump no está para formalidades. No sabemos cuáles serán los asuntos
fundamentales. Lo que hasta ahora ha expresado, que lo prioritario será
reconstruir “el nuevo sueño norteamericano”.
Lo cierto es
que la era del libre comercio, neoliberal y de la globalización ha concluido;
esos los pilares que durante décadas impulsó
Estados Unidos basado en los acuerdos de Thatcher y Reagan en los 70, y luego
en el Consenso de Washington para guiar al mundo con la hoja de ruta para que realizaran
los ajustes económicos dando paso al modelo neoliberal y que el propio Estados
Unidos se aplicó para para crecer económicamente. Hoy esta Agenda está muerta.
EU no ratificará el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (conocido en
inglés como Trans Pacific Partnership o TPP). Hoy los defensores del libre
comercio han sido derrotados, porque “la causa de todos los problemas de los
estadounidenses es la globalización” que esta clase política y su sistema
impusieron.
En esta línea
hay que recuperar su “programa de gobierno” esa narrativa que fue improvisando
con sus dichos y que son su plataforma del “nuevo sueño norteamericano”:
prometió durante su campaña reformar las políticas de migración, impuestos y
comercio, así como su relación con México y Rusia; prometió que sacudiría
Washington.
Aquí los
principales planes de la política del magnate Donald Trump: En su campaña
argumentó que los acuerdos comerciales internacionales han afectado a los
trabajadores estadounidenses y a la competitividad del país.
Prometió ‘mano
dura’ con China, retirarse del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que
todavía no está finalizado, y renegociar o desechar el Tratado de Libre
Comercio para América del Norte que Estados Unidos tiene desde 1994 con México
y Canadá.
Prometió
aumentar los aranceles a países como China. Los efectos de esta decisión
negativos para la economía tales movimientos dañarán la economía al forzar a
los consumidores a pagar precios dramáticamente más altos por todo, desde
refrigeradores a camisetas; y las exportaciones estadounidenses, como aviones y
soya, probablemente también sufrirían el impacto.
Como estrategia
para llegar a la Casa Blanca, Donald Trump prometió construir un muro a lo
largo de la frontera mexicana, deportar a millones de inmigrantes
indocumentados y prohibir la inmigración desde países que han estado
"comprometidos con el terrorismo". Obama que no quería deportar,
deportó un millón y medio de latinos, principalmente mexicanos. Obama y los
presidentes anteriores han venido construyendo el Muro, Trump, puede ampliar
esa construcción que no ha dejado de crecer y esta en condiciones de realizar
una deportación, con serios efectos a la economía norteamericana. Esas
políticas no serían baratas. Trump ha estimado que el muro costaría entre 8 mil
y 12 mil millones de dólares. Otras estimaciones han sido mucho más altas.
Trump ha dicho que obligará a México pagar por el muro, incluso incautando
remesas, pero no tiene poder para forzar a otro país a gastar dinero en algo
que no quiere.
Trump ha
prometido derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible
del Presidente Barack Obama, popularmente conocida como "Obamacare", y
reemplazarla por un sistema que daría a los estados más control sobre el plan
de salud para los pobres conocido como Medicaid; para esto necesitaría la
acción del Congreso y los republicanos. Aunque es probable que disfrute de una
‘luna de miel’ con los republicanos tras su triunfo, no tiene garantizado un
‘romance’ duradero con su partido, debido a la turbulenta relación que ha
tenido como los líderes parlamentarios, así como diferencias ideológicas. Los
republicanos podrían enfrentar una reacción pública si derogan una ley que ha
proporcionado atención médica a millones de estadounidenses. La derecha ha dado
la señal desmantelar todo ese Estado asociado a Obama en todo sus aspectos
(tratados comerciales, ambientales, de género, derechos humanos, de minorías
sociales, etc.,) el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, indicó que
la cámara alta que controla procederá rápidamente para anular la reforma de
salud conocida como Obamacare –piedra angular del legado del presidente–, al
considerar que esto fue un compromiso con el pueblo estadunidense.
Trump ha
prometido hacer profundos recortes de impuestos, aunque ha anunciado que
protegerá los populares programas de salud y jubilación, que representan más de
un tercio del gasto del Gobierno de Estados Unidos. Esa combinación de
políticas aumentaría masivamente la deuda nacional, según el Centro para un
Presupuesto Responsable, un organismo no partidario. En impuestos, obtendría
mucha ayuda de los republicanos en el Congreso, donde han estado sentando las
bases para una reforma al código tributario que reduciría las tasas y cerraría
las lagunas impositivas. No obstante, enfrentará la feroz resistencia de los
propietarios de viviendas, empresas y otros grupos de interés que se benefician
de las actuales exenciones fiscales.
Trump ha
prometido un ‘desmantelamiento’ de la ley de reforma financiera de 2010
Dodd-Frank, promulgada tras la crisis económica global, pero ha dado pocos
detalles sobre cómo hacerlo.
La plataforma
del Partido Republicano pide el restablecimiento de la ley Glass-Steagall, una
iniciativa que en la década de 1930 obligó la separación de los bancos de
inversión de las instituciones de captación de depósitos. El exjefe de campaña
de Trump, Paul Manafort, dijo en julio que apoyaba ese cambio; sin embargo los
legisladores republicanos han sido hasta ahora incapaces de deshacer muchas de
las más criticadas partes de la ley Dodd-Frank y muchos se oponen a un regreso
a la Glass-Steagall.
En su narrativa
y deriva de “su política exterior”: Trump ha ofrecido pocos detalles sobre sus
planes para luchar contra ISIS, pero ha dicho que "golpeará el
infierno" del grupo militante. Ha asegurado que mantiene en secreto los
detalles de su estrategia para no divulgarlos al enemigo.
El presidente
electo dijo que oponerse a aceptar a los refugiados que huyen de la violencia
en Siria y aseguró que creará "zonas seguras" que a su juicio serán
financiadas por los estados del Golfo Pérsico.
El presidente
Barack Obama dijo que una zona segura en Siria requeriría un gran compromiso
militar estadounidense, algo que podría resultar impopular si se considera que
los estadounidenses están cansados de las largas guerras en Irak y Afganistán.
Trump no se manifestó por este señalamiento. El hoy presidente electo ha dicho
que construirá una “muy buena” relación con Rusia y que podría trabajar con
Moscú para combatir a ISIS. Sin profundizar lo que esto implicaría. También
sostuvo que intentará reconocer a Crimea, anexada desde Ucrania en 2014, como
territorio ruso y que levantará las sanciones impuestas a Rusia por las
naciones occidentales por lo que calificaron como una apropiación ilegal de
territorio.
Trump criticó a
la Organización del Tratado del Atlántico Norte, diciendo que algunos aliados
de Estados Unidos no han cumplido sus compromisos de defensa.
Con una vacante
en la Corte Suprema y probablemente varias más en los próximos cuatro años,
Trump tendrá la oportunidad de poner un sello conservador en los tribunales
nacionales durante las próximas décadas.
Su lista de
potenciales nominados ha sido elogiada por activistas conservadores y
republicanos en el Senado, que seguramente estarán ansiosos de ayudarlo en esa
área.
¿Por dónde empezar?
¿Qué es lo que primero hay que hacer?
No hay un mapa, una guía
¿Qué hacer?
LA INCERTIDUMBRE PERMEA AL MUNDO
CONTINUAREMOS
TERCERA LECTURA
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