© ®

Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



domingo, 13 de noviembre de 2016

SEGUNDO ANÁLISIS DEL ASESOR VÍCTOR GARCÍA --TIERRA QUEMADA--- (segunda de tres partes)



¿UNA NUEVA GEOPOLITICA?
¿HACIA UN LIDERATO DEL “NUEVO IMPERIO”?

El mundo está despertando y está dando paso a UN INTENSO DEBATE ¿Cómo pasó esto? ¿Qué vamos hacer ahora? ¿Ya no hay rumbo? ¿Se acabó la Globalización? ¿Se levanta una oposición radical contra Trump?

SEGUNDA LECTURA
Lo que hizo posible el triunfo de Trump fue la Política. No fue la Economía, no fue el estado deplorable de grandes mayorías sociales, colectivas, depauperadas clase media y la pobreza de miles de familias de población blanca. Fue la Política, el odio acumulado por varias décadas en estos núcleos de población contra el sistema, las elites financieras y políticas que han conformado el establishment estadounidense ese uno por ciento de la población que se ha enriquecido y sigue acumulando riqueza. Esa población expresó el odio y el rechazó a esa clase política que no tiene ninguna credibilidad para esos millones de estadounidenses que conforman esa gran parte de la sociedad, excluidos y que nadie los tomaba en cuenta. Lo que movilizó a millones de estadounidenses fue que encontraron la voz. Donald Trump expresó lo que estas masas sociales tenían años de estar sintiendo eso que el pronunció.

Donald Trump multimillonario, magnate de origen alemán, inmigrante y cuya riqueza de su familia tiene su origen de un burdel que fue una “mina de oro” de su abuelo
Friedrich Trump. De este pasado proviene este personaje Donald Trump que es ahora el Presidente de Estados Unidos y que contra todos los pronósticos, con posiciones cercanas al fascismo, cuyas posibilidades de triunfar se creía lejanas en los últimos días de la campaña, la idea de que Donald Trump era sólo un payaso, inflado artificialmente por los medios, empoderado por el miedo y los prejuicios con pocas posibilidades de ganar, considerado el más incendiario, irreverente y tan poco políticamente correcto, un hombre que se mostró iracundo, imprevisible, impreparado y colérico, catalogado como un peligro para el mundo por su intolerancia y sus planteamientos, racistas, misóginos, inescrupulosos, belicosos, populista acusado de ser un demagogo, depredador sexual, xenófobo y quien descarta la ciencia del cambio climático y considerado una de las personas más descalificadas para ser presidente en la historia del país. El triunfo de Trump expresa el tamaño del descontento social en Estados Unidos, en la medida en que el sufragio para el republicano es una expresión de rechazo al sistema político, a los partidos tradicionales y a las instituciones que sostenía a la oligarquía financiera, a la elite política a todo establishment estadounidense. Hoy Trump enfrenta al mundo ante un panorama incierto porque están vivas las tendencias autoritarias, regresivas y fóbicas que ya están contagiando a los escenarios mundiales. Esta es la lección política que brota del escenario norteamericano para el mundo. Nadie que pretenda hacer política podrá ignorar este hecho histórico inédito que ha cambiado al mundo. Estamos ante una dimensión desconocida.

La elección de Donald Trump como el 45 presidente de EE UU es una anomalía en la tradición política de este país desde su fundación. A lo largo de la campaña, el candidato republicano no solo desafió la corrección política haciendo aceptables todos sus insultos a las mujeres, los negros, los mexicanos y los musulmanes, sino que llegó a desafiar la base misma de la democracia al anunciar que solo aceptaría el resultado si ganaba. La victoria de Trump pone en peligro una Constitución que incluso resistió cuatro años de Guerra Civil y que fue concebida por los Padres Fundadores hace más de dos siglos para evitar que la joven república pudiese ser secuestrada alguna vez por un autócrata o un demagogo. Lo imposible hace apenas unos meses se hizo probable en cuestión de semanas y anoche una realidad. Los millones de americanos votantes de Trump no solo han elegido un futuro de incertidumbre. Han dado la espalda a la mejor América. Es por eso que aquí recordamos a:
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Abraham Lincoln
(1809-1865)
Este hombre, Donald Trump, ahora, un político diferente tiene en sus manos todo el superpoder de la principal potencia económica y militar Estados Unidos  el segundo país más poblado del mundo con una población de 321.601.000 personas, después de China cuya población es de 1.373.490.000. Estados Unidos es el más rico, poderoso e influyente de la Tierra. Su PIB nominal, estimado en más de 18.124.731 billones de dólares en marzo del 2016 (18.2 trillones en el sistema de medición anglosajón) representa aproximadamente una cuarta parte del PIB nominal mundial. Le sigue muy abajo China con un PIB 11.211.928. Luego vine la lista en agudo descenso.

El Presidente Norteamericano Donald Trump para dirigir la principal potencia económica del mundo, aun no da a conocer lo que podría llamarse Programa de Gobierno, Política Interna y Política Exterior. Agenda de Gobierno para la visualizar la estrategia de prioridades; lo único que tenemos es la nueva narrativa y su deriva se está abriendo paso y porque es mucho tiempo de aquí al próximo viernes 20 de enero de 2017 para el protocolo del relevo presidencial en la Casa Blanca, un “interregno” o el espacio de tiempo, llamado del pato rengo (lame duck) para la realización de la toma de posesión de Trump. Trump no está para formalidades. No sabemos cuáles serán los asuntos fundamentales. Lo que hasta ahora ha expresado, que lo prioritario será reconstruir “el nuevo sueño norteamericano”.

Lo cierto es que la era del libre comercio, neoliberal y de la globalización ha concluido; esos  los pilares que durante décadas impulsó Estados Unidos basado en los acuerdos de Thatcher y Reagan en los 70, y luego en el Consenso de Washington para guiar al mundo con la hoja de ruta para que realizaran los ajustes económicos dando paso al modelo neoliberal y que el propio Estados Unidos se aplicó para para crecer económicamente. Hoy esta Agenda está muerta. EU no ratificará el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (conocido en inglés como Trans Pacific Partnership o TPP). Hoy los defensores del libre comercio han sido derrotados, porque “la causa de todos los problemas de los estadounidenses es la globalización” que esta clase política y su sistema impusieron.

En esta línea hay que recuperar su “programa de gobierno” esa narrativa que fue improvisando con sus dichos y que son su plataforma del “nuevo sueño norteamericano”: prometió durante su campaña reformar las políticas de migración, impuestos y comercio, así como su relación con México y Rusia; prometió que sacudiría Washington.

Aquí los principales planes de la política del magnate Donald Trump: En su campaña argumentó que los acuerdos comerciales internacionales han afectado a los trabajadores estadounidenses y a la competitividad del país.

Prometió ‘mano dura’ con China, retirarse del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que todavía no está finalizado, y renegociar o desechar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte que Estados Unidos tiene desde 1994 con México y Canadá.

Prometió aumentar los aranceles a países como China. Los efectos de esta decisión negativos para la economía tales movimientos dañarán la economía al forzar a los consumidores a pagar precios dramáticamente más altos por todo, desde refrigeradores a camisetas; y las exportaciones estadounidenses, como aviones y soya, probablemente también sufrirían el impacto.

Como estrategia para llegar a la Casa Blanca, Donald Trump prometió construir un muro a lo largo de la frontera mexicana, deportar a millones de inmigrantes indocumentados y prohibir la inmigración desde países que han estado "comprometidos con el terrorismo". Obama que no quería deportar, deportó un millón y medio de latinos, principalmente mexicanos. Obama y los presidentes anteriores han venido construyendo el Muro, Trump, puede ampliar esa construcción que no ha dejado de crecer y esta en condiciones de realizar una deportación, con serios efectos a la economía norteamericana. Esas políticas no serían baratas. Trump ha estimado que el muro costaría entre 8 mil y 12 mil millones de dólares. Otras estimaciones han sido mucho más altas. Trump ha dicho que obligará a México pagar por el muro, incluso incautando remesas, pero no tiene poder para forzar a otro país a gastar dinero en algo que no quiere.

Trump ha prometido derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible del Presidente Barack Obama, popularmente conocida como "Obamacare", y reemplazarla por un sistema que daría a los estados más control sobre el plan de salud para los pobres conocido como Medicaid; para esto necesitaría la acción del Congreso y los republicanos. Aunque es probable que disfrute de una ‘luna de miel’ con los republicanos tras su triunfo, no tiene garantizado un ‘romance’ duradero con su partido, debido a la turbulenta relación que ha tenido como los líderes parlamentarios, así como diferencias ideológicas. Los republicanos podrían enfrentar una reacción pública si derogan una ley que ha proporcionado atención médica a millones de estadounidenses. La derecha ha dado la señal desmantelar todo ese Estado asociado a Obama en todo sus aspectos (tratados comerciales, ambientales, de género, derechos humanos, de minorías sociales, etc.,) el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, indicó que la cámara alta que controla procederá rápidamente para anular la reforma de salud conocida como Obamacare –piedra angular del legado del presidente–, al considerar que esto fue un compromiso con el pueblo estadunidense.

Trump ha prometido hacer profundos recortes de impuestos, aunque ha anunciado que protegerá los populares programas de salud y jubilación, que representan más de un tercio del gasto del Gobierno de Estados Unidos. Esa combinación de políticas aumentaría masivamente la deuda nacional, según el Centro para un Presupuesto Responsable, un organismo no partidario. En impuestos, obtendría mucha ayuda de los republicanos en el Congreso, donde han estado sentando las bases para una reforma al código tributario que reduciría las tasas y cerraría las lagunas impositivas. No obstante, enfrentará la feroz resistencia de los propietarios de viviendas, empresas y otros grupos de interés que se benefician de las actuales exenciones fiscales.

Trump ha prometido un ‘desmantelamiento’ de la ley de reforma financiera de 2010 Dodd-Frank, promulgada tras la crisis económica global, pero ha dado pocos detalles sobre cómo hacerlo.

La plataforma del Partido Republicano pide el restablecimiento de la ley Glass-Steagall, una iniciativa que en la década de 1930 obligó la separación de los bancos de inversión de las instituciones de captación de depósitos. El exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, dijo en julio que apoyaba ese cambio; sin embargo los legisladores republicanos han sido hasta ahora incapaces de deshacer muchas de las más criticadas partes de la ley Dodd-Frank y muchos se oponen a un regreso a la Glass-Steagall.

En su narrativa y deriva de “su política exterior”: Trump ha ofrecido pocos detalles sobre sus planes para luchar contra ISIS, pero ha dicho que "golpeará el infierno" del grupo militante. Ha asegurado que mantiene en secreto los detalles de su estrategia para no divulgarlos al enemigo.

El presidente electo dijo que oponerse a aceptar a los refugiados que huyen de la violencia en Siria y aseguró que creará "zonas seguras" que a su juicio serán financiadas por los estados del Golfo Pérsico.

El presidente Barack Obama dijo que una zona segura en Siria requeriría un gran compromiso militar estadounidense, algo que podría resultar impopular si se considera que los estadounidenses están cansados de las largas guerras en Irak y Afganistán. Trump no se manifestó por este señalamiento. El hoy presidente electo ha dicho que construirá una “muy buena” relación con Rusia y que podría trabajar con Moscú para combatir a ISIS. Sin profundizar lo que esto implicaría. También sostuvo que intentará reconocer a Crimea, anexada desde Ucrania en 2014, como territorio ruso y que levantará las sanciones impuestas a Rusia por las naciones occidentales por lo que calificaron como una apropiación ilegal de territorio.

Trump criticó a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, diciendo que algunos aliados de Estados Unidos no han cumplido sus compromisos de defensa.

Con una vacante en la Corte Suprema y probablemente varias más en los próximos cuatro años, Trump tendrá la oportunidad de poner un sello conservador en los tribunales nacionales durante las próximas décadas.

Su lista de potenciales nominados ha sido elogiada por activistas conservadores y republicanos en el Senado, que seguramente estarán ansiosos de ayudarlo en esa área.

¿Por dónde empezar?
¿Qué es lo que primero hay que hacer?
No hay un mapa, una guía
¿Qué hacer?

LA INCERTIDUMBRE PERMEA AL MUNDO

CONTINUAREMOS
TERCERA LECTURA

No hay comentarios: