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Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



miércoles, 18 de octubre de 2023

OBSERVACIONES MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

 

 

OBSERVACIONES

 MARCOS GARCÍA CABALLERO

1

El suicidio de Luis González de Alba es un golpe a la inteligencia mexicana. Recuerdo que sólo una vez lo conocí, una vez que fui a México en 1992 y mi padre me lo presentó en un bar que Luis había inaugurado a mitad de insurgentes. Estaba toda la generación del 68 esa ocasión (los vivos entonces). Nunca leí Los días y los años, publicado por ediciones Era, su libro clásico sobre el 68, pero siempre sentí respeto a su persona (ni siquiera me burlé nunca de su condición de homosexual), entiendo que este factor lo tenía de bajada mentalmente. Mucha gente me decía que había perdido respeto POR SUS OPINIONES, y otros me dicen que les gustaba, en fin, que descanse en paz, y que en este país haya respeto a los homosexuales y muy por otro lado, que haya respeto a los escritores y a los periodistas, que desgraciadamente, mueren asesinados por todos lados.

2

Cuando Peña Nieto deje la presidencia de México, de refilón y para orgullo de todos los mexicanos, seguramente va a dar clases de literatura comparada en Oxford, enseñará a los jóvenes ingleses como crear novelas de largo aliento, donde la temática principal sea la política, por supuesto, toda la política y los conflictos fuertes que sólo fueron avizorados por ese tal Shaskespeare, Peña Nieto los volverá luz tremenda sobre los alumnos. Les enseñará, por ejemplo, qué se debe de hacer en un país cuando los maestros protesten, qué hacer cuando uno es sorprendido por periodistas con una multimillonaria Casa Blanca y se genera un escándalo terrible contra la figura Presidencial; también, cómo negociar con los susodichos padres de los 43 jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa, que tanto andan moleste y moleste al gobierno, también, qué hacer en caso de que Donald Trump visite Inglaterra, ya que en México salimos airosos de esa terrible experiencia, en fin, si en Oxford saben de Literatura Comparada, entenderán de qué es lo que les trata este mensaje…

 

3

Después de leer varios libros de literatura mexicana reciente, me doy cuenta de algo muy simple: el exceso de creencia en la fatalidad, es decir: somos miserables, ignorantes, rateros, estúpidos, merecemos todos los infiernos y bla bla bla… Lo que sucede, creo, es que para los autores mexicanos también es muy difícil hacer un ejercicio de purificación personal y hacer el difícil desprendimiento, el desprendimiento de lo otro-obsceno de la realidad y crear obras que apuntaran hacia otras visiones. No necesito decir que sigue siendo muy rescatable la gente y nuestro País en su conjunto. No creo en escapismos ni en best-sellers tradicionales (ni tampoco, en La Invención de Morel parte II, o parte III), pero los autores jóvenes treintañeros deberían empezar a pensar, que es probable que ya haya pasado el juicio final.

 

4

Ahora que hace pocos días fue noticia la muerte del maestro Hugo Gutiérrez Vega, (escribo en 2015) recuerdo claramente el año 2000, cuando en la Escuela de Escritores de la SOGEM él era uno de nuestros maestros más respetados, pero, al mismo tiempo que yo escuchaba su sobrada sabiduría, no sabía de modo real a quién tenía enfrente. Recuerdo que daba la clase de Poesía II, pero disertaba y discurría con elegancia de la poesía inglesa de los años 40’s, 50’s y 60’s (él fue diplomático en Inglaterra) y lo mismo nos contaba de su infancia y nos decía que de niño había conocido a Rafael Alberti, fue agradable escucharlo decir: “¿Así que usted es poeta señor Alberti?” y Alberti que le contestó: “Sí joven, pero le prometo que no lo vuelvo a hacer.” También discurría y se extendía sobre la poesía de Chipre de mediados de siglo XX, sus incursiones en el teatro, así como de su amistad con Julieta Egurrola, ¡Cómo nos divertíamos y prácticamente nos arrullábamos con su palabra! Después, en el año 2006 volví a verlo en Aguascalientes, en la ceremonia de entrega del Premio de Poesía Aguascalientes a Dana Gelinas por su obra Dylan y las ballenas, ya que él fue uno de los jurados. Recuerdo haberme sentado al lado de José Vicente Anaya y de Eduardo Langagne, ahí también estaba José Ángel Leyva y Dana leyó un poema dedicado a los calzones de un futbolista de moda en el céntrico Teatro Morelos. Carcajada general. Pero el maestro nunca me olvidó: muchas veces, cuando en silencio me encontraba estudiando filosofía virtual, yo sabía que Hugo estaba conmigo, y me hacía señas de aprobación de mis esfuerzos filosóficos. Adiós Hugo, toda la SOGEM, todo un Fernando del Paso, como dijo hoy La Jornada, toda la vida cultural mexicana, el mismo periódico, te recordamos ahora como un verdadero grande, un fulgurante, y del mero Jalisco.

 

5

Cuando fuimos compañeros de trabajo, Lucía y yo fuimos muy unidos. Desde el tiempo de la capacitación para el conteo de Población 2005, que se llevó a cabo en noviembre, Lucía me había despertado cierta simpatía, pero no fue sino hasta los momentos de las horas extra con los cuestionarios, cuando realmente nos conocimos. Lo cual fue curioso ya que el trabajo lo llevábamos a cabo en una escuela primaria dentro de un salón desocupado que utilizamos como oficina; pero el personal del INEGI es bien recibido en casi cualquier lado, gracias a la gigantesca difusión que se le tiene qué dar a todo el proceso del levantamiento. Lucía y yo nos pasábamos las ocho horas del trabajo en ese salón de clases; a veces llegaban los entrevistadores a dejarnos su tambache de cuestionarios o se quedaban por un momento a rellenar sus propios formularios, pero en general se podía decir que el salón de la primaria era nuestra oficina exclusiva incluso cuando ya se iban los niños de la primaria a sus casas. Lucía y yo nos encontramos empatía: nos gustaban las mismas canciones, los mismos cantantes y a ella le interesó mi libro de poemas, así que se lo regalé. Conforme nos tuvimos más confianza, empezamos a llevar cosas al viejo salón para no morirnos de frío: algunas rebanadas de pastel, una cafetera eléctrica, y empecé a ver que ella me dejaba recados, como por ejemplo el siguiente: “¿Cómo te levantaste hoy Marcos? Espero que no llegues tarde… besos… te quiere: Lucía”. De que el trabajo era pesado seguro que lo era; había momentos en que entrábamos en momentos estresantes, dolores de cabeza, frío, etcétera. Supongo que por eso quieren al personal del INEGI: porque nos obligan a ser workahólicos. Un día Lucía dejó su escritorio y se sentó en mis piernas cuando ya nuestro coqueteo era evidente, pero concluyó que yo era uno de esos que, sólo dijo: “ya conozco a los de tu clase”. Eso me aguijoneó el ego, supongo que ella creía que yo era un pobre diablo, pero no dejé que la cosa pasara ahí y ahí muriera. Un día, cuando el stress estaba en su cenit, le dije: “vamos a desestresarnos a mi casa”. Acto seguido hicimos el acto y de ahí en adelante el stress se nos fue bajando poco a poco. Lástima que nuestro superior, echó a perder todos los formularios así que, puestos en, o más bien, montando caballos de hacienda, tuvimos que empacharnos con varios días extra. Así que a la hora de la comida, que era cuando nos íbamos a, aparte de comer, a desestresarnos, el último día le dije: “lástima que no volveremos a estar estresados, el asunto comienza a estresarme”.

6

A ti te nombro Ernesto Sábato. Ya que cuando volví a esta tierra desértica no había, en mi edad de Cristo, a nada a que aferrarse y entonces te busqué, y volví a leer La resistencia y una bellísima edición de Sobre héroes y tumbas. Libros que no dan tregua los tuyos, libros que inician ciudades y provocan hecatombes personales. Y no sé por qué pero tú me escuchaste, tú comenzaste a prestarme atención, mientras los y las jóvenes de mi edad pasaban por mi casa pregonando que sí, que eran presumiblemente pudientes y ricos, pero que ya los dados estaban cargados y yo no tenía oportunidad y menos con el jodido vecino que me había tocado. Fue entonces que comprendí que tenía que serte fiel a como diera lugar. No me resigné, no me acostumbré a vivir, pedí una beca estatal para redactar una novela corta y tuve suerte ya que conseguí el favor de los jurados. Era diciembre de 2008 y tendría todo el año siguiente para trabajar en ese proyecto. Trabajé intensamente en esa novela, amor, desamor, mitomanía autobiográfica: una novela que funcionaba porque exageraba la gloria de ser joven y estar en la aventura del amor y los inicios de la vida intelectual. Y tú estabas ahí conmigo Ernesto Sabato, tú, cuando yo regresaba de un viaje a la playa al que nunca hubiera podido ir si no fuera por la beca, me recomendaste leer a Marx, y mi padre discutía contigo en mi conciencia y la mujer de la playa volvió a hacerme ver mi suerte, como la de la historia de la novela. Una suerte de bagaje cultural increíble en mi ser, pero no había oportunidades, no había trabajo, no había más que Ernesto Sábato y su mundo que estaba por terminar. Fue entonces que me cambié de casa, y en el imponente librero donde irían tus obras, cuando comencé a instalarme, poco a poco los libros volvieron a sus estantes, y tú volteaste a verme, y quise hacerte fuerte, yo sabía que estabas muriendo, quise retenerte, pero ya no aguantaste ubicarme en otro sitio y al momento de colocar tu obra yo vi primero como tu rostro se empequeñecía hasta parecer una pincelada de óleo y te fuiste y así supe que habías muerto, tal como al día siguiente La jornada me lo constató y supe de que la primavera entera estaba contigo, falleciste rodeado de pájaros y flores. Pájaros de todo el continente que iban a verte y darte ánimos. ¿no es obvio que los jóvenes de toda América Latina te querían?

7

LA TELEVISIÓN ES EL MAYOR DE LOS PODERES FÁCTICOS PORQUE CONTROLA TODO LO QUE HAY, CUANDO NO HAY TELEVISIÓN...

8

CADA VEZ QUE EL DIABLO LOS QUIERA CHINGAR Y QUE SE PONGA A ALEGAR, USTEDES SOLAMENTE LE DEBEN RESPONDER: "¡PUES PORQUE ASÍ ERES TÚ!"

9

La gente inteligente empieza comprando libros. La gente inteligente lee los libros que compra, al principio de su trayecto de lectura, la gente inteligente se siente de hecho ultra inteligente, y de hecho así es. Pero también pasan los años sobre la gente inteligente, la gente inteligente empieza a sentirse rara, y lo que pasa es que en realidad demasiada inteligencia es peligrosa, es inquietante, no cabe en ningún lado. Luego, poco a poco, la gente inteligente deja de comprar tantos libros, es entonces que la gente inteligente siente que por culpa de tanta inteligencia, puede ser que haya perdido amores, que quizá en un arrebato le dijo imbécil al jefe o superior de la empresa, de la oficina, cualquier cosa, cualquier acto o conducta que salió y costó carísimo. Es entonces cuando la gente inteligente siente que le debe al mundo su cuota de estupidez, nada pasa, pero la gente inteligente empieza a ver más televisión, empieza a olvidarse de los libros… esos libros, carajo, ¡Esas malditas historias! ¡Esos malditos autores que pusieron las bases de la civilización! Entonces, la gente inteligente se empieza a confundirse con la gente común y corriente… hasta que un buen día, esa gente, que fue tan inteligente comienza a preguntarse de dónde salió esa panza, de dónde salió toda esa basura mental que antes no creía, y envejece, toda la jodida gente común y corriente… ¿Qué que pasó? ¡Fernando del Paso se ganó el premio Cervantes, el máximo galardón a las letras en nuestra lengua! No tiene importancia, dice la gente común y corriente…

10

El otro día tuve un diálogo con un hijo de un vecino que no veía hace mucho tiempo y me dijo: “Hola, yo también estoy muy feliz de que Peter Higgs le hayan dado el premio Nobel de Física 2013 por haber elaborado en los años sesenta la teoría de lo que actualmente se conoce popularmente como “la partícula de Dios”, es decir, el Bossón de Higgs, supe además que alrededor de demostrar esta teoría trabajaron físicos de más de 10 países y me imagino que con esto, tú que estudias filosofía, le darás eminentemente la razón al realismo científico y no al idealismo que dice que los leptones o los quarqs son simplemente ficciones convenientes con las cuales trabajan los científicos ¿verdad? Sí, porque, sino, ¿de qué otra forma se explica el gasto millonario de haber construido el acelerador de partículas en la frontera entre Suiza y Francia? Bueno, te dejo, debes sentirte triste de que ya haya muerto Higgs, voy a comprar una Coca-cola, las tortillas, las donas bimbo y unos chicles clorets para lograr sonrisas fuertes”. Después de escuchar aquello, yo sólo pedí unos chicles para demostrar mis sonrisas fuertes: es una pena la muerte de Peter.

 

 

lunes, 16 de octubre de 2023

PROSA, DE INFINITOS DISPERSOS POR MARCOS GARCÍA CABALLERO..


Castillos

 

El sol despedazaba sus galeras en el horizonte. A lo lejos, otros barcos arrastraban las cadenas de sus propios fantasmas, más fugitivos y danzantes. Una orca moría de desengaño y el ángel de la selva corría presto  a descubrir su festín acorazado;  otro espejo de su arco iris sumergido en el fluir de sus ramajes. Ella, corazón diluido, esquivando la porcelana acuática de sus delirios, llenando su vientre de granujas, recogiendo un león marino de las cenizas, desafiando flautas de tulipanes encendidos y abiertos, llegando hasta el más allá de sus fluidos sin vergüenza, operando en carriles despóticos de su tristeza y  su rutina. Él, navío en el desdén olvidado de su locura, atacando la sonda profunda de sus páginas, carcomiendo el pan de sus azulados recuerdos, levantándole banderas al enemigo, construyendo la última esfera de su madera y de sus musgos, atrayendo un sin fín de centinelas para su aquelarre. Ella, arma bendita, suspendiendo su naufragio entre girasoles de aserrín y proponiendo espejos para la danza, ritualizando la efímera causa del olvido, arrullando senderos de espumas en sus dedos, pestañeando al olimpo del arte y de sus cactus abiertos, mamando savia de imposibles cuervos derrotados. Él, molusco incendiado por las avispas del insomnio, conduciendo sus manos por el surco para buscar su propio encuentro, su aullido y despertar. Sintiendo el atardecer rendido entre sus párpados, buscando su por qué, su discurrir, su raíz y su niñez en otras guitarras. La madrugada  llegó como ola rompiendo la noche, extirpándosela, llenando sus fuselajes de aluminio y oro de sol molido. A lo lejos, del clamor de la batalla la marea mecía los últimos restos. Ella, una barca salpicando de blancura el horizonte. Él, un oasis de peces muertos donde gaviotas y pelícanos recogían los últimos restos.

 

 

miércoles, 11 de octubre de 2023

AUTOCOMENTARIO QUE ME HICE Y ME LEÍ JUNTO ROLLOS DE OCTAVIO PAZ

 

31 de marzo lunes 2014 a 100 años de Octavio Paz

Hoy se cumplen 100 años del natalicio de Octavio Paz, y mírate cómo estás tú en lo general y cómo está el mundo:

 

Tengo actualmente un libro en concurso de poesía, ya no vivo en el DF como en 1994, cuando fue la única vez que vi personalmente en una lectura a Octavio Paz en el centro cultural San Ángel. Fue en una mesa de lectura llamada “de vuelta a la poesía”. Fui con Sergio Vicario y Victor, y había expectativa en el ambiente por ver a Paz y los poetas que lo acompañaban: Antonio Deltoro, Aurelio Asiaín entre otros. Ahora en 2014 vivo en Aguascalientes en un departamento, recuerdo que la plaquette conmemorativa de ese día se la quedó mi novia Nora Crespo. Tomamos vino de honor y se vivían los momentos candentes del levantamiento del EZLN en Chiapas. Ahora estudio filosofía a mitad de la carrera en Metafísica en internet por la Universidad Autónoma de Chihuahua, sobre esto se puede comentar, que por cierto, acaba de morir recientemente el gran filósofo Luis Villoro. He estado leyendo un pdf de Jean Groudin, filósofo canadiense que me ha parecido encantadoramente iluminador, sobre todo una parte en la que habla de lo que, no sin renuencia, Platón comentaba de la metafísica y del ser. Al respecto, habría que anotar que “la idea de un dios creador del universo”, a los griegos les habría de haber parecido sumamente extraño. Platón deja entrever la idea de un “demiurgo” que habría creado al mundo solamente. Pues el grano de la cuestión es que desde esa idea platónica y otro conjunto de ideas, ha llegado hasta nosotros nada menos que el Cristianismo y el catolicismo, lo cual, estaba pensando yo en los momentos en que moría Don Luis, tuve que vomitar dos veces por el enorme peso ontológico que me significó esta revelación, no quiero dejar de comentar esto y que quede registrado. Pero volviendo a don  Octavio Paz, aunque hace tiempo no lo leo, recuerdo que en su momento me pareció fantástico El arco y la lira, que lo leí y lo repasé varias veces, pero recuerdo una vez en especial, en 1998, leyendo ese libro y tomando café en un Samborns de Tlalpan y esperando a mi novia Paula, mi chava. Pero ese libro lo leí junto con La Poética del Espacio de Gastón Bachelard, el filósofo francés y noté correspondencias entre uno y otro libro, así que los dos me parecieron geniales. La idea que yo creía tener en ese momento era un ensayo de largo aliento para la escuela de escritores de la SOGEM. Hay algunas frases muy bien dichas en el Laberinto de la Soledad como: “Las redes de pescar palabras están hechas de palabras”. Pero una idea más amplia de esa frase ya la había dicho Karl R. Popper en La Lógica de la Investigación Científica, libro escrito cerca de 10 años antes cuando Popper dice: “Las teorías científicas son redes que lanzamos para apresar eso que llamamos mundo para comprenderlo, dominarlo, etcétera” Dicho libro abre con un epígrafe de Novalis que dice: “el que lance la red más lejos pescará más”, o algo parecido, y es bien sabido que a Octavio Paz le gustaba Novalis. Otro libro que leí antes de eso de Octavio Paz fue El laberinto de la soledad, que era un libro de Raquel Trejo y que se lo volé a Gaby o ella me lo prestó, no recuerdo. Pero recuerdo que esa lectura la sentí indigesta, me parecía un libro muy inteligente, claro, pero a la vez demasiado mágico en sus resoluciones y afirmaciones sobre México. Creo que el libro, como está visto al paso del tiempo, alrededor de él hubo mucha polémica pero es un libro que parece que ya nadie le cree que tenga en la actualidad un reflejo de lo que es la sociedad mexicana. Esa lectura me hizo daño porque por un tiempo, en mis veintitantos años, la tomé a pie juntillas. También leí de Octavio Paz su Pasión crítica, que está superado por ser coyuntural, pero Libertad bajo Palabra me sigue pareciendo un libro extraordinario, todo el libro debe permanecer dentro de la lógica del canon literario de México eh Hispanoamérica, Piedra de Sol, mi vida con la ola, Los Trabajos del Poeta, ¿no hay salida? Etcétera. Otro libro que leí un poco después, creo que en el año 2000, fue Salamandra, el libro de poesía más surrealista de Paz, según creo. Me encantó, y no solamente uno sino varios poemas, en especial es muy fuerte el poema “repeticiones”. Fue un libro que amé y agradecí, así como se tiene que agradecer todo de Octavio Paz, pero críticamente, incluso discrepar, pero como todo mundo habla de Octavio Paz para atribuirle cosas, yo me quedo con mis propias lecturas. El Paz intelectual no lo conozco tanto, gracias a mi padre he sabido de algunos textos, tengo la obra Los Hijos del Limo, pero no lo he leído. Hoy fui al ISSSTE, al GYMNASIO con ese mediocre y desde Aguascalientes escuché a Carmen Aristegui y ahora mi amigo Joaquín ha vuelto, después de 20 años de residir en España, a Aguas, como siempre el Mundo sorprende porque sigue siendo el Mundo.

Llevas ocho años por éstas fechas de residir en Aguascalientes, ha sido duro en varios aspectos por esa idiotez de juan de las pitayas, yo creo que nunca más volveré a esa casa de trapiche al lado de esos subnormales, cerdos fascistas y lambiscones lamedores de botas, viví pocos meses con Salazar, luego en trapiche estuve escribiendo mucho y leyendo mucho, leí muy buenos libros ahí, dos largos de Cabrera Infante el clásico Tres tristes tigres y me gustó mucho más La Habana para un Infante difunto, ese gran Cabrera Infante voy a elaborar un ensayo largo de él con mi proyecto FONCA, si lo gano claro, leí el grandioso libro de El Torturador de Saúl Ibargoyen, y escribí una nota de él,  más bien un ensayo para la Academia Uruguaya de Letras  y para Dos Filos de Zacatecas, además  sigo leyendo su poemario El Poeta y yo, huy, ese libro de Saúl lo he gozado en muchos viajes en camión entre el DF y Aguascalientes. “Ganarás tu vino con el chocar de tu copa”. Luego leí Los Rojos de Ultramar, leí La Voluntad y La Fortuna de Carlos Fuentes, leí los cuentos de Edgar Omar Avilés, leí Las Puertas de la Oscuridad de mi amigo Ernesto Murguía, eran cuentos. Releí En Esto Creo de Carlos Fuentes, sigo, como desde entonces, leyendo varias veces a la semana los poemas de Blaise Cendrars, La Prosa del Transiberiano, he leído y descubierto a Robert Walser, el libro Sueños es una pieza maestra, he descubierto, poco antes de su muerte a Bolívar Echeverría a través de Stefan Gandler, sigo leyendo a veces los poemas de Arturo Valdéz Castro, mi viejo cuate, leí de Arturo Pérez Reverte, La Reina del Sur. Metí el año pasado un proyecto al FONCA sobre una idea borrador de una novela sobre un Barman que leía a Dylan Thomas en Aguascalientes, no me dieron el proyecto, pero para éste año quiero meter un proyecto mejor: se trata de un libro de ensayos de 180 cuartillas más o menos, con ése proyecto sí tengo tela de donde cortar, ya veremos. Por otro lado gracias a la Universidad virtual he leído muchísimo, sobre Platón, La Escuela Milesia, La Escuela Jónica, mucho sobre lógica simbólica, mucho sobre teoría del conocimiento, sobre filosofía de la ciencia, he leído a mi amigo el Doctor en filosofía Caleb Olvera su libro Estética y disolución, gané en Zacatecas el Rosetón de Plata gracias a mi destacada trayectoria artística, me lo mandó el obsequio la gobernadora Amalia García en 2009. He releído los ensayos compilados de Filosofía y sexualidad por Fernando Savater, he descubierto a Geney Beltrán Félix como amigo distante y sus ensayos El sueño no es un refugio sino un arma, que son realmente buenos, bastante altos. Leí y lo malo es que lo regalé La Posibilidad de una Isla de Michel Houellebeq, me arrepentí de regalar el libro a un amigo de mi hermana pero también leí El mapa y el territorio y me pareció totalmente bueno, ¡ha! ¿Cómo lo podía olvidar? Compré en Aguascalientes un libro usado pero es uno de mis grandes maestros: ERNESTO SABATO, de él leí Sobre héroes y tumbas, una obra maestra y dentro de la lógica del máximo canon Latinoamericano, además el gran libro de Julián Meza, El Purgatorio Liberal, curiosamente, lo estaba leyendo cuando él estaba falleciendo por un cáncer mal tratado. Julián Meza era amigo de Vic y de José Vicente Anaya, Sergio Zermeño, etcétera, otros libros también.

Además en el segundo semestre de 2013 le di cinco clases gratis de taller literario al joven Esteban, leímos mucho y discutimos mucho en el ciela fraguas, dejé de darle clases porque me parece ridículo dar un taller literario a un solo alumno, aun así, el joven quedó muy contento, ni siquiera cobré nada, comenzamos con el libro De escritura, un manual de apoyo a talleres literarios hecho por mi viejo maestro Bernardo Ruiz.

OTRO ENSAYO VIEJITO SOBRE BORGES CREO QUE DEL AÑO 2000

 

Nunca nos falta Borges, otro ensayo viejito de cuando aprendía a confeccionar ensayos. POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Debemos al argentino Jorge Luis Borges una de las mayores maestrías narrativas del siglo XX y no hay nadie que yo sepa, que pueda refutar este lugar común. En Oxford, en los años 70s Borges recitó cuando se estaba quedando ciego, algo de poesía gauchesca, lo cual es normal; podría decirse: “el tipo es argentino, es obvio que conoce de poesía gauchesca”, pero Borges siguió recitando partes del Bewolf, de Orlando Furioso y otros poemas épicos europeos, “tal ves el tipo sabe algo más, quizá sea un genio”, podría pensarse y para ser honestos, no se estaría lejos de la verdad.  Una vez me preguntaron unos amigos como éste autor maneja el concepto del espacio en el cuento El tema del traidor y el héroe  y yo escribí que en este cuento tendríamos que responder que el mismo Borges lo plantea como argumento, es decir, como un asunto en el cual el espacio está sumamente acotado para dejar que el asunto fluya mejor. El espacio, en tanto lugar físico, aparece sólo de modo enunciativo en el segundo párrafo del relato:

 

                   "La acción transcurre en un país oprimido y tenaz: Polonia, Irlanda, La república de Venecia, algún Estado

sudamericano o balcánico... Ha transcurrido, mejor dicho..."

 

         Podríamos decir también que a Borges no le preocupa la narración tradicional que ocurre en un tiempo y un espacio porque precisamente el tiempo es casi totalmente un personaje de su relato: Ryan, el narrador, (de una historia que se plantea en el texto pero que no aparece) sirve a Borges para narrar, como es antepasado "del joven, del heroico, del bello, del asesinado Fergus Kilpatrick."

 

         El tiempo del relato tiene un tratamiento más complejo y, diríamos que triple: comienza en el presente, es decir, 1944, (año en que supuestamente a Borges se le ocurre contarlo), pero en realidad la acción del cuento comienza en 1824, año en que Ryan descubre la verdad sobre el asesinato de su bisabuelo Fergus Kilpatrick, quien fue un capitán de conspiradores (obviamente mucho antes de 1824, de hecho, Borges señala que esa fecha es cercana al centenario de su muerte, sería entonces 1724), para una rebelión en Irlanda. Las circunstancias del asesinato rebasan lo puramente policial. "James Nolan, el más antiguo de los compañeros del héroe, había traducido al gaélico los principales dramas de Shakespeare; entre ellos, Julio César." Como el mismo Borges dice, esto nos da una idea de laberintos circulares puesto que el héroe Kilpatrick, igual que Julio César, traía una carta cerrada que fue encontrada en su cadáver donde se le advertía del riesgo de concurrir al teatro (lugar del asesinato) ese mismo día, cosa muy parecida que le ocurrió a Julio César. De esta manera, "Esos paralelismos (y otros) de la historia de César y de la historia de un conspirador irlandés inducen a Ryan a suponer una forma secreta del tiempo, un dibujo de líneas que se repiten".

         El tiempo va cobrando forma como personaje a medida que el relato se resuelve, puesto que Ryan, al descubrir la verdad del asesinato, descubre que tal vez esto también estaba previsto por Nolan, quien fue el artífice de las circunstancias teatrales de la muerte de Kilpatrick. Es decir que, en la maraña de tiempos manejados por Borges, la suerte está del lado de Nolan pues es éste personaje el que había previsto las posibles implicaciones futuras del crimen y así nos llega el cuento en el presente.

 

 

Así, sobre este cuento borgeano, podríamos decir que la premisa es: "A pesar de que al paso de la historia se llega con la verdad, muchas veces se encubre para explicar mejor la época histórica en la que sucedieron los hechos." Sostengo esta premisa ya que Ryan, al descubrir la verdad del asesinato de su bisabuelo Kilpatrick, no decide mostrarla tal cual es por ser demasiado compleja y decide elaborar su biografía mostrándolo como un personaje singular y digno de aprecio, aunque de hecho, Nolan había previsto que en el futuro esto podría suceder y de acuerdo con los verdaderos hechos, esto sólo es una verdad parcializada.

 

 

 

martes, 10 de octubre de 2023

UN ENSAYO VIEJITO, DE CUANDO APRENDÍA HACER ENSAYOS, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO Los escritores y la derrota. Por Marcos García Caballero


“¡Pónganse alrededor del fuego, que nos vamos a montar una juerga! ¡Lo vamos a pasar bien!” [Astérix en Hispanie citado por Clément Rosset en El principio de crueldad]

Alguna vez, con la voz grave, cierto maestro me dijo: “lo que escribas estará en tu futuro, eso es lo cabrón de la escritura que nadie te va a decir”. Y ahora, como ya varios  poetas de ambos sexos (más jóvenes que yo) hablan seriamente de la sublimidad de la derrota; que la derrota para allá  y que la derrota para acá, pienso que debería agarrar y  darles de garrotazos para que se olvidaran del agarrotamiento que te puede dar de un momento a otro por un catorrazo o tal vez por agarrar camorra con tal de derrotar a la mala a otro escritor, pero caray, sentimiento que  por supuesto, no debe ser permanente. Sí, porque, si se nos vuelve sublime la derrota, tendremos que volver a sentirnos tristes, deprimidos o pasivos y toda esa andanada de patrañas y de parasitismo que se le adjudica a los escritores…, tendremos que darnos cuenta de que lo único que necesitamos es o era amor y no libros ni escribirlos, como decían los Beatles y entonces… ¿De qué sirvió, digo yo? ¿De qué sirvió tanta tinta y comentarios críticos y tanto martirologio y tanto corazón sangrante? Esta actitud de asumir pronto la derrota pareciera más triste escucharla que sentirla; finalmente, desde los 7 años de edad yo sabía ya que me deparaba el destino, pero ¿derrota? Así, así… ¿derrota ante qué? ¿Escritores derrotados? ¿Qué o quién los derrotó? En opinión del español Fernando Millán un teórico queda sepultado debajo de su propia teoría, su propio peso lo vence, lo mutila vitalmente: podemos imaginar un Rimbaud de 19 años y genio y aventurero, pero nunca un Borges erudito haciéndola de mercader a las afueras de Buenos Aires a los 60 años de edad.

Me parece que lo primero que derrota a un escritor es la falta de visión: uno puede morir anónimo y haber sido feliz, pero uno no puede escribir diez buenas novelas y que la fama consecuente (como el mismo Borges sostenía) se transforme en un malentendido mediante el cual todos queden satisfechos, tanto críticos, lectores y creador, eso no ocurre. Independientemente de la relación que el autor mantenga con su obra (que será quizá su último secreto vitalmente hablando), es evidente que no convive ningún lector con el mismo tipo de libros durante toda su vida. La lectura misma en abstracto es un ejercicio que envejece, pero por lo mismo escribir y leer adquieren sentido con la vuelta de los años.

Aunque uno no recuerde totalmente el primer libro leído tal como se recuerda una imagen televisiva, uno recuerda mucho más el significado que se tejió entre uno mismo y su lectura personal que entre uno mismo y una imagen televisiva.

Ayer a los niños nos daban a Poe traducido por Cortázar y un poco de atari y de pacman para recordarnos que del cuento no se vive, ¿Los niños del nintendo y de Harry Potter nos leerán mañana? La pregunta es más un reto que un destino irrecusable o de relación lector/escritor, puesto que si algo ha perdido la literatura ante todas las demás diversiones es excitación y adrenalina respecto inclusive hasta el game boy o el mario boss, pero siempre ha sido así: el mensaje de la letra impresa está, como siempre, en desventaja y degustando a ciertas elites (la famosa “inmensa minoría” de Juan Ramón Jiménez), sin embargo, esto no justifica una literatura difícil en ningún sentido; no podemos ser excluyentes: el pie de página que dura dos páginas, la nota, el op. cit., el epígrafe, incluso la dedicatoria deberían desaparecer para desnudar más el mensaje y el contenido (que no prostituirlo, como dicen los que no piensan que escribir también es un trabajo y que, incluso cuando deja de representar trabajo, así, sola, la vieja perra de la literatura nos abandona: he ahí otro tipo de derrota).  Es obvio que escribir no sirve para nada, pero… ¿de verdad es tan obvio? La frase sólo suena bien en la boca de alguien que con anterioridad ha leído La Guerra y la paz de Tolstoi o, por lo menos, la poesía completa del propio Rimbaud.

No se trata de decirlo todo en un escrito porque el absoluto no existe; ni siquiera el absoluto irracional o diarréico de la poesía puesto que en cuanto termine vendrá la siguiente generación y dirá que las cosas son distintas. Sin embargo, la realidad en su conjunto, tal cual está puesta y vista, no es literatura. La realidad está ahí y ya, punto. Es preciso acercar las palabras y los conceptos al lugar al que pertenecen, porque en estricto sentido, o mejor dicho en sentido apasionado, la literatura debe de parecerse más al término vida que al término realidad. La diferencia de empezar desde estas dos palabras cualquier tipo de trabajo intelectual, habla de los compromisos del autor, y es indudable que cualquier autor se compromete por algo.

El asunto del compromiso es como rentar una buhardilla metafísica en la casa de uno donde viva su tipo de preocupación sobre el mundo, pero eso nos recuerda que de otra forma nunca sería un asunto serio la escritura y su aprendizaje y la sabiduría que proviene de los libros. Georges Bataille escribió alguna vez una frase que personalmente tomé como bandera respecto a la escritura: “La literatura será todo o no será nada” (Introducción a La literatura y el mal). La diferencia en la dualidad compromiso y realidad o vida estriba en que vida está ligada siempre a la historia personal, al creciente individualismo con el que ha iniciado el siglo XXI, a la abolición de viejas doctrinas para reemplazarlas por nuevas, en medio de políticas que finalmente todo lo tragan (incluso el trabajo intelectual) y, precisamente por ello, el primer compromiso del escritor es con la vida, no con la realidad, sea lo que cada quien crea que es eso. Vida es y se parece más a las sensaciones por las que atravesamos este mundo; vida tiene qué ver más con experiencia personal, con lo que de inmediato reconocemos en el otro, su condición humana: en el distante soldado irakí que vemos morir junto a su par norteamericano en las fotos de los periódicos, en las muestras de fotografía, etcétera. Vida siempre estará ligada a lo irrepetible, a lo irreductible, a los derechos humanos, al primer valor a que tiene derecho todo ser humano en cualquier condición y en cualquier país: el derecho a la vida. En cambio, partir del término “realidad” es un verdadero problema. En primer lugar, porque eso es ya filosofar y toda filosofía es una teoría de lo real, conforme con la etimología griega de la palabra teoría y necesariamente con un componente creativo (o poético) ya que las imágenes que proporciona de la realidad no son fotografías sino recomposiciones, así como lo son una pintura de un paisaje o una biografía respecto a una vida de algún célebre personaje. Hace ya setenta y tantos años, cuando el francés Denis de Rougemont escribió Amor y occidente, había quedado claro, aún más, que: “ninguna teoría, por más fuerte que sea, será nunca tan compleja como la realidad”. Citando de memoria, recuerdo ese pasaje de la introducción del libro en el que el propio autor se quejaba de esta, digamos, insuficiencia, por decirlo en  jerga de otro pensador  francés  pero contemporáneo: Clément Rosset, que  en su libro El principio de crueldad (1994) plantea: “Lo más notable de esta resistencia ancestral de la filosofía a tomar en consideración la sola realidad es que no proviene en absoluto, contrariamente a lo que se podría suponer, de un legítimo desasosiego ante la inmensidad y, por consiguiente, ante la imposibilidad de una tarea semejante, sino más bien de un sentimiento exactamente contrario: de la idea de que la realidad, incluso suponiéndola conocida y explorada por completo, jamás revelará las claves de su propia comprensión, por no contener en ella misma las reglas de descodificación que permitirían descifrar su naturaleza y su sentido. Considerar la sola realidad equivaldría, por lo tanto, a examinar en vano un reverso del que siempre se ignorará el derecho, o un doble del que siempre se ignorará el original del que es copia. De modo que la filosofía tropieza normalmente con lo real no en razón de su inagotable riqueza, sino más bien de su pobreza en razones de ser, que hace de la realidad una materia a la vez demasiado amplia y demasiado delgada: demasiado amplia para ser recorrida, demasiado delgada para ser comprendida.” Una realidad lógicamente estudiable, pero una realidad nunca lógicamente comprensible… El título del libro de Rosset no pretende manifestar  alguna crueldad supra humana ni mucho menos cae en toda esa charlatanería sobre lo malvado para pontificarnos como un cura ni mucho menos, sino de un sentimiento de ser eco y testimonio que brota más bien del ser humano al descubrir, dicho en mi propia paráfrasis, que, ya que la realidad por sí misma carece de inteligibilidad para el ser humano, Rosset, en la obra citada, propone la causalidad precisamente de insuficiencia de la misma realidad para ser interpretada. Y es que no es para menos: después de una aproximación cruda con lo real en el mundo contemporáneo incluso la Biblia se quedará corta y seguiremos siendo lo que realmente somos: seres psicosexuales y esto desgraciadamente  no me parece una blasfemia sino una afirmación real entre otras muchas realidades, se supone que esto es ya parte de la posmodernidad y Rosset pertenece a ella, pero a mi juicio es el mejor filósofo francés vivo y no ese famoso Quentin Tarantino de la filosofía que es  Baudrillard; o en otras palabras y para salir de opiniones de competencia, el escritor como tal, así puesto en abstracto,  debe mantener esa postura de la que habló el poeta negro beatnick  Langsthon Huges: El de ser un habitante de una torre de vigilancia de la sociedad, no habitante de una torre de marfil. Es decir, debe tener más conciencia de lo que pasa en la realidad, ya que así se fomenta la imaginación (nunca habrá imaginación fecunda partiendo de la nada absoluta),  y no ser supuestamente el famoso fotógrafo de la realidad, como se comenta siempre en todas las solapas de la última novela publicada en Estados Unidos o España. Recuérdese que hablo de posturas frente al acto creativo y posturas conjuntamente frente a equis circunstancia, porque el término realidad nos remite a pensar en lo que pasa en la calle, pero la realidad es el concepto filosófico por excelencia y se debate desde antes que existieran calles, dicho sea de paso.

Nuestro querido y mexicanísimo Ricardo Garibay fue increpado en entrevista por la Jornada Semanal hasta Cuernavaca cuando dicho suplemento era dirigido por Roger Bartra, y   a la pregunta: “¿Cómo ve el escritor a sus semejantes?” Garibay respondió: “Los veo con una mezcla de odio, asco y generosidad”. Esto me devuelve al tema de la derrota y los jóvenes poetas. “Amó, quiso vivir, se vio morir, eso basta para hacer todo un hombre” dice Sartre en Las palabras. ¿Entonces…, cuál es la derrota, jóvenes poetas? Ante la idea total de la derrota, opongo una entrevista a Bachelard en los sesentas del XX en la que el maestro contestó así al periodista que le preguntaba su opinión sobre la delincuencia en Francia: “Pues mire usted, para mí, todas las cimas humanas son eso, cimas.”  Por otro lado el psicodrama es una forma de derrota: simplemente hay que leer la famosa Carta al padre de Kafka para entender el drama humano de Franz Kafka, no del famoso mundialmente célebre autor Kafka. Pero vuelvo a la entrevista a Ricardo Garibay: En ella, Garibay arriesgaba, a la pregunta: “¿Qué imaginaba que llegaría a ser usted a los 17 años?” La siguiente respuesta: “El joven que a los 17 años no sueña con ser algo en verdad grande nunca llegará a nada.” Bien por Garibay. Bien por los que leímos la entrevista rondando edades parecidas a los 17. Pues si no, ¿De qué otro modo? Es que la derrota suena bien en la adolescencia, en la edad en que lo dado parece que nos lo merecemos, en la edad que se mira hacia atrás por la nostalgia que significa crecer; la edad que parece que todo merece nuestra participación. Baudelaire lo resume así en uno de los textos de los Diarios íntimos:

“El gusto por la ganancia productiva debe de reemplazar, en el hombre maduro, el gusto por la pérdida”.

La vertiente del sentirse derrotado el escritor, me parece que tiene  que ver, indiscutiblemente en el escritor, extremadamente a algo ligado  a su proyecto de vida. Y para proyecto de vida Lawrence Durrell dijo así: “Con una mujer puedes sufrir su amor, gozarlo o hacer literatura.” En mi caso personal, me inclino más por la última opción.

Otra vertiente del sentir de la derrota de un escritor y quizá la más real es ésta: terminar repitiendo y repitiendo y dándole vueltas a los mismos temas y no evolucionar ni ideológicamente ni hacia algún puerto o ruta estética. El escritor que opta por sólo  callarse la boca no está derrotado ni ha triunfado, ha tomado una decisión… pero tal parece que la idea del escritor derrotado es la idea del escritor que se autodestruye o reniega de lo ya escrito o leído; el auto sabotaje; siempre ha habido y ha desaparecido ese tipo de escritores, pero es un hecho que el artista que triunfa, el escritor que triunfa es aquél que logra transmitir al lector  el irrecusable e irrepetible  aguijonazo  de simplemente querer escribir de vuelta lo ya leído; en mi caso personal, con  un solo lector que sienta o haya sentido el deseo de superarme, es decir, de re escribirme con sus propias palabras, sentiré que la faena de éste oficio ingrato se ha realizado.

 

 

Agosto 2005

 

 

lunes, 9 de octubre de 2023

MICRO-ENSAYO, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

 

 

 

 

 

EL ALCOHOL Y LA LITERATURA

 MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Antes de que una encuesta hecha por ahí de 1998 a José Antonio Alcaraz que denominó al dramaturgo como “el hombre más culto de México”, la prensa de la Ciudad de México le preguntó el por qué la literatura, más que cualquier otra disciplina artística, estaba tan mezclada con el alcoholismo. Alcaraz respondió que todo eso no era más que un pancho, solamente un mito, porque si así se produjera siempre buena literatura —abusando del alcohol— él no sería un Director de una Escuela de Escritores, sino que cerraría la Escuela y pondría rápidamente una buena y pintoresca cantinucha.

Mi opinión no dista del ahora fallecido dramaturgo, al que siempre recordaré como mi maestro, pero sí puedo afirmar que la mitología del escritor bohemio y decadente, desubicado o tristón, etcétera, ha existido siempre. Por ejemplo en el siglo dos XX hubo dos grandes borrachos y lujuriosos que parecían ser sólo unos pobres diablos como Henry Miller y Charles Bukowski que si están o no están incluidos en el canon de tal o cual Universidad o estudio de la historia de la Literatura Universal  finalmente no importa: sus escritos simplemente rebasan cualquier expectativa en términos de fuerza expresiva y de riqueza vital y verbal, o para decirlo de otra manera, gracias a sus escritos se han desbordado enormes cantidades de cerveza de quienes los admiramos o de quienes quisieron ser sus epígonos en cualquier parte y en muchos espacios (de éste y del otro lado del Atlántico); de estos dos norteamericanos basta citar los famosos Trópicos de Miller (uno de ellos estuvo prohibido durante 30 años o más, supuestamente acusado de “pornografía” y “obscenidad”) y del segundo autor sus extensos poemas malditos o sus novelas como Mujeres o los cuentos de Música de cañerías. Pero claro que inmediatamente hay que aclarar que no hay un Per se: literatura de buena factura no necesariamente proviene de experiencias alcohólicas ni mucho menos. Antes que cualquier otra cosa, escribir diez buenos poemas, cinco buenos cuentos o un par de novelas excelentes es un trabajo mezclado con algo que busca perseguir la inteligencia del autor, es trabajo y es chamba, pues.

Éste mito tiene su origen desde muy lejos; pero en los albores de la época moderna podemos identificar a varios borrachos geniales en Francia en el siglo XIX: Charles Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Lautréamont, etcétera. Ellos experimentaron con el opio (Baudelaire tiene un extenso texto que se titula: acercamientos al opio y hachís), todo tipo de alcoholes incluido el ajenjo y ellos pasaron a la historia de la Literatura Mundial como los santos patrones del desmadre, la encarnación de personajes grotescos y diabólicos, excesivos en todo, incluido el sexo y el espíritu contestatario de la juventud, desde ese momento (1845 más o menos) hasta toda la juventud rebelde en todos los tiempos y todos los espacios; aún a pesar de que Rimbaud murió en pleno apego al cristianismo y a los demás de ellos… podemos imaginar cómo les fue un poco más adelante. Todo esto también es o ya pasó a formar parte  de la inspiración actual de nuevas generaciones de escritores y músicos en épocas más recientes como 1950 con las poéticas de la generación beatnick o los artistas  del jazz hasta el rock and roll: desde Charlie Parker, pasando por The Rolling Stones (quienes fueron amigos del beatnick más drogo de todos: William Bourruhgs  y lo fueron a visitar a  Tánger, donde él vivía día y noche escribiendo e inyectándose de tocho morocho), hasta los actuales The Black Eyes Peas.

Pero quedarse con las anécdotas es algo baladí, es algo snob: pose de poses. Todo lo que este tipo de obras proclaman y pregonan, como diría Ciryl Connolly en La Tumba sin sosiego, es: “¡Lee, leéme pero ya tú maldito lector!” Gritan desde sus tumbas estos personajes. Por ejemplo, Las flores del mal de Baudelaire, aparecidas por ahí de 1855 contienen una fuerte relación con los mitos fundantes  de la gloriosa época micénica; los poemas de Baudelaire en una buena y cuidada edición mantienen notas a pie de página para el lector de  habla hispana, es decir, este tipo de literatura nunca fue sólo habladuría, como diríamos hoy; se trata de autores serios al momento de enfrentarse con el acto creativo, el decir o como gustes y sí, eran también autores de desmanes y desmadres pero nos legaron una nueva visión para entender el contexto y el adentro del hombre a partir de esos momentos para lo que iba a seguir después. Igualmente pasa con otros autores; incluso de la antigua Roma, el filósofo Séneca recomendaba una buena borrachera de vez en cuando: “no para ahogarnos en el vino sino para encontrar en él algo de reposo”.

Puede decirse en pocas palabras y ahorrarse tantas explicaciones a las mentes que se quedaron viviendo en el siglo XIX con esto: todos los grandes escritores, bebedores o no bebedores desde el inicio de la modernidad han asumido la dimensión trágica de la existencia y el habitar del hombre en la Tierra, porque asumir esto es un intento de abstraer toda la substancia de la vida y la literatura para verter esos venenos en la obra. ¿Entonces? Pues nunca estará mal unas cucharadas para quitarse el bajón y salirse a las festividades de la noche y en pleno fragor interrogar y platicar con Dios en la parranda para ver cómo le va en sus cosas… etc. Como digo, es un mito exagerado, porque desde entonces también existían las almas calmaditas que fueron, corrieron y le dijeron a mami y papi: “¡Esos se drogan y hacen lo que quieren!” Y entonces por eso se cree que casi por ley todo escritor es bebedor y ¡carajo! Los escritores seguiremos bebiendo…

 

 

 

 

 

 

viernes, 6 de octubre de 2023

POEMA SOPORTE MATERIAL DEL LIBRO INFINITOS DISPERSOS, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO


 

Soporte Material

 

                   El soporte material del poema

                        es la frente que lo acompaña en su carrera,

                        la palabra en fuga que deja en los ojos

                        la estela que lo cobija o lo desnuda;

                        frialdad de huesos rojos arrojados a la hoguera

                        o capucha sombría que respira

                        antes de develar su rostro de piedra.

                        Una ranura de su estanque de vértebras

                        se dobla para dejar salir una gota

                        después de la tormenta.

                        En efecto, hay una gotera,

                        las vértebras lanzan coletazos de iguana

                        contentas de suavizarse un poco

                        la antigüedad de su urticaria.

                        Las uñas del lobo paralizan el sonido

                        y el poema recorre su hilera de butacas

                        y sus naipes de cuellos verdes hacia la esquina,

                        al doliente sopor que pregona

                        en pancartas el temblor de cosas irrebatibles.

                        El poema no se percibe sin su estómago macizo,

                        necesita flechas para tronchar el cordón umbilical

                        que le bombea una cordillera por estos dedos.

                        ¿Cómo arrojar al poema sin revolución

                        aunque con revolución nace el poema?

                        Quítame de encima esta tierra blanda,

                        quítame del fuego que no respira,

                        quítame tu infamia de cartógrafo sin mundo,

                        que brote de tu espalda una bala de mercurio

                        para saciar mi sed, pues lo que busco es una trinchera

                        para apoltronarme como una herida eterna,

                        pedalear con mi bicicleta los caminos de la niebla,

                        hacer de ti mi hamaca entre palmeras,

                        dormitar clandestinamente en tu fotografía,

                        llevar el curare a donde no hay cómo curar,

                        desafiar tus pantanos,

                        tus costras, tu costumbre,

                        tu eterno sueño de tigre que come tijeras

                        para moldear su sombra del engaño.

                        No hay espanto en esta noche de otoño triste,

                        no habrá invierno para felicitarse a secas,

                        no habrá cuchillos donde hay hachas

                        y no habrá hachas donde hay tormentas.

                        Sólo yo decidiré cual será mi escarcha,

                        mi cacique y mi fuego,

                        así que si me has oído retírate al olvido,

                        pues de allá es de donde vengo

                        y allá es donde seguiré volviendo,

                        como pipa junto al fuego

                        seré un volcán en tus recuerdos,

                        y como soy irrebatible me llevaré

                        tus ojos internos,

                        en ellos me refocilaré

                        metiéndoles búhos para aullar

                        lo que yo ya no puedo aullar,

                        pues es imposible morder sin perder

                        un trozo de oscuridad cuando la luz

                        marcha como un ejército en el rostro

                        que desea morir de nuevo con un solo respirar.

 

 

 


jueves, 5 de octubre de 2023

UN TESORITO QUE RELEEO MUY POCO, DEBO RELEERLO MÁS,

 




Consejos a los jóvenes literatos
 
Charles Baudelaire

 

Los preceptos que se van a leer son fruto de la experiencia; la experiencia implica una cierta suma de equivocaciones; y como cada cual las ha cometido –todas o poco menos-, espero que mi experiencia será verificada por la de cada cual.

***

I

DE LA SUERTE Y DE LA MALA SUERTE EN LOS COMIENZOS

Los jóvenes escritores que hablando de un colega novel dicen con acento matizado de envidia: "¡Ha comenzado bien, ha tenido una suerte loca!", no reflexionan que todo comienzo está siempre precedido y es el resultado de otros veinte comienzos que no se conocen.

...creo más bien que el éxito es, en una proporción aritmética o geométrica, según la fuerza del escritor, el resultado de éxitos anteriores, a menudo invisibles a simple vista. Hay una lenta agregación de éxitos moleculares; pero generaciones espontáneas y milagrosas jamás.

Los que dicen: "Yo tengo mala suerte", son los que todavía no han tenido suficientes éxitos y lo ignoran.

***

Libertad y fatalidad son dos contrarios; vistas de cerca y de lejos son una sola voluntad.

Y es por eso que no hay mala suerte. Si hay mala suerte, es que nos falta algo: ese algo hay que conocerlo y estudiar el juego de las voluntades vecinas para desplazar más fácilmente la circunferencia.

***

II

DE LOS SALARIOS

Por hermosa que sea una casa es ante todo -y antes de que su belleza quede demostrada- tantos metros de frente por tantos de fondo. De igual modo la literatura, que es la materia más inapreciable, es ante todo una serie de columnas escritas; y el arquitecto literario, cuyo sólo nombre no es una probabilidad de beneficio, debe vender a cualquier precio.

Hay jóvenes que dicen: "Ya que esto vale tan poco, ¿para qué tomarse tanto trabajo?" Hubieran podido entregar trabajo del mejor; y en ese caso sólo hubieran sido estafados por la necesidad actual, por la ley de la naturaleza; pero se han estafado a sí mismos. Mal pagados, hubieran podido honrarse con ello; mal pagados, se han deshonrado.

Resumo todo lo que podría escribir sobre este asunto en esta máxima suprema, que entrego a la meditación de todos los filósofos, de todos los historiadores y de todos los hombres de negocios: "¡Sólo es con los buenos sentimientos con los que se llega a la fortuna!"

Los que dicen: "¡Para qué devanarse los sesos por tan poco!" son los mismos que más tarde quieren vender sus libros a doscientos francos el pliego, y rechazados, vuelven al día siguiente a ofrecerlo con cien francos de pérdida.

El hombre razonable es el que dice: "Yo creo que esto vale tanto, porque tengo genio; pero si hay que hacer algunas concesiones, las haré, para tener el honor de ser de los vuestros".

III

DE LAS SIMPATÍAS Y DE LAS ANTIPATÍAS

En amor como en literatura, las simpatías son involuntarias; no obstante, necesitan ser verificadas, y la razón tiene ulteriormente su parte.

Las verdaderas simpatías son excelentes, pues son dos en uno; las falsas son detestables, pues no hacen más que uno, menos la indiferencia primitiva, que vale más que el odio, consecuencia necesaria del engaño y de la desilusión.

Por eso yo admiro y admito la camaradería, siempre que esté fundada en relaciones esenciales de razón y de temperamento. Entonces es una de las santas manifestaciones de la naturaleza, una de las numerosas aplicaciones de ese proverbio sagrado: la unión hace la fuerza.

La misma ley de franqueza y de ingenuidad debe regir las antipatías. Sin embargo, hay gentes que se fabrican así odios como admiraciones, aturdidamente. Y esto es algo muy imprudente; es hacerse de un enemigo, sin beneficio ni provecho. Un golpe fallido no deja por eso de herir al menos en el corazón al rival a quien se le destinaba, sin contar que puede herir a derecha e izquierda a alguno de los testigos del combate.

Un día, durante una lección de esgrima, vino a molestarme un acreedor; yo lo perseguí por la escalera, a golpes de florete. Cuando volví, el maestro de armas, un gigante pacífico que me hubiera tirado al suelo de un soplido, me dijo: "¡Cómo prodiga usted su antipatía! ¡Un poeta! ¡Un filósofo! ¡Ah, que no se diga!" Yo había perdido el tiempo de dos asaltos, estaba sofocado, avergonzado y despreciado por un hombre más, el acreedor, a quien no había podido hacer gran cosa.

En efecto, el odio es un licor precioso, un veneno más caro que el de los Borgia, pues está hecho con nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño ¡y los dos tercios de nuestro amor! ¡Hay que guardarlo avaramente!

IV

DEL VAPULEO

El vapuleo no debe practicarse más que contra los secuaces del error. Si somos fuertes, nos perdemos atacando a un hombre fuerte; aunque disintamos en algunos puntos, él será siempre de los nuestros en ciertas ocasiones.

Hay dos métodos de vapuleo: en línea curva y en línea recta, que es el camino más corto. (...) La línea curva divierte a la galería, pero no la instruye.

La línea recta... consiste en decir: "El señor X... es un hombre deshonesto y además un imbécil; cosa que voy a probar" -¡y a probarla!-; primero..., segundo..., tercero...etc. Recomiendo este método a quienes tengan fe en la razón y buenos puños.

Un vapuleo fallido es un accidente deplorable, es una flecha que vuelve al punto de partida, o al menos, que nos desgarra la mano al partir; una bala cuyo rebote puede matarnos.

V

DE LOS MÉTODOS DE COMPOSICIÓN

Hoy por hoy hay que producir mucho, de modo que hay que andar de prisa; de modo que hay que apresurarse lentamente; pues es menester que todos los golpes lleguen y que ni un solo toque sea inútil.

Para escribir rápido, hay que haber pensado mucho; haber llevado consigo un tema en el paseo, en el baño, en el restaurante, y casi en casa de la querida. (...)

Cubrir una tela no es cargarla de colores, es esbozar de modo liviano, disponer las masas en tono ligero y transparentes. La tela debe estar cubierta -en espíritu- en el momento en que el escritor toma la pluma para escribir el título.

Se dice que Balzac ennegrece sus manuscritos y sus pruebas de manera fantástica y desordenada. Una novela pasa entonces por una serie de génesis, en los que se dispersa, no sólo la unidad de la frase, sino también la de la obra. Sin duda es este mal método el que da a menudo a su estilo ese no se qué de difuso, de atropellado y de embrollado, que es el único defecto de ese gran historiador.

VI

DEL TRABAJO DIARIO Y DE LA INSPIRACIÓN

(...)

Una alimentación muy sustanciosa, pero regular, es la única cosa necesaria para los escritores fecundos. Decididamente, la inspiración es hermana del trabajo cotidiano. Estos dos contrarios no se excluyen en absoluto, como todos los contrarios que constituyen la naturaleza. La inspiración obedece, como el hombre, como la digestión, como el sueño. (...) Si se consiente en vivir en una contemplación tenaz de la obra futura, el trabajo diario servirá a la inspiración, como una escritura legible sirve para aclarar el pensamiento, y como el pensamiento calmo y poderoso sirve para escribir legiblemente, pues ya pasó el tiempo de la mala letra.

VII

DE LA POESÍA

En cuanto a los que se entregan o se han entregado con éxito a la poesía, yo les aconsejo que no la abandonen jamás. La poesía es una de las artes que más reportan; pero es una especie de colocación cuyos intereses sólo se cobran tarde; en compensación, muy crecidos.

Desafío a los envidiosos a que me citen buenos versos que hayan arruinado a un editor.

(...)

¿Por lo demás, qué tiene de sorprendente, puesto que todo hombre sano puede pasarse dos días sin comer, pero nunca sin poesía?

El arte que satisface la necesidad más imperiosa será siempre el más honrado.

VIII

DE LOS ACREEDORES

(...) Que el desorden haya acompañado a veces al genio, lo único que prueba es que el genio es terriblemente fuerte; por desgracia, para muchos jóvenes, ese título expresaba no un accidente, sino una necesidad.

Yo dudo mucho que Goethe haya tenido acreedores (...). No tengan acreedores jamás; a lo sumo, hagan como si los tuvieran, que es todo lo que puedo permitirles.

IX

DE LAS QUERIDAS

Si quiero acatar la ley de los contrastes, que gobierna el orden moral y el orden físico, me veo obligado a ubicar entre las mujeres peligrosas para los hombres de letras, a la mujer honesta, a la literata y a la actriz; la mujer honesta, porque pertenece necesariamente a dos hombres y es un mediocre pábulo para el alma despótica de un poeta; la literata, porque es un hombre fallido; la actriz, porque está barnizada de literatura y habla en "argot"; en fin, porque no es una mujer en toda la acepción de la palabra, ya que el público le resulta algo más preciosos que el amor.

(...)

Porque todos los verdaderos literatos sienten horror por la literatura en determinados momentos, por eso, yo no admito para ellos -almas libres y orgullosas, espíritus fatigados que siempre necesitan reposar al séptimo día-, más que dos clases posibles de mujeres: las bobas o las mujerzuelas, la olla casera o el amor.

-Hermanos, ¿hay necesidad de exponer las razones?

15 de abril de 1846