POR MARCOS GARCÍA CABALLERO
Ante la pregunta ¿Se
encuentra en crisis la religión?, cabe una respuesta doble, es decir, tanto
afirmativa como negativa. Efectivamente, desde que Nietzsche hizo la famosa
afirmación “Dios ha muerto”, la Religión ha pasado por diversas crisis y son
los propios jerarcas de la iglesia y sus teóricos los que no dejan de estar
preocupados por lo que se detecta como vientos agitados que han afectado los
cimientos de la Iglesia y la Religión. Como lo afirma Torres Queiruga en su
libro “Creo en Dios Padre” “el ateísmo moderno es la
consecuencia de un choque entre dos mundos culturales: el antiguo y el
moderno”, siendo el moderno el resultado de la “Ilustración”, que
arrancó con el Renacimiento y sigue hasta nuestros días, operándose un cambio
de paradigma que no pudo ser asimilado por la vieja cristiandad,
constituyéndose en una de las principales fuentes del ateísmo. En síntesis, es
un proceso que ya lleva siglos operando, con el concurso de la ciencia, la
tecnología y los modernos descubrimientos, alejando a las personas de la
religión y llevándolas al ateísmo, dice Torres Queiruga.
Por otra parte puede
también afirmarse que la religión no se encuentra en crisis, y que a pesar de
la enorme sacudida que ha significado ese cambio de paradigma que señala Torres
Queiruga, se constata que una amplia parte de la población no ha abandonado las
filas de la religión y sigue siendo creyente. Ante el asombro de pensadores
como Fernando Savater, que en su libro “La vida eterna”, confiesa
que le parece un tanto inaudito que en pleno siglo XXI tantos hombres continúen
creyendo “en lo imposibe e improbable”, sin embargo así es y el atractivo que
representa la religión para numerosas personas, no ha decaído y continúa.
Reconocemos que la
religión contiene preguntas esenciales de la vida, mismas que la filosofía ha
retomado, como dice Savater (“La vida eterna”), al afirmar, junto con el
filósofo Luc Ferry, que “A la pregunta ritual qué es la filosofía, desearía
resumir que es un intento de plantear y asumir las cuestiones religiosas
de un modo no religioso o incluso antirreligioso”. Desde luego que toda persona
con un mínimo de inquietud ante la vida se ha preguntado y cuestionado
seriamente sobre la existencia o no de Dios, su relación con el Universo, etc.
Todas las personas independientemente de si son creyentes o no mantienen un
cierto nivel de espiritualidad debido a que estas preguntas se las lleva cada
quien en su reflexión de por vida. Debido a lo anterior, podemos afirmar que la
religión, nos guste o no, es un tema de permanente actualidad y
que hay que resolver en forma personal y respetar a las conclusiones a que cada
persona llegue, ya que es la elección libre que cada persona toma ante
preguntas profundamente existenciales.
Efectivamente en el
centro de la vigencia de la religión se encuentran estas preguntas
existenciales que acertadamente Juan Alfaro (jesuita) señala en su libro “De
la cuestión del hombre a la de Dios”, y que son entre otras: de
dónde vengo?, a dónde voy? y cuál es el sentido de la vida? La
religión ofrece respuestas que calman y proporcionan la tranquilidad de tener
una trascendencia o permanencia después de la muerte, y dar un sentido a la
existencia.
En forma personal,
considero que entre los dos posibles respuestas de considerar a la religión en
crisis o no, me inclino por pensar en que sí se encuentra en crisis o al menos
en un gran cambio, ya que es evidente que la religiosidad de las personas, de
acuerdo a estándares, referidos para el cristianismo, hasta antes del siglo XIX
en Europa, se ha diluido y se discute libremente temas antes prohibidos, aunque
es verdad que para los fundamentalismos religiosos como el islam, eso todavía
desafortunadamente no sucede.
Para esto se necesita de
un ambiente de libertad, de abandono al viejo autoritarismo que imperó en el
campo de la religión. A pesar de lo anterior, y de toda la renovación que la
religión pueda admitir que ha traído la Ilustración (Torres
Queiruga), es necesario hacer notar que sigue conservándose a la Fe como
un elemento fundamental y necesario en el sistema de creencias que constituye
la religión. Para quienes defendemos la necesidad de no abdicar al uso de la
razón y pensamos, junto a Savater, que la Fe es un “suicidio
intelectual” queda claro que la llamada “Ilustración”, nos ha
dejado valiosas herramientas intelectuales que nos permiten alejarnos del campo
de la creencia y sin embargo estar dispuestos a abordar los mismos problemas
filosóficos centrales que toca la religión, pero sin la religión misma.
El debate entre religión
y ateísmo es uno singularmente desigual. La primera viene investida de
respetabilidad, pompa y circunstancia, y, al igual que Dios, suele ser escrita
con mayúscula y en tono reverencial. En cambio la palabra ateo o ateísmo, según
una encuesta citada en el documental “The Unbelievers”, es
considerada por la mayor parte de la población, tan oprobiosa o más que
pedófilo o violador. Desde luego para muchos políticos, declararse “ateo” sería
el fin de su carrera y haría que la gente desconfiara profundamente de él. Sin
embargo, afirma el documental, en realidad muchas personas en la actualidad en
sus actitudes cotidianas, distan mucho de lo que se consideraba un devoto
creyente anteriormente, aunque sigan considerándose dentro de las filas de la
religión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario