A César Antonio López
Madera y trazos tan nuevos como sempiternos.
Madera errante,
ahíta de siglos;
tan dura como elástico
es el tiempo:
inexorable.
Te desbordas más allá del mar
y luego te constriñes
en un día.
Tu continente te da
forma de un segundo:
rígido y flexible:
cambiante.
Una línea se descubre
en tu rostro,
te recorre la cintura
hasta tus faldas:
te devela:
eres toda líneas,
toda curvas,
toda llena
de fracciones todas:
un segundo, y por tal,
natural segundo
naturalmente cambiante.
En pocas horas te
transformas en
un día, semanas, meses;
y al cabo del fluir
ya tienes un siglo
más de líneas.
Más que líneas,
venas con fluir eterno
de la vida,
flujo entreverado
de madejas enredadas:
plexo constante,
constancia efímera:
suspiro de un segundo
que recorre vuelto flecha
los nudos y las curvas
de tu rostro, Madera vieja:
Madera errante de mundos
y de fondos:
sapiencia...
...en tus trazos
ahítos de siglos...
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