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lunes, 30 de enero de 2012

DE poemas Para Mandar a la Guerra

SERGIO VICARIO

De vez en vez aparece un asesino


Lo sabemos, de vez en vez aparece un asesino,

uno en particular.

Cuyo nombre es el recuerdo lamentable de lo que llamamos vida



A la vuelta de los años, con paso firme,

manos endurecidas y gesto ambigüo se presenta.

El más alejado de los hombres, a los cuales,

sin embargo, seduce con palabras afiladas de venganza;

es al fin, la voz de un deseo oculto en la contienda.

El silencio abismal está hecho a la medida de sus ojos,

y de su boca, el aliento que corrompe la sustancia misma

de los sentidos.

No hay palabra suya que no se compare al gusto por el exterminio,

y su razón no es sino la mueca del desprecio y el olvido,

lo sabemos y presentimos que se mueve sin que nadie lo vea,

lo detenga.

Porque el miedo alienta la invisibilidad de su oscura fuerza,

que si bien sonríe, también corta con un gesto las miradas.

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