Las teorías de Darwin, lejos de haber sido totalmente
asimiladas, están sobre politizadas. Frases como “la jungla de asfalto”
“sálvese el que pueda” etc, etc, etc. Son ejemplos burdos de cómo: “Sólo el más
fuerte sobrevive”. Éstas ideas tienen su origen en Darwin, que sirve
perfectamente de ejemplo de cómo las teorías se impregnan en las masas. Y las
masas tienden a creer que las teorías intelectuales solo son extrapolaciones de
lo que ya nos imaginábamos. Niezstche es otro caso, pero como quienes se
creyeron la simplificación de Zaratustra fueron los nazis, está mal visto que
por el mundo anden vagando los superhombres… ¡Y políticamente a los
superhombres se los lleva la chingada! Todo esto no son más que las formas en
las que envejecen las teorías grandes: se vuelven lugares comunes de la cultura
cotidiana, es triste aceptarlo, pero funciona así la mayoría de las veces. La
masa de iletrados de todo el mundo nunca debieron escuchar frases como: “sólo
el más fuerte sobrevive”. Además, ultimadamente Aristóteles ya había hablado de
evolución en sus textos. Y los responsables del conocimiento darwiniano en la
actualidad tienen que salir a defenderlo para que se entienda que todavía sigue
siendo objeto de estudio y que el darwinismo político es sólo una mala
interpretación de una teoría más grande. Carajo, ni que fuéramos tan brutos
como los organismos unicelulares: tenemos teléfonos celulares, pero eso es otra
cosa.
Digámoslo así: el ser humano es un milagro en la
evolución de las especies, pero ningún vecino de ningún lugar del mundo va y le
dice al otro vecino: “¡Buenos días, milagro de la creación!”
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