© ®

Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



viernes, 20 de noviembre de 2015

OJALÁ AL LADO DE MI FÉRETRO!!!... POR MARCOS GARCÍA CABALLERO




La noche, cual paloma de azúcar
surca con sus alas otro espacio tras mi espalda,
dejándome anonadado, a solas con mi nada.
Negro cancerbero que babea en la oscuridad,
como profecía mal ocultada,
se me rebela en forma de poema:
espuela que me golpea y no me arredro:
voluntariamente acepto que mi soledad es poética
porque mi paciencia se va tornando en bocanada,
en viento que no sólo acepta al tiempo
como mudo testigo sino al destino
que pausadamente entre el oleaje
me trajo un día una botella
que contenía el pergamino de mi memoria.
Flama al rojo vivo, la memoria: medicamento e
intensidad a salvo del eructo y claxonazo de las urbes.
Siempre estás ahí y mis pensamientos te acarician,
te deforman, te vuelven lo que eres: palabra, futuro y más futuros,
sombra amorosa que arremete
contra los tentáculos de la peor de mis suertes,
la muerte, aquella que descreo y a través de la cual seré juzgado, ojalá al lado de mi féretro resuene de un mendigo con voz ronca y deliciosa: “él era dolor color de olvido, un amor siempre en blanco o en negro,
un heredero bastardo de Ezra Pound y otros iguales,
un guerrero exagerado que sabía reír y sudaba ideas, un astillero para huir siempre del silencio.”
Y si no lo dice, ¡ay! ¡pobre de él, que lo estaré esperando allá abajo y lo joderé para que se lo regrese el Caronte de nuevo a chupar al pavimento!



No hay comentarios: