Efrén Huerta Romo
Cecilia
Kühne
30 de mayo
de 2021
Economista
Le decían el Cocodrilo, pero su nombre
completo y verdadero fue Efrén Huerta Romo. ( lo de “Efraín” fue un cambio de
nombre sugerido por sus amigos poetas, “por ser más armónico y más digno de un
escritor”). Nacido en Silao, Guanajuato, el 18 de junio pero de 1914; murió en
la Ciudad de México en 1982.
Es por ello, lector querido, que si de
elegir se trata, nada como celebrar por anticipado a uno de nuestros más
queridos poetas de junio.
Le decían el Cocodrilo, pero su nombre
completo y verdadero fue Efrén Huerta Romo. (Lo de “Efraín” fue un cambio de
nombre sugerido por sus amigos poetas, “por ser más armónico y más digno de un
escritor”). Nacido en Silao, Guanajuato,
el 18 de junio pero de 1914; murió en la Ciudad de México en 1982. Su
lista de premios, datos, publicaciones y textos, es larga e impresionante pero
dice poco de su obra y no nos comparte que leer a Efraín Huerta es develar una
página gloriosa e inaudita la poesía mexicana, ni que fue un poeta de colores e
imágenes indescriptibles. “Creo que cada poema es un mundo”, escribió alguna
vez. “Un mundo y aparte. Un territorio cercado, al que no deben penetrar los totalmente
indocumentados, los huecos, los desapasionados, los líricamente desmadrados”.
Poeta imprescindible
De Efraín Huerta se cuenta que luego
de trajinar, entre Silao, Irapuato, León
y Querétaro llegó a los 16 años a la
capital mexicana y se estableció en una casa se encontraba en el número 39 de
la calle Paraguay. Primero quiso estudiar dibujo en San Carlos pero hubo de
cursar el primer año del bachillerato en Filosofía y Letras, en la famosa
“Perrera” de San Pedro y San Pablo, para después irse a estudiar a San Ildefonso. Allí su
destino se torcería para después enderezarse. Se puso a escribir y conoció a
personajes como Octavio Paz, Enrique Ramírez y Ramírez y Rafael López. Este
último, en un texto titulado “Sí,
Efraín, me acuerdo...” aparecido en La
Cultura en México en 1974, contó la siguiente historia sobre el poeta:
“Efraín, Enrique y yo fuimos a pie desde la
calle de San Ildefonso hasta el departamento donde vivía el primero con su
familia. En un pequeño cuarto con vista a los árboles, tenía Huerta sus libros
y una mesa con papeles escritos con esa esbelta letra suya. Allí estaba,
inédito, “Absoluto amor”, poemas de los veinte años, pero de expresión segura y
relámpagos originales, a veces oscuros, a veces amarillos. Enrique y yo los leímos,
cada uno en silencio; Efraín fumaba interrogante. Ramírez y yo nos vimos a los
ojos y, casi al mismo tiempo, dijimos uno y otro: debes publicar este libro
inmediatamente. Efraín sonrió entre dudoso y entusiasta. Insistimos. A poco, el
libro salía de la imprenta y el nombre de Efraín Huerta empezó a ser conocido”.
Calificado como un poeta suave, vehemente,
colérico y surrealista, pero también como un creador inmerso en una
"estética de la impureza" , contrapuesta a su "poesía
pura", Efraín Huerta demostró, en libros como Absoluto amor, Línea del
alba, La rosa primitiva, Los hombres del alba y Estampida de poemínimos, que su
obra es imprescindible para el espíritu de cualquier lector .No obstante, si de
elegir se trata - y para cerrar hoy- comparto su poemínimo titulado “Salvajez”:
“Todos
Los Lunes
Descubro Que
Llegué
Muy Tarde
A mi
Fin de Semana”
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