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jueves, 20 de marzo de 2008

Extrañamiento que no acaba**.

«...llorando, / llorando la hermosa vida.»
J. SABINES

Tiemblan mi sangre y mis piernas
de tu espíritu la ausencia,
pues no me basta más ciencia
que la tuya me concierna.
La distancia se acrecenta
en mi pecho detenido
que por más que haya venido
de tu ausencia se lamenta.
No te veo, A*..., ¿qué haces
que a mis brazos no retornas,
que a mi vida no la adornas?
Para, hermosa, ya no pases:
mi corazón a habitar
quédate con alegría,
que sin ti me pasaría
llorando la eternidad.


30/jul/2007



*(?)
**Algo que no sé que sea, lo único seguro es que lo rescaté del olvido.
Quizá sea un divertimento que me alivió en el momento, o quizá sea
algo que se me ha negado ver por ahora. Juzguen ustedes y sean
brutales.

2 comentarios:

Marcos García Caballero dijo...

Pinchi Pako, vamos a vernos ahora que ando en el defe. Tu poema me recordò uno mìo: "De filosofar con ganas y la prosa consolidar/ al viejo Kant sus agallas/ no fueron nunca sus fallas, las que la historia entrega, al que en afàn se entrega/ para el vicioso cuya lectura recrea/ etc, y sigue, y sigue... o sea: domingueròn.

Francisco Puente dijo...

jejeje, creo que sí, dominguerón es la palabra.
Un abrazo, carnal