Cuando partan
Cuando partan
pararé los relojes,
el del buró, el despertador,
los tres relojes que tenía ella:
el azul, el morado y el negro.
Me quedaré sentado
unas horas, quizá unos días.
Me pondré de pie
daré una última ronda a la casa:
lavaré los trastes,
vaciaré la tina,
haré las camas.
Un tiempo después de terminar
de oír sus pasos alejarse,
limpiaré el refri,
desconectaré todos los enseres:
la cafetera, la lavadora, el micro.
Limpiaré el comedor,
dejaré todo reluciente.
Borraré el mensaje del teléfono,
borraré el disco duro del ordenador.
Después de dejar todo listo
y reluciente,
después de hacer todas las llamadas:
saldré corriendo,
desquiciado,
llorando y lamentándome.
Saldré arrastrándome,
atenazadas las piernas de dolor,
con miles de nudos en la garganta.
Saldré corriendo,
con el miedo detrás mío.
Cuando partan,
saldré corriendo
detrás suyo.
Cuando partan,
saldré tras ellos.
Mis días vacíos, grises.
Cuando partan,
moriré con ellos.
Caminarás al horizonte
Me quedaré sentado,
tú, caminarás al horizonte,
alejándote.
No me fijaré en tus huellas,
no te seguiré,
ni buscaré tu rastro.
Dejaré que te pierdas
en la memoria,
en las rocas.
Viajarás muy lejos,
no volveré la vista
y me quedaré aquí
a heredar el viento.
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