«¡La poesía..., la poesía eres tú!»
Gustavo Adolfo Becquer
Soy nube y tú campo y cielo y el viento
que sube, pasea, viaja y estalla
rojizo
—sin tiempo—
en la hora que escapa
desnuda,
presa entre un par de montañas:
dos fauces terrestres e inexorables.
Tú eres el viento debajo del ala;
el dedo que apunta inmóvil al ave
fijada en el lienzo, ya vespertino,
de un pueblo lejano
y siempre culpable
de mi gentilicio, tu gentilicio:
la patria que es nuestra y huye en la noche
y hay que alcanzarla cubiertos de cielo.
¡De pronto despierto! Tú: omnipresente:
eres el halo que cubre la estrella,
la estrella y la mano que la sostiene.
Pero también yo soy yesca; tú chispa
y brasa y el viento
—constante viento—
que juega entre abrazos de nube y de humo.
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