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domingo, 10 de enero de 2010

Hoy en la Jornada Semanal- domingo 10 de enero 2010

Ser vendedores de cultura
Federico González Compeán-

En este intento por reflexionar entorno a la economía cultural, deseo partir de una sentencia aparentemente sencilla. Si no somos capaces de generar que la gente pueda vivir de lo que culturalmente produce, poco incentivo va a tener para seguir haciendo lo que hace. Y más aún si pensamos en los miles de jóvenes que, en pleno proceso formativo, requieren de encontrar sus nichos de trabajo.
En contrapartida, está el consumidor, el público. ¿Qué mexicanos están generando los grandes educadores del país: la Secretaría de Educación Pública y los medios masivos de comunicación? Percibo que no nos están entregando mejores mexicanos; diría que hay una pauperización de las conciencias, de la gente. Y ello influye de manera determinante en los consumos culturales y en la activación de los circuitos productivos que suponen. Lo que queda claro es que en la medida en que la educación mejore, tendremos una sociedad capaz de darle más impulso a la cultura a través de su creación, de su disfrute, de su consumo y, con ello, que brinde opciones de trabajo y de vida. Estoy convencido de que pese a las condiciones adversas que enfrentamos, tenemos mucho que hacer, hay mucho espacio, mucho donde crecer, donde hacer nuevas cosas.
Hay muchos países dentro de México. Existe un gran sector social que debe acceder a bienes y servicios subsidiados, y otro que puede pagar, que puede destinar un presupuesto para comprar un boleto de U2, un libro, una película. Pero deberíamos ser más vendedores, lo digo en el mejor sentido de la palabra. Necesitamos de más difusión para alentar los consumos, sean productos o bienes generados por instituciones públicas o empresas. La postura, al final de cuentas, es hacer sustentable un quehacer de enormes potencialidades para el desarrollo de México. Las expresiones culturales, desde donde sean generadas, son manifestaciones culturales del país. Mucho se dice que nuestra diversidad es parte de la grandeza de la nación.
En el escenario que vivimos es claro que el Estado tiene poca capacidad de respuesta y siempre se ve rebasado por las demandas, y por ello no estamos haciendo cosas nuevas en el campo cultural. Tardamos tanto tiempo en tomar decisiones, que la realidad nos rebasa. Por eso debe haber intervención de numerosos agentes en la economía cultural. Pugnar por un sector diversificado. De ahí la importancia de alentar a las empresas y a los emprendedores culturales.
Celebro esta oportunidad de reflexionar y a la vez polemizar sobre un asunto nodal para el futuro de la nación.

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