La Décima
De
filosofar con ganas
y la prosa consolidar
en el suyo peregrinar
al viejo Kant sus agallas
no fueron nunca sus fallas
las que la historia lega
cuando a sus libros se entrega
el que en fugaz vicioso
encuentra algo de
reposo
para suavizar la brega.
El Caló
Pinche
güey mano, no mames, el otro día que venía hastal pito de chelas, oí en el metro que un güey, que se llamaba Kant
(qué nombre tan cagado) y que era dizque
que un pensador y su puta madre, y que si tú lo lees, que dizque se puede tirar
la güeva bien chido, cómo la beisbol?
La prosa elegante
El
ilustre filósofo nacido en Köninsberg, sostiene en todos sus libros una tenaz
brega para encontrar el meollo de la razón; su imperativo categórico,
fundamental para entender a la traza de todos los pensadores neokantianos como
su ilustre prosecutor Max Scheler.
Abril 2003
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