© ®

Todos los textos son propiedad de sus autores, quienes tienen todos los derechos sobre ellos (¿o será al revés?) y han decidido libremente publicarlos aquí para la difusión pública sin fines de lucro. *Este proyecto está basado, en sus orígenes, en la idea de Dulce Chiang y Alicia Quiñones



sábado, 23 de julio de 2022

“Una Historia no se acaba hasta que ha tomado su peor camino”: Friedrich Dürrenmatt. Por Marcos García Caballero

 

Una luz cenital ilumina el Proscenio y este hombre nacido en Zuiza en 1921 cerca de Berna, con cara de incredulidad, divaga sobre el destino del hombre en la Tierra en la Europa de la posguerra:



“Suiza tiene algo grotesco en su carácter -declaró alguna vez-; sus intentos de constante neutralidad se parecen a los de una virgen ganándose la vida en un burdel que pretende, además, permanecer casta.”

            Friedrich Dürrenmatt, antes de cualquier decisión, fue un todólogo: hizo estudios sobre filosofía, fue dramaturgo tremendamente notable, escritor de novelas policíacas principalmente y artista plástico. Dentro de sus piezas dramáticas cabe destacar: Los físicos (1962) obra que presenta a un científico genial que se oculta, fingiéndose loco, en un manicomio a fin de proteger al mundo de las consecuencias de sus descubrimientos. Otros dos físicos, agentes de sistemas políticos opuestos que debían secuestrarlo, deciden renunciar fingiéndose locos, a las consecuencias de la investigación. Pero la directora del manicomio se ha apropiado de los resultados de las investigaciones y los ha vendido al mejor postor.

Dentro de sus novelas, destaca la comedia en prosa Griego busca griega, escrita en 1955. En Griego busca griega se cuenta la historia que sucede cuando el protagonista Arnolph Arquíloco —un tipo gris, santurrón, que ni fuma ni bebe, vegetariano, que no tiene relaciones sexuales ni las ha tenido a sus 45 años y pertenece a la secta de los Neo presbiterianos primitivos de los últimos cristianos— decide buscar pareja. Arnolph Arquíloco es un sub contable insignificante en medio de miles como él dentro de la Compañía Petit Päyssan de cañones atómicos.  Ha elaborado su propia ordenación moral del mundo en la cual el primero es el Presidente del gobierno, luego el obispo, luego Petit Päyssan… el octavo es su hermano Bibi que siempre le pide dinero y se burla de él con su esposa. El pobre de Arquíloco es una completa desgracia. Para colmo vive en una buhardilla donde están colgados los retratos de los primeros en su ordenación moral del mundo y las letrinas son cada vez más pestilentes. La filosofía de Arquíloco es un estoicismo que aguanta todo sin saber bien a bien por qué. Pero a madame Bieler (la dueña del local donde desayuna leche y agua mineral), la ha persuadido de que cuelgue los retratos de los ocho integrantes en su ordenación moral del mundo y es ella misma la que a su vez lo persuade de que se busque una esposa con un anuncio en periódico. Chloé es la chica sensual que responde al parco anuncio “griego busca griega” y para su sorpresa, resulta ser tremendamente encantadora, un ser “puro de gracia y de belleza”. En el momento del encuentro, Arquíloco se siente a merced de la belleza de Chloé y, a partir de ese momento, su vida dará un giro radical: repentinamente es ascendido directamente por Petit Päyssan a director de la sección cañones atómicos, es nombrado consejero eclesiástico mundial, recibe por regalo de bodas con Chloé una magnífica mansión y, poco a poco, sin darse cuenta, se convertirá él mismo en un pilar ejemplar de la sociedad suiza…

 

 

No hay comentarios: